Las elecciones en 2018 representan un parteaguas en la vida democrática de nuestro país, no solamente por los nuevos partidos políticos y los independientes sino por el papel que tomaremos los jóvenes en esta elección. Si consideramos a las personas en la lista nominal que tienen entre 18 y 35 años (la edad en que inicia o termina la juventud varía dependiendo de la institución) entonces tendríamos que, 39 millones de jóvenes representan 45% del total de 88.7 millones de votantes en esta elección, en 2012 para darnos una idea solo representábamos el 30%. De esos 39 millones de jóvenes el 36% (14 millones) votarán por primera vez.
Históricamente somos el sector poblacional que menos vota en porcentaje, pero las nuevas tecnologías y el descontento generalizado ha causado que nuestra generación muestre cada vez más un creciente interés en involucrarse en los temas públicos. También hay un cambio en las preferencias electorales de las nuevas generaciones, según un sondeo publicado por el INE el 48.2% de los jóvenes no tiene una preferencia para algún partido en especial, el 16.1% por Morena, el 13.1% por los independientes, PAN 11.6%, PRD 5.4%, PRI 4.1% y el resto de los partidos 1.7%. En 2012 los sectores poblacionales que más votaron fueron los de los que rondan la edad de los 40s y 50s, mientras que el gran abstencionismo se dio entre los que votaron por primera vez.
La participación de los jóvenes no se limita solo a las urnas, sino también a salir en las boletas en mayor medida debido a las cuotas y mayor inclusión que han dado varios partidos a nuestro sector poblacional. El reto es demostrar que se nos reconozca, no solamente por ser jóvenes sino por nuestra capacidad de hacer las cosas. Los partidos políticos deben buscar postular candidatos, no solo por su rentabilidad política que podría ser en parte su identificación con los jóvenes, sino por asegurar la gobernabilidad y el buen desempeño del funcionario o representante después de quedar electo. Si en unos años esos candidatos jóvenes de nuestra generación no dan los resultados esperados, entonces podría haber una decepción y generalización de incapacidad hacía los políticos jóvenes como ya ha ocurrido en varios estados.
Las condiciones de nuestra generación también son muy distintas, ya nos tocó vivir en la transición, algunos hasta nacimos en estados que ya no eran gobernados por el PRI, nuestra generación más que los partidos se fija en los perfiles y lo que representan, el candidato o partido que falle en entender esa realidad correrá el riesgo de ser una víctima más del enojo popular en especial de los jóvenes, que al igual que en su momento la generación de nuestros abuelos lo mostró, tenemos una tendencia de ir contra el establishment. José Francisco Ruiz Massieu llegó a decir que en política aquel que le apuesta a los jóvenes nunca se equivoca, pero yo soy un convencido que habría que preguntarnos ¿Cuáles jóvenes? Hay jóvenes con prácticas de adultos y adultos con espíritu de cambio y apertura para escuchar e incluir a los jóvenes.