Triste que vivamos en un país donde se tenga que reglamentar que ningún acosador sexual, agresor de mujeres o deudor de pensión alimenticia sea postulado a una candidatura para ocupar un cargo público. Algo que debería ser lógico, de darse por sentado, necesita estar plasmado en papel para garantizar que se deje de “premiar” a quienes ejercen violencia de género, o bien, se deje de pensar que, para un puesto político, valen más otros aspectos del perfil del candidato que su pasado violentador de mujeres.
El día de ayer, el Instituto Nacional Electoral aprobó sus “Lineamientos para que los Partidos Políticos Nacionales prevengan, atiendan, sancionen, reparen y erradiquen la violencia política contra las mujeres en razón de género”, que, precisamente, incluyeron el “3 de 3” para buscar que ninguna candidatura sea asignada a quienes han sido condenados o sancionados por violencia familiar y/o doméstica, delitos sexuales, o bien, sean deudores alimentarios.
Su aprobación supone pasar del discurso a la acción congruente para evitar perpetuar el machismo en las instituciones de nuestro país, obstaculizando la llegada de más acosadores y violentadores a puestos de poder, en donde abusen de más víctimas o desde donde tomen decisiones en detrimento de las mujeres y sin perspectiva de género.
Esta aprobación, sin duda, representa un gran logro para las mujeres que desde sus distintas trincheras se unieron para impulsar la iniciativa. Es un primer paso y uno muy necesario. Cabe destacar, sin embargo, que esto no implicará la garantía de que quienes acosan y violenten no lleguen al poder, pues recordemos que vivimos en un país en donde la impunidad reina, en donde las mujeres que se atreven a alzar la voz son revictimizadas por la sociedad, por los medios y por el mismo funcionariado público que carece de una atención con perspectiva de género, y donde muchas otras deciden mejor no acudir a denunciar.
Al menos, quienes han sido sancionados o cuentan con alguna condena al respecto, no podrán insertarse más en las estructuras de poder y en los puestos de toma de decisiones. Toca seguir construyendo sobre ello y celebrar este pequeño pero importante paso para acercarnos a alcanzar una vida libre de violencia de género en todos los ámbitos.