Como era ya de esperarse, el día de ayer el presidente de todos, Enrique “Henry Monster” Peña Nieto, salió a presumir la detención de Tomás Yarrington y especialmente la de Javier “Ñoño” Duarte.
En su discurso, Peña Nieto, dijo que las detenciones de los dos ex gobernadores, eran un claro mensaje en contra de la impunidad en nuestro país. El tema aquí es que en realidad no es un logro para el gobierno mexicano, sino algo que les debería de apenar.
Sí, correcto, el gobierno mexicano actuó, en contra de uno de los políticos más corruptos y odiados en la historia del país, pero lo hizo tarde, algo que ha levantado una serie de sospechas.
En primera instancia, nunca se les debió de haber pelado Javidu, mismo que se fugó con ayuda de Flavino Ríos y quien sabe cuántos más funcionarios del gobierno de Veracruz y por qué no del gobierno federal. Celebrar la detención de Duarte es como celebrar cuando Joaquín “el Chapo” Guzmán fue reaprendido tras escapar de la prisión en el 2015.
Por otro lado, también empiezan los cuestionamientos sobre la reacción tardía de la PGR. Ayer la Fiscal General de Guatemala, dio a conocer que a pesar de que ellos ya tenían ubicados a “Ñoño”, las autoridades mexicanas le enviaron la solicitud de arresto hasta el 15 de abril, es decir el día que Javidu fue detenido.
Es vergonzoso que México, sea en las últimas dos semanas, titular en varios diarios internacionales por el arresto de ex mandatarios, dejen ustedes que fueran narcotraficantes o criminales. Al contrario, políticos, autoridades, que están envueltas en negocios ilícitos o son acusados de corrupción. Es por esto que digo, que no es un logro para nadie, será logro, pero para el pueblo mexicano, cuando Duarte este formalmente tras las rejas y con una sentencia de años en la cárcel.
¡Ahí Se Leen!
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