La Taquería

Lo mínimo

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En mis recorridos constantes por las colonias de Nuevo León, especialmente por aquellas que han sido históricamente marginadas, he escuchado una preocupación recurrente: la pésima calidad de los servicios públicos básicos.

Las y los ciudadanos de nuestro estado, que todos los días se levantan a trabajar, a estudiar, a buscar una vida mejor, merecen vivir con dignidad.

Eso no puede ocurrir si lo mínimo no está cubierto: calles limpias y bien iluminadas; parques seguros y en buen estado; acceso a agua potable; recolección oportuna de basura; y un sistema de drenaje que no exponga a nadie a enfermedades ni a vivir entre aguas negras.

El artículo 115 constitucional establece que una de las funciones primordiales de los gobiernos municipales es la prestación de servicios públicos.

No es un favor, sino un mandato constitucional.

Sin embargo, pareciera que para muchos alcaldes esta responsabilidad es secundaria frente a la lógica del espectáculo, la propaganda y las aspiraciones personales. Se olvidan de que la verdadera política se hace en la calle, no desde un escritorio ni en las redes sociales. Se hace caminando, escuchando y resolviendo.

De entre todos los problemas que tienen las colonias, uno de los problemas que he constatado es el deterioro del sistema de drenaje. He caminado por calles en las que el agua estancada huele a putrefacción, donde las familias viven literalmente, entre aguas negras.

Es una realidad inaceptable en un Estado que presume ser el ejemplo modernidad y progreso del país. No puede haber transformación si hay miles de familias que viven literalmente entre aguas negras, expuestas al dengue, al cólera. Eso, sin duda, es indiferencia institucional.

En mis recorridos, la ciudadanía no pide nada extraordinario, pide lo mínimo: que sus impuestos se traduzcan en bienestar, que los gobiernos municipales prioricen el mantenimiento y la expansión de la infraestructura urbana, que dejen de construir obras faraónicas como puentes o desniveles, mientras hay barrios enteros sin una sola luminaria funcional o sin acceso constante al agua potable.

Nuevo León necesita  entornos dignos, seguros, humanos.

Calles bien pavimentadas, con banquetas accesibles; luminarias que ahuyenten el crimen y den tranquilidad a las mujeres que vuelven tarde de trabajar; parques y centros comunitarios que fomenten el deporte, el arte, la convivencia.

Son pequeños detalles, las bases, en la que se construye comunidad. Eso es lo que transforma una colonia en un verdadero hogar.

Como Senador, pero también como nuevoleonés, creo que es necesario repensar las prioridades del gasto municipal. No podemos seguir tolerando que los recursos públicos se malgasten o se utilicen con fines electoreros mientras las necesidades más básicas siguen sin atenderse.

Urge asegurarnos de que los municipios se enfoquen en sus capacidades técnicas y administrativas, no para inventarse secretarías sobre temas que nada tienen que ver con su mandato constitucional, sino que les permitan planear y ejecutar. No es posible que sigan postergando soluciones bajo el pretexto de que no tienen recursos o tienen otras prioridades.

¿Qué puede ser más importante que la vida digna de sus ciudadanos?

Hay que decirlo con todas sus letras: los servicios públicos son el rostro más visible del gobierno ante la ciudadanía. Si ese rostro es sucio, ineficiente y ausente, la gente perderá la fe en las instituciones. Y cuando eso ocurre, la democracia se debilita. Por eso insistio en que los gobiernos locales deben dejar de lado la frivolidad y asumir con seriedad su deber más básico.

Desde Morena creemos en un Estado que esté al servicio del pueblo. Por eso seguiré caminando por las colonias, escuchando y acompañando a los ciudadanos en sus demandas.

La Cuarta Transformación sabe que la buena política se construye desde lo local. Es ahí donde podemos encontrar la realidad que vive la gran mayoría de las personas. Eso no puede hacerse o saberse desde una oficina.

Igual que nosotros, invito a todos los alcaldes a que se levanten de sus escritorios y salgan a recorrer los territorios que gobiernan. Ahí se darán cuenta de lo urgente que es garantizar lo mínimo, que para las familias lo es todo.