Nuestra participación en donde merecemos estar

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Siempre he pensado que el dicho “hagan política, porque si no la hacen, alguien más la hará y probablemente en contra de ustedes” es algo que todas y todos debemos de llevar muy presente. Aunque ya he hablado de esto en anteriores ocasiones, me parece que la conversación sobre “hacer política” ha recuperado fuerzas por la cercanía del proceso electoral que se avecina.

Seré claro: ya es hora de las y los jóvenes. Y no, no es pelea generacional y no buscamos acaparar todos los reflectores para nosotros. Buscamos ser escuchados: tener los espacios que nos corresponden para tener voz y tener voto en las decisiones de la vida pública de nuestras ciudades y nuestros estados.

Y esto es porque la juventud trae agenda distinta a las viejas generaciones, misma que es fundamental para el progreso de México y para la preservación de nuestro medio ambiente. El debate entre ciudadanas y ciudadanos jóvenes sería sumamente enriquecedor para la sociedad, y de esos mismos debates estoy convencido que saldrían muchas respuestas para nuestros problemas. 

Una cuarta parte de la población de México es joven, pero nuestra representación en donde se toman las decisiones es mínima. Buscamos, en estados como Quintana Roo, que la juventud tenga al menos el 25% de los espacios en los cabildos, acercándose a la realidad en cuanto a la cantidad de población joven. Básicamente una representación justa.

A lo largo de este camino buscando que escuchen nuestras voces, me he encontrado con que algunos institutos políticos se niegan rotundamente a este tipo de propuestas. Es una lástima porque esto no es tema partidista ni de quién gana con la iniciativa. Se trata de hacer lo correcto y poder conformar mejores ayuntamientos y mejores legislaturas.

Estos mismos institutos políticos tienen incluso grandes organizaciones juveniles, mismas que son traicionadas por sus dirigencias. ¿De qué sirve que formes cuadros y les destines recursos si a la hora de darles voz, en lugar de eso les das la espalda?

Yo desde acá te pido que si me lees y militas o simpatizas con algún instituto político, te asegures de que van a darte la voz que mereces, y que no se escudarán en excusas viejas y desgastadas para mantener sus influencias con los mismos de siempre, dándole la espalda a nuestra generación.

Y si me lees y no militas o no sabes por dónde empezar a participar, mantén presente el entrarle a un lugar donde te den voz y no te usen de relleno o te inviten únicamente a repartir folletos y ondear banderas. Mereces, y merecemos, que nos den las herramientas para construir una mejor sociedad. Merecemos formar parte de la toma de decisiones y merecemos ser tomados en cuenta.

Recordemos que la política es la manera más efectiva de mejorar nuestras comunidades. Si bien la política se hace en el día a día y desde las calles, tenemos que participar y hacernos notar en los ayuntamientos y los congresos. Estoy convencido que la juventud puede ser esa chispa para una verdadera evolución en México.

#ContraPortada: “Los Nuevos Líderes en el Mundo: Jóvenes Menores de 40 Toman el Poder”

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Se está derrumbando el mito en el que los puestos de poder y la política solo se ocupan después de muchos años acumulados. La experiencia ya no solo es sinónimo de edad sino del atrevimiento de acumular caminos y hacerlo desde temprano.

Grandes jóvenes están ocupando los puestos en los que se toman decisiones por el mundo. Lo hacen de una manera fresca, dinámica y no tienen miedo de probar nuevos sistemas y procesos que permitan detonar el desarrollo que no han logrado anteriormente sus países.

El fenómeno aunque reciente, ha tomado una fuerza muy sólida. Desde nombramientos por designación hasta ganar elecciones bajo el respaldo de la mayoría de los votos de sus ciudadanos.

Los jóvenes vienen de una generación atrevida, que le ven solución a los problemas y que no tienen miedo de retar al status quo. Son los que creen que hay mejores formas de detonar la economía y que “lo que siempre se ha hecho” tiene grandes oportunidades de mejorar y evolucionar. Además, los jóvenes suelen ser más sencillos, cercanos y francos; no han pasado el proceso burocrático que te distancia, te sumerge y te asfixia en un ego que es difícil de dejar.

En Francia Emannuel Macron logró llegar al poder a los 39 años, con el respaldo decisivo de la mayoría y proveniente de un partido prácticamente nuevo. Los que lo conocen dicen que su mayor virtud es “saber escuchar y aprender”, se sabe poderoso pero entiende que el poder más que un derecho es una responsabilidad que exige constante preparación y un debate continuo de ideas.

En Irlanda llegó un nuevo Taoiseah (presidente) que a sus 38 años y habiéndose declarado gay abiertamente, ha logrado sacar a su país de la crisis económica y se ha encaminado a ser uno de los países con mayor crecimiento en Europa.

En Nueva Zelanda decidieron tener a una mujer comandando el gobierno, Jacinda Ardern de 37 años ha enfrentado la inmigración con convicción, uno de los problemas de mayor repercusión en su país.

Justin Trudeau es quizá la figura más fresca y seguida en la política internacional. Con una gestión amigable, justa y para muchos “encantadora” ha logrado robarse los reflectores como primer ministro, puesto que tomó a los 43 años.

Sin duda, la juventud en el mundo se ha encargado de tomar las riendas del desarrollo de sus naciones. No pidieron permiso porque sienten que les pertenece, se sienten y se saben capaces.

En América Latina esto no ha pasado, los jóvenes siguen siendo rezagados a puestos de menor responsabilidad. Entre las numerosas razones está el límite de edad que exigen los procesos electorales de nuestros países, el llamado “compadrazgo” que distribuye el poder en grupos pequeños con el control total de los partidos políticos y el desinterés que lo anterior ha causado en una juventud que no cree en la política y que no tiene el deseo de participar en ella.

En México los jóvenes representamos poco más del 25% de la población y no ocupamos ni el 10% de los cargos de mayor toma de decisión en el país.

Las tendencias mundiales siempre nos alcanzan, ¿cuándo nos alcanzará ésta? Mientras que nos llega, hay que dar pasos al frente. Hay que dignificar la política, acercarnos a ella y convencernos de que es el medio para lograr el futuro que nos imaginamos, ese mismo futuro que no creemos que los políticos de ahora puedan causar.

Los jóvenes mexicanos menores de 40 toman el poder, ya imagino éste titular en los próximos años, estamos trabajando para provocarlo.