La pasada semana vivimos un choque idealista sumamente relevante cuando un colectivo de mujeres argentinas decidieron manifestarse pacíficamente por la hipersexualización del cuerpo femenino desnudando sus torsos.
La protesta pacífica murió aún antes de nacer puesto que al anunciarse la convocatoria fue cuestión de segundos en lo que distintos grupos, masculinos en este caso, lanzaron amenazas a la integridad de las chicas que asistieran al movimiento. Y esto no fue todo, ya que ese mismo día muchas fueron tocadas, golpeadas, hubo casos de hombres exponiéndose sexualmente a las mujeres a manera de burla e insultándoles usando connotaciones sexuales en manera peyorativa.
“¡No han entendido que si no nos defendemos nosotras no nos defiende nadie!” Anunció una de las chicas justificando haber golpeado al atacante de una de sus compatriotas.
Aun cuando es sin duda lamentable lo anterior, nos da oportunidad de ahondar un poco sobre lo que pasa. Al corto tiempo se escucharon comentarios como “No apruebo que se les haya molestado pero me parece que es una protesta muy agresiva desnudarse” pero, ¿lo es?
En cuestiones estrictamente personales, dudé más de una vez que yo atendería a una protesta de ese carácter, pero ¿por qué?
No es por los niños que pudieran ver mis pezones (una de las razones más nulas que escuché en las redes). Tampoco es porque le quita seriedad a la protesta que me muestre sin blusa, (igualmente, mala razón). Me causó una impresión terrible darme cuenta que justamente la única razón que me venía a la mente era “No quiero que me ataquen”.
Fue ahí donde entendí la naturaleza del desnudo. Porque sinceramente no importa si me muestro o no, aún vestida camino a diario con la presión de ser acosada en las calles de mi ciudad mientras trabajo, mientras voy a mi escuela o mientras simplemente existo.
¿Por qué tengo que estar en constante miedo a pasar por una calle oscura o a estacionar mi carro en un lugar lleno de hombres cuando voy sola? Y aquí llega la parte realmente relevante de este texto ¡¿Por qué mi cuerpo da carta abierta a ser insultado sin razón alguna más que existir?! Entendí que lo que ofende hoy por hoy no son mis pezones, es mi cuerpo. Soy yo.
Me asusta saber que al hablar del tema con algunos de mis amigos hombres me preguntaron cosas como “¿Realmente te ha pasado que te griten o toquen en la calle?” No contesté. Dejé que las mujeres a mí alrededor escucharan y reaccionaran solo para saber que no era la única que casi a diario es hostigada en las calles sin razón.
Y pasó. Mis amigas me voltearon a ver con ojos de sorpresa ante la pregunta que parecía hasta broma. Ellos auténticamente no sabían. No entendían el fenómeno pues jamás lo habían vivido.
Existen momentos donde las manifestaciones subversivas no generan el impacto que se necesita.
Invito a todos a darle una segunda pensada al propósito del desnudo. ¿No es justamente que necesitamos entender el por qué nos ofenden tanto los pezones? Porque a mí me ofende más pensar en mis hermanas muertas que ver un par de pechos protestando por un ideal social.
Solidaridad con mis compañeras y compañeros de causa.
#Tetazo #Argentina
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