Colosio: la creación de una mentira

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En este 23 de marzo pasado se cumplieron 22 años del asesinato del excandidato presidencial Luis Donaldo Colosio, una fecha fatídica de ese 1994 tan convulsionado para el país. Un evento que aunque hoy no sea tan relevante para algunos, fue un parteaguas que cambió la historia de México.

Este suceso tuvo un impacto muy negativo en la economía nacional, como antes mencioné, 1994 fue un año de muchas turbulencias financieras que afectaron a México, propiciadas en parte por el levantamiento del EZLN y el asesinato de Ruiz Massieu, presidente del PRI y cuñado del presidente Salinas. Todo esto terminó como supimos en una devaluación, el famoso “Error de diciembre”.

Un recinto poco custodiado, un lugar peligroso por su naturaleza, Lomas Taurinas, en Tijuana, fue el escenario para una tragedia y así ocurrió.

Sin embargo, hoy, en el 2016, ¿Quién es Colosio?. Luis Donaldo Colosio se ha vuelto una especie de mártir político creado y solidificado por el PRI, un político asesinado en el régimen más oscuro, quizás, del siglo XX. Ese héroe y leyenda que se nos ha vendido, ¿Realmente era un apóstol de la democracia o un mito creado por el salinismo?, ¿Es realmente un mártir o un asesinato más del régimen en turno?…

Los medios de comunicación tienen un gran peso en esta historia, sensacionalizan con su muerte y el misterio de los hechos; en pocas palabras, han institucionalizado una tragedia apelando a los sentimientos dejando fuera el raciocinio y el contexto del momento.

La historia nos dice que fue un político priista de la estructura, apegado al régimen, coordinador de campaña de la elección de Salinas, siempre fiel a los intereses de su partido, tanto así que fue partícipe del fraude electoral de 1988. Con todas sus letras, Luis Donaldo Colosio es un héroe de papel, un mito, un invento manufacturado por la clase política para ocultar la perversidad y la crisis del régimen en turno. Una mentira que se nos ha repetido una y otra vez hasta que la gente se la crea. Un disparo mortal convertido en un martirio injusto, una muerte innecesaria que pagó los platos rotos de un gobierno de dudosa legitimidad.

Políticos de todos los partidos han ayudado a la creación de este mito en un halo casi de santidad del sonorense, creando un personaje mesiánico, ese típico héroe del imaginario colectivo mexicano que muere en el intento de salvar a su pueblo.
Paradójicamente, el mayor aporte a la democratización dentro del PRI y hacia afuera que aportó el salinismo y/o Colosio como presidente del PRI fue su propia muerte…

Calles, colonias, escuelas, bulevares y monumentos harán a un hombre que injustamente murió pero que ha sido usado por el priismo como su “ídolo de barro” en tiempos de crisis. Un hombre que fue un político más de finales de los 80s, un hombre que tenía pie y medio en Los Pinos y lo bajaron a la mala.

Políticos de todos los partidos han ayudado a la creación de este mito en un halo casi de santidad del sonorense, creando un personaje mesiánico, ese típico héroe del imaginario colectivo mexicano que muere en el intento de salvar a su pueblo.

Tal como dice Luis García Abusaíd, “Un partido político que no posee ideología, fabrica mitos para mantener la unidad de sus militantes”.

Los medios de comunicación tienen un gran peso en esta historia, sensacionalizan con su muerte y el misterio de los hechos; en pocas palabras, han institucionalizado una tragedia apelando a los sentimientos dejando fuera el raciocinio y el contexto del momento.

Rumores, teorías, procuradores han pasado y pasarán y el tema nunca se habrá resuelto, sin embargo, más allá de que si Mario Aburto es el asesino real, la verdad de la historia seguirá en el aire, una verdad incómoda para difundir…

Lo dicho, dicho está.

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