¿Qué es el progresismo? ¿qué busca? Muy seguido, se muestra la batalla entre conservadores y progres en las redes sociales, donde se tiende a olvidar que el progresismo tiene como objetivo buscar el desarrollo social en todo los sentidos, y lo ha sabido hacer bien en América Latina. En la arena demográfica, la reducción de la tasa de fecundidad y el otorgamiento de las herramientas para la planificación familiar, han sido estrategias progresistas que a la larga buscan la economización de los recursos y una mejor calidad de vida para las familias en la región.
Las políticas progresistas han traído consigo una baja en la tasa de fecundidad en América Latina por medio de la popularización del uso de anticonceptivos. Entre 1950- 1955, se contemplaba un promedio de 5.8 hijos por mujer en la región, mientras que en el periodo de 2010- 2015, este número se redujo a 2.1 hijos. Este drástico cambio en el tamaño de la familia, se debe, entre otros factores, a la popularización de métodos de planificación familiar tras la habilitación de tres filtros. El primero, es su difusión y comercialización en farmacéuticas con el paso de los años. Segundo, la implementación de políticas públicas de salud que los vuelven de acceso gratuito para la población (el caso de países como Argentina, Brasil y México). Y tercero, como factor más importante y retador para la agenda actual; la aceptación cultural de los anticonceptivos como medio de planificación familiar entre las sociedades de América Latina. De esta manera, los esfuerzos de políticas progresistas han logrado su cometido con la constitución de familias más pequeñas que viven mejor. Y aunque la población tenga la última palabra al decidir usar anticonceptivos o no, sigue siendo de vital importancia que los métodos sean accesibles para ejercer una libertad sexual.
Habiendo dicho lo anterior, respecto a la baja en el número de hijos por mujer durante los últimos años, aún queda mucho por hacer para proteger a los grupos poblacionales más vulnerables; es decir, quienes tienen el menor acceso a la educación. En el año de 2010, solo 6% de las mujeres con más de 13 años de educación, eran madres antes de los 19 años, comparado con el 59% de las mujeres con entre 5 y 8 años de educación, que ya eran madres antes de la misma edad. Esto habla de la correlación entre la falta de acceso a la educación y la creación de madres adolescentes, que en muchos casos llevan a término embarazos no deseados. Además, América Latina tiene las más altas cifras en embarazos adolescentes, únicamente por debajo de África Subsahariana. Es triste y complicado, ver que aunque haya esfuerzo público en pro de la planificación desde el sector salud, estos no son suficientes para contener que las adolescentes latinoamericanas se vuelvan madres en un ambiente donde falta la inversión en la educación, un ambiente falto de información, que no imparte suficiente formación sexual.
Ahora, retomando la importante reducción en la tasa de fecundidad, es importante mencionar que estos cambios en la dinámica demográfica latina, han traído consigo una reducción en la proporción de niños y de adultos mayores, respecto a la de personas en edad adulta. A este fenómeno, se le conoce como el “bono demográfico” y se refiere a la época en que la fuerza laboral es tan grande, que si se aprovecha bien (proporcionándole suficientes oportunidades de trabajo), puede contribuir mucho al desarrollo económico de una nación. Este bono demográfico no habría sido posible de no haberse visto una reducción clara en el número de hijos por mujer, desde varios años atrás. De esta manera, una baja tasa de fecundidad, lleva a la posibilidad de consolidación de una fuerza laboral más grande en número, y a la reducción del volumen de la población infantil que representa un gasto gubernamental puesto que deben proporcionárseles oportunidades educativas.
Es así que, las políticas progresistas en el sector de salud que impactan directamente en la planificación familiar de América Latina, han llevado a la constitución de familias más pequeñas por medio de recursos como el suministro de anticonceptivos. Sin embargo, dichos programas no han logrado reducir el número de embarazos adolescentes de manera considerable, y es que esto se debe a la mencionada falta de educación sexual y a su permeabilidad en la cultura latinoamericana. En la actualidad, es importante reconocer que la región se encuentra en una época clave para el “boom” económico, puesto que cuenta con más fuerza laboral activa que nunca; sin embargo, es cuestión de que la situación se conjugue con posibilidades de otras arenas como el panorama económico mundial y su consecuente inversión en los sectores que generen empleos en abundancia y dignidad.
Los datos son de: UN DESA 2015 y ONU Mujeres, 2017