Afirmar que el problema del Covid-19 está dominado es una mentira peligrosa, ya que las de por si, muy flojas recomendaciones de distanciamiento social, se respetan cada día menos. La actitud del presidente y de su gobierno es responsable de miles de muertos y de decenas de miles de contagios que podrían fácilmente evitarse.
Quien siembra descuido cosecha muerte. ¿Será esto el bienestar prometido por el nuevo régimen? ¿La irresponsabilidad social no debería ser enfrentada con medidas más severas de contención? El presidente, padre del pueblo bueno, ¿tendrá miedo de generar reacciones adversas en sus electores potenciales? Prefiere claramente los miles de muertos que se acumulan a diario a molestar a su pueblo bueno y sabio. No debería olvidar que cada muerto evitable genera decenas de dolientes resentidos.
Afirmar que el problema de la Seguridad Nacional está superado y que la Guardia Nacional y el Ejercito dominan la situación, es una mentira absurda, cuando a diario aparece más evidente el dominio territorial que ejerce el crimen organizado, el cual se da el lujo adicional de amenazar a estados enteros.
¿Habrá realmente una estrategia de Seguridad o la ineptitud y los convenios pre establecidos con el propio crimen organizado impiden a las fuerzas policiacas y militares de intervenir?
Afirmar que vamos requeté bien en términos económicos es una mentira imbécil cuando todos los organismos internacionales pronostican una caída de más de 10% del PIB. Ignorar el PIB no es ninguna solución, ni siquiera ha salido la propuesta, sin fundamento, de presentar una medición más eficiente que el PIB para medir el estado de bienestar del país. Solamente ha surgido la propuesta de limitar la propiedad a un par de zapatos y de comer maíz y tortillas. ¿Será que la desnutrición del pueblo bueno y sabio es una condición de bienestar del nuevo paraíso que nos quieren proponer?
Sostener mentiras es una manera de evitar resolver los problemas vitales del país. Evidentemente, no existe ninguna voluntad de resolverlos. La curva plana seguirá vertical, el narco seguirá imponiendo su fuerza al orden público y la miseria general será la nueva medida de la economía del país. A menos que los hombres de buena voluntad y de gran capacidad se unen para enderezar este barco que se hunde bastante más rápido que anunciado.