La Taquería

CONSULTA PRESENCIAL

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Durante mi tiempo como maestro en la escuela de Medicina de la Universidad de Monterrey, en cada uno de los cursos que impartí, les recomendaba a mis alumnos que nunca emitieran un diagnóstico sin antes haber revisado a su paciente. Esta recomendación la he hecho a muchas generaciones de estudiantes y procuro ser muy enfático cuando expongo mis argumentos, a lo largo de mi tiempo como médico he aprendido que no podemos menospreciar la exploración física de nuestros pacientes.

Tengo muchos ejemplos de diagnósticos mal realizados por no realizar una adecuada exploración de un paciente, mías y de otros colegas médicos.

Tengo muchos ejemplos de diagnósticos mal realizados por no realizar una adecuada exploración de un paciente, mías y de otros colegas médicos. En cada uno de estos cursos les compartía una experiencia personal mía, de cuando era yo estudiante del tercer año de la carrera. Cuando uno se decide a estudiar la carrera de médico, las personas que nos rodean se acercan a nosotros para realizarnos consultas médicas, para que les tomemos los signos vitales (en especial la tensión arterial) y/o para que les apliquemos inyecciones prescritas por otros médicos.

Las primeras consultas de un joven estudiante de medicina suelen ser acerca de métodos de planificación familiar y/o probables embarazos, así como de medicamentos que puedan ser equivalentes a los que les prescribió algún otro médico.

Cuando yo cursaba mi tercer año de la carrera un día recibí una llamada de una conocida de la familia, me llamó para comentarme que su hija de 17 años tenía un malestar “estomacal”. Me comentó que el dolor era tipo ardoroso y se localizaba en la “boca del estómago”, que cedía al ingerir alimentos y que regresaba aproximadamente una media hora después de haber comido. Como la mayoría de los lectores podrán sospechar, los síntomas son sugestivos de una gastritis, y eso fue lo que yo sospeché. Después de oír esa explicación y de haber realizado algunas otras preguntas de rigor, le recomendé una dieta adecuada y un antiácido por unos días. Al cabo de unos días llamé a esta señora para preguntarle como seguía su hija y mi sorpresa fue mayúscula cuando la señora me dice que la muchacha estaba bien pero que como no mejoraba. La llevaron con otro médico y le había diagnosticado hepatitis. Me pidió disculpas porque se le había olvidado decirme que traía los ojos y la piel de color amarillento.

Esta experiencia me marcó como profesionista, nunca más volví a dar un diagnóstico sin ver directamente al paciente.

Esta experiencia me marcó como profesionista, nunca más volví a dar un diagnóstico sin ver directamente al paciente. Esta experiencia personal se la he trasmitido a todos mis estudiantes como un ejemplo de un diagnóstico que no se hizo correctamente por no haber revisado personalmente al paciente.

Hoy he recordado este tema debido a una situación que se está dando con mucha frecuencia en la práctica de la medicina, y es que con las nuevas tecnologías disponibles, aunado a la falta de tiempo que padecemos por causa del ritmo acelerado de vida y en muchos casos debido a que los pacientes buscan ahorrar el costo de una consulta médica, los pacientes solicitan consultas por vía telefónica o bien por mensajes de texto o Whatsapp.

La salud es un bien muy preciado, no podemos tomarlo a la ligera ni subestimar la importancia de una consulta presencial.

Es muy importante que el médico haga un examen completo del paciente antes de emitir una opinión o un diagnóstico, aún después de esto a veces se requieren exámenes de laboratorio o gabinete para confirmar las sospechas clínicas. Recordemos que también es responsabilidad del paciente facilitarle al médico los recursos y la información necesaria para establecer un diagnóstico y en caso de ser necesario un tratamiento. La salud es un bien muy preciado, no podemos tomarlo a la ligera ni subestimar la importancia de una consulta presencial.

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