Esta vez quiero platicarles sobre de los lácteos. Quiero ponerles en perspectiva diferentes puntos de vista de estudios realizados actualmente sobre este tema y vean como todos los temas relacionados con la salud o nutrición en general siempre tienen dos caras.
Algunos medios y organizaciones han anunciado recientemente que el consumo de lácteos incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como obesidad, diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, osteoporosis y cáncer. Esto también va de la mano con el incremento en consumo de bebidas de origen vegetal (soya, arroz, almendra, avena).
Según Thorning, T. K (2016), en su articulo “Milk and dairy products: good or bad for human health? An assessment of the totality of scientific evidence”, de la revista Food & Nutrition Research. Nos dice que aún no hay suficiente evidencia científica para hacer una conclusión absoluta sobre este tema. Según los resultados de estudios se ha evidenciado que el consumo de leche y productos lácteos nos ayudan a llegar a nuestros requerimientos nutricionales y puede que tendrán un efecto protector contra las enfermedades crónicas más prevalentes.
Existe evidencia que los productos lácteos fermentados (yogurt, jocoque, queso) están asociados la diminución en el desarrollo de diabetes tipo 2. En el caso de niños y adolescentes el consumo de leche y lácteos promueve la salud de los huesos, sin embrago no hay evidencia de esto en el consumo para los adultos.
Igual que en todos los estudios siempre puede haber conflicto de intereses, ya que en muchos de estos estudios no se habla sobre cómo se trata a los animales o a que sustancias, estrés o alimentación están expuestos. Todos estos factores contribuyen a la calidad del producto final que llega a nuestras mesas.
Se ha hablado especialmente sobre las hormonas que se encuentran en los productos lácteos, en relación a sus efectos en los animales y humanos. Estas hormonas varían de efectos en el crecimiento y sexuales a propiedades cancerígenas. Según estudios se ha demostrado que un EXCESO de consumo de leche se asocia con la incidencia de cáncer de próstata. Por otro lado, en otros estudios se ha demostrado que la ingesta en su consumo recomendado tiene un efecto protector en la incidencia de cáncer de mama, colorectal, entre otros.
La alta demanda de sustitutos de leche en origen vegetal ha ido incrementando. Estas dependen de la materia prima que utilizan (soya, almendra, arroz, avena) que usualmente las contienen en cantidades mínimas. El proceso que utilizan para la extracción, fortificación de vitaminas y minerales y aditivos de azúcar cambian todas las propiedades nutricionales de la materia prima en estos sustitutos. No aporta el contenido de proteína que aportan los lácteos, por lo que no se recomienda sustituiros en niños en desarrollo ni adolecentes. También se ha encontrado que aunque no contienen colesterol y son bajos en grasas saturadas, algunos de estos productos son altos en azúcar, comparándose en algunas ocasiones con refrescos o jugos altos en azucares, relacionados con obesidad y resistencia a la insulina.
Viendo esta información nos podemos dar cuenta que en realidad no hay una regla sobre el consumo ya que hay muchísimos factores que faltan de considerar. En mi opinión, yo optaría por elegir productos lácteos de calidad y consumirlos en sus porciones adecuadas, sin considerar intolerancias que por obvias razones no se recomienda consumirlos. Opta por consumir productos lácteos fermentados como el yogurt griego (natural) sin sabores, quesos maduros y frescos ya que cada vez hay más evidencia sobre su efecto positivo en la microbiota que está asociada con efectos positivos en la salud.
Recuerden que en la nutrición nunca hay que satanizar ni idolatrar alimentos ya que cada quien tiene necesidades específicas. Es por eso que la nutrición siempre tiene que ser personalizada y debes de confiar en personal de la salud que ha estudiado y se mantiene actualizado para tener mejores resultados.