La Taquería

En la política y en la cancha

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En los periódicos abundan las notas con referencias a la política y la economía. Abundan las notas sobre cómo el país (dependiendo el caso) se desploma y sobre cómo las problemáticas globales tienen relevancia en nuestro contexto actual. Sin embargo, y a pesar de que los principales actores en las noticias suelen ser políticos, secretarios, empresarios y activistas, hay otros actores que, aunque no los tomamos en cuenta con frecuencia, tienen una influencia mucho más trascendente en nuestras vidas: los deportistas.

Si nos ponemos a pensar, la vida de un deportista profesional realmente podría tener el mismo impacto en la vida de un individuo, que una decisión política. ¿Y por qué? Porque la industria del entretenimiento deportivo genera más expectativa en la vida de las personas que lo que la vida política de un país puede hacerlo. ¿Por qué? Porque los deportistas despiertan emociones en las personas que, con mucha seriedad puedo decir, el contexto político no puede hacer. Sin embargo, me parece que la combinación de ambas prácticas hace una estupenda combinación.

¿Cómo explicar que México fue el primer país a nivel mundial que albergó la Copa Mundial de la FIFA por dos ocasiones, pero nuestro combinado nacional jamás ha logrado trascender de manera importante en esta competición?

El documental Ilusión Nacional de Olallo Rubio hace este vínculo y presenta la historia de la Selección Mexicana de Fútbol desde su origen y pone en contraste cómo el fútbol ha sido una herramienta de uso político para lograr objetivos y para atraer (o alejar) a la población en torno a una situación de índole nacional. ¿Cómo explicar que México fue el primer país a nivel mundial que albergó la Copa Mundial de la FIFA por dos ocasiones, pero nuestro combinado nacional jamás ha logrado trascender de manera importante en esta competición? Espero que para este punto las preguntas comiencen a surgir en el pensamiento de muchos.

¿Por qué suspendemos nuestras actividades académicas y laborales cada que juega la Selección Mexicana en el mundial?

¿Por qué el Presidente de la República se despide de los jugadores de fútbol en una ceremonia protocolaria que se transmite en los noticieros más importantes del país cada vez que el equipo sale a disputar la justa mundialista? ¿Por qué el Presidente de la República se refiere a los jugadores de la misma manera que probablemente se podría referir a su ejército? ¿Por qué suspendemos nuestras actividades académicas y laborales cada que juega la Selección Mexicana en el mundial?

Seguramente esto sucede porque los federativos —y el gobierno— saben que este pueblo mexicano sigue teniendo la esperanza de trascender en la competición; o saben que los mexicanos queremos triunfar y sobreponernos ante toda situación, o que los mexicanos queremos sentirnos orgullosos de formar parte de una estadística positiva que no hable sobre lo corruptos que somos, lo poco transparente que es nuestro sistema de rendición de cuentas, o que nuevamente estamos en la parte baja de cualquier estadística de la OCDE.

Casos como el de Diego Maradona, Pelé, Zlatan Ibrahimović, Didier Drogba o Samuel Eto’o lo avalan. Sobre los hombros de estos hombres ha descansado, al menos en alguna situación de la historia, todo el peso y la imagen de un país.

¿Qué pasará por la cabeza de los futbolistas? ¿Estarán conscientes sobre todo el poder que tienen en sus botines? ¿Se darán cuenta de que la población entera los ve como héroes y líderes? Lo curioso —por darle algún adjetivo— es que el endiosamiento hacia ellos como figuras públicas se replica en todo el mundo. Casos como el de Diego Maradona, Pelé, Zlatan Ibrahimović, Didier Drogba o Samuel Eto’o lo avalan. Sobre los hombros de estos hombres ha descansado, al menos en alguna situación de la historia, todo el peso y la imagen de un país. Las voces de estos individuos mueven a la población de maneras en que muchos líderes políticos ya quisieran hacer. Sus hazañas deportivas se comparan con las hazañas de los revolucionarios más entrañables de sus países, ganándose toda la autoridad moral de un pueblo que simplemente ama el fútbol, ¿o es que acaso hemos olvidado que el Papa Francisco, en más de una ocasión, ha recibido como regalos las camisetas del uniforme de varios equipos del mundo?

La próxima vez que escuchemos a alguien decir que el fútbol es sólo un deporte, hagamos la corrección: el fútbol, además de ser el deporte más popular del mundo, es pasión, entrega, coraje, ilusión, y una herramienta de uso estratégico a la que los actores políticos de hoy recurren. Aprendamos a distinguir los usos que tiene el deporte en nuestro día a día y hagámonos conscientes de cómo nuestras administraciones buscan influir en nosotros a través de muchos canales. No nos debe de sorprender que esta actitud se haya materializado en la victoria de Cuauhtémoc Blanco como presidente municipal de Cuernavaca o que veamos a Paola Longoria y a Antonio de Valdés fomentando que nos vacunemos contra la influenza. Señoras y señores, como siempre acostumbro a decir, “en política no hay nada que no esté planeado”.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Acerca de Carlos Escamilla
Internacionalista regio con experiencia en docencia. Estudiante del Máster en Marketing Político y Comunicación Estratégica de la Universidad Autónoma de Barcelona.