AMLO sigue incansablemente con su doble tarea semanal, presidente de lunes a viernes, candidato de fin de semana, desconociendo presidencialmente todos las consecuencias electorales de los llamados actos anticipados de campaña.
Hace veinte años que recorre el país hasta en sus rincones más remotos y olvidados. Ahora, con los recursos que le facilita su calidad presidencial, recurre a movilizaciones populares de apoyo (también de a pollo si le damos crédito a los videos que se difunden a fuera de estas reuniones) y de predicación perseverante. La predicación consiste a repetir que se combate la corrupción, aún si más del 70% de las licitaciones federales son dirigidas y no concursadas.
Solamente que ya no es la multitud que acude para apoyarlo sino él que reúne a multitud para reafirmarle su apoyo a través de los programas sociales. Parece tener éxito, si se juzga por el tamaño de las multitudes reunidas. Sigue también, con estos actos, su labor de división del país, a través de las manifestaciones de hostilidad (¡espontánea!) a las autoridades locales que se encarga luego de aplacar, en buen padre de familia que genera la división para predicar la unión.
No cabe duda que AMLO sabe dónde genera la mayor cantidad de votos a su favor y la preparación de la segunda fase del sexenio se realiza lejos de los centros urbanos o más bien dándole la espalda al segmento de la población que se obstina en buscar el bienestar a través de su trabajo y de la generación de riqueza.
La profundización de la estrategia electoral del presidente ni siquiera requiere la participación de Morena, un partido dividido e incapaz de reconstruir una unidad que las individualidades se encargan consistentemente en desbaratar. Pero, los otros partidos tampoco se dan por enterados de la ventaja enorme que está acumulando el presidente y siguen con sus juegos destructivos y aferrados a no perder sus privilegios monetarios que parece ser lo único que les interesa.
En 9 meses empezarán las campañas para renovar los congresos federal y locales y el presidente es el único que hace la tarea. Cuando los otros despertarán, será tarde, si es que despiertan a tiempo. Ahora no podrán alegar ignorancia. Cada fin de semana, les arrancan unos cuantos votos, con todo y sonrisa florida, sombreros exóticos y bastón de mando.