El Sinsajo Nunca Fue Ficción

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La primera vez que leí una reseña del libro “Los Juegos del Hambre” de Suzanne Collins, recuerdo haber leído sobre cómo la autora se inspiró en crónicas de guerra para construir a sus jóvenes protagonistas. De la novela se decía que era algo cruda y que por su premura podía caer en el tipo de ‘libro de bolsillo’, mientras que de la autora se decía que sí logró retratar lo que la violencia y la incertidumbre son capaces de hacerle a las endebles mentes de los adolescentes al momento de alcanzar la mayoría de edad. Desde entonces me aventé los tres libros y ahora este fin de semana terminó las cuarta película. Y aunque se trata de un relato de ciencia ficción sobre un régimen totalitario en un lejano futuro, no pude evitar soltar las lágrimas por lo viva que está esta historia hoy en día para los involucrados.

De la autora se decía que sí logró retratar lo que la violencia y la incertidumbre son capaces de hacerle a las endebles mentes de los adolescentes al momento de alcanzar la mayoría de edad.

Los temas que toca la saga: el conflicto armado, las dictaduras, la opresión, la censura, el ataque y la tortura a los denunciantes, los sistemas totalitarios y la tecnología utilizada para lograrlo, los secretos de estado, el amor y el sacrificio en tiempos de guerra son el pan de cada día en ciertas regiones de la tierra e incluso aquí en México. Mientras es cierto que las guerras son cíclicas y por nuestra naturaleza violenta estamos destinados a sufrirlas una y otra vez hasta el fin de nuestra era; también hay quienes están dispuestos a sacrificar sus vidas por un bien mayor, pues la bondad humana prevalece en medio del caos y la esperanza, por más pequeña que sea, es difícil erradicar.

La ficción de los asesinatos de los disidentes del presidente Snow, ¿no es acaso la realidad de algunos disidentes del régimen de Bashar Al-Assad, asesinados por si quiera “bloggear” sobre las injusticias del sistema?

El personaje de Katniss Everdeen, el Sinsajo, es especial porque, aún con su antipatía y egoísmo, logra capturar corazones. Katniss es la hija del conflicto y la escasez, nacida y crecida en el cinturón de pobreza de la región más marginada de todo Panem, pierde a su padre quien a su vez trabajaba en condiciones deplorables, cuida y provee a su madre y a su hermana por años y disfruta sus ratos libres en paseos clandestinos en un rincón del bosque. Encima de todo esto, se convierte en el símbolo de la resistencia por un mero acto humano, el de querer sacrificarse en nombre de alguien amado. ¿No es ésta la situación de algún o alguna joven refugiada en algún campo de Turquía? Padre arrebatado, hermanos hambrientos, connacionales heridos, compañeros necesitados. Por otro lado, la ficción de los asesinatos de los disidentes del presidente Snow, ¿no es acaso la realidad de algunos disidentes del régimen de Bashar Al-Assad, asesinados por si quiera “bloggear” sobre las injusticias del sistema?

En las Relaciones Internacionales, el paradigma más extensamente usado para analizar los conflictos entre las naciones es llamado Realismo. Este dice que los países están en constante peligro de caer en guerra unos con otros, y que actúan en auténtica conveniencia para sobrevivir. Al Realismo lo contrarresta el Liberalismo, teoría que explica que los conflictos son difíciles de escalar por la interdependencia compleja que rige en el mundo globalizado de la actualidad. Ambas teorías son pertinentes y aplicables al caso de la guerra civil siria, que en realidad es más que una guerra civil contenida en un sólo país. El involucramiento de otros países y grupos religiosos en la forma de financiamiento militar u apoyo político, además de la novedad de la capacidad militar y la trasnacionalidad de los grupos terroristas actuales, categorizan al conflicto como una nueva modalidad de guerra mundial. Un tipo de conflicto que apenas estrenamos en la guerra fría, pero que ahora, con los avances en tecnología armamentista y de comunicaciones, tiene temibles oportunidades de convertirse en algo peor… me suena a la tecnología utilizada por el capitolio.

El Sinsajo nos demuestra que es dificilísimo romper con estos ciclos generacionales de violencia. ¿Quién sabe cuantos de los desplazados, refugiados, torturados y transgredidos tendrán la fortaleza de hacer la paz después del conflicto?

Lo más desalentador de todo esto es imaginar que, al igual que como sucedió con los líderes del distrito 13, en la realidad es posible que lo que esta generación sufra en términos de violencia y opresión sea una como una semilla, que pueda alimentarse y crecer inadvertidamente en las mentes de los afectados, hasta florecer en un hambre insaciable por represalia. El Sinsajo nos demuestra que es dificilísimo romper con estos ciclos generacionales de violencia. ¿Quién sabe cuantos de los desplazados, refugiados, torturados y transgredidos tendrán la fortaleza de hacer la paz después del conflicto, si es que este acaba? ¿Cuántas veces nos mostraron a los habitantes de los diferentes distritos volverse unos contra otros, a pesar de ser todos oprimidos por la misma figura política? ¿Cuántos individuos escapan este torbellino de agresiones que tergiversan las alianzas, confunden lo que es o era el motivo inicial del conflicto sin quedar trastocados, con hambre de venganza y sueños rotos?

Los libros hacen un especial énfasis en el tema de la cobertura sensacionalista de los medios en los conflictos bélicos en los espectáculos de violencia.

Otro de los mensajes más importantes dentro de la historia, que podemos rescatar para la realidad, es el que “los Juegos del Hambre no existirían si nadie se detuviera a verlos”. Los libros hacen un especial énfasis en el tema de la cobertura sensacionalista de los medios en los conflictos bélicos en los espectáculos de violencia. Si fuéramos capaces de desprendernos de las pantallas rojas, del “trending”, de dejar el morbo a un lado, estaríamos debilitando a la maquinaria que fortalece estas mismas guerras. Es nuestra obligación buscar la información sin banderas, la noticia independiente, el medio libre. Debemos de reconocer que como ciudadanos de la era de la información, tenemos más poder que nunca de diferir libremente y sin consecuencias de las decisiones que toman nuestros gobiernos.

En realidad nunca estamos exentos de ser “seleccionados” como tributos en una arena de violencia perpetuada por el estado, no nos salvamos de ser piezas de ajedrez de un gobierno insensible.

En realidad nunca estamos exentos de ser “seleccionados” como tributos en una arena de violencia perpetuada por el estado, no nos salvamos de ser piezas de ajedrez de un gobierno insensible. Pero vivimos en esta mágica época en la que se nos presenta la oportunidad de denunciar lo que antes no era tan fácil denunciar, de llegar a más ojos y oídos más rápido que nunca. Todos podemos ser observadores de la paz pero estamos aprendiendo con mucho dolor cómo responden los gobiernos ante los destapes públicos de sus atrocidades. Es por esto que la búsqueda y la protección de la verdad es crucial. Ojalá y seamos lo suficientemente sabios como para buscar esta verdad, compartirla, y defenderla sin necesidad de usar nuestras vidas para que esta nos sobrepase. Ojalá y no haya necesidad de reclutar y englosar Sinsajos para ganar a más simpatizantes de la verdad y la justicia.

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