Un combate se gana o se pierde muy lejos de testigos: en el gimnasio, mucho antes de bailar bajo las luces.
Muhammad Alí
La indignación deportiva ha invadido mi corazón: México no ganó ni una medalla en el Mundial de Boxeo, que culminó hoy en Catar; y días antes vi fotografías de la Selección Mexicana de Boxeo pidiendo dinero en camiones y plazas públicas para poder asistir al evento. Nuestros campeones más prometedores—Joselito Velázquez, Lindolfo Delgado y Marvin Cabrera—fueron eliminados. Y cómo no iba a pasar esto, si un par de días antes no tenían asegurados los recursos para asistir a la competencia y dependieron de la generosidad de boxeadores profesionales para cubrir los gastos de su campamento de preparación. Hago este ejercicio de reflexión en defensa de la disciplina del boxeo pues, este deporte al que no se le asigna dinero suficiente de nuestros impuestos, puede aportar lecciones valiosas.
Funcionarios que acaban de tomar posesión de sus cargos (sí, ustedes gobernadores, alcaldes, jefes delegacionales, diputados federales y locales): suena la campana ¡ding, ding, ding! y como dice Michael Buffer: Let’s get ready to ruuuuumbleee!
Funcionarios que acaban de tomar posesión de sus cargos (sí, ustedes gobernadores, alcaldes, jefes delegacionales, diputados federales y locales): suena la campana ¡ding, ding, ding! y como dice Michael Buffer: Let’s get ready to ruuuuumbleee!
Nota: Si no les encanta el boxeo, agárrenle un poco de cariño porque se invirtieron al menos un millón de dólares de nuestro dinero en “la pelea del siglo” entre Manny Pacquiao y Floyd Mayweather. Aunque no lo crean, la Secretaría de Turismo de México ahora también patrocina eventos boxísticos internacionales. Mientras la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) argumenta la falta de recursos para apoyar a atletas en competencias internacionales, otras instituciones de gobierno invierten en eventos deportivos donde no hay mexicanos compitiendo. Qué paradoja ¿verdad?
Bueno, regreso a nuestro tema porque esto de los recursos públicos puede ser muy frustrante.
Lecciones hay muchas, pero aquí propondré las 5 más necesarias. Aclaro: no quiero ver políticos tirándole upper cuts y ganchos al hígado a sus rivales. Me gustaría ver a profesionales tomándose sus cargos públicos y batallas políticas con disciplina, estrategia, honestidad y pasión. Intento pintarles a los mejores boxeadores profesionales—Pacquiao y Mayweather—no como seres infalibles, sino como guerreros que innovan constantemente y de los cuales hay mucho que aprender.
Round 1: conducirse con disciplina, y ser sancionados de no ser así
Contrario a lo que algunos piensan, en el boxeo no solo se requiere fuerza bruta sino una combinación de gracia, inteligencia y estrategia. El boxeo es el arte de adaptarse rápidamente e imponerse en un marco de reglas fijas. Es un deporte donde la responsabilidad de cumplir con las reglas es individual. Los peleadores tienen un peso límite, pruebas antidoping en orina y sangre, y detalles específicos de vendaje y peso de guantes como requisito para subir al ring. Las consecuencias del mínimo incumplimiento pueden ser multas millonarias, suspensiones de meses o años del deporte y cancelación de peleas.
¿Se imaginan qué pasaría si los políticos cumplieran las reglas y recibieran sanciones ejemplares de no hacerlo, si se les exigiera disciplina y compromiso con su profesión?
Entre los boxeadores hay un respeto a la profesión. Por ejemplo, en 19 años de carrera Floyd Mayweather—considerado el mejor boxeador libra por libra—ha fallado en el límite de peso una sola vez: contra Juan Manuel Márquez en el 2009. Qué decir del compromiso y la disciplina con sus rutinas de entrenamiento. Correr diario, entrenar más de 8 horas continuas, estar en campamentos de concentración, respetar un régimen alimenticio estricto, no tomarse días libres en momentos estratégicos de preparación, etc.
¿Se imaginan qué pasaría si los políticos cumplieran las reglas y recibieran sanciones ejemplares de no hacerlo, si se les exigiera disciplina y compromiso con su profesión?
Round 2: rodearse de un equipo de verdaderos expertos
Mayweather y Pacquiao están rodeados del mejor talento disponible en cada área de expertise que requiere su profesión. Freddie Roach, entrenador de Pacquiao, ha sido nombrado entrenador del año en varias ocasiones y es reconocido por crear su propio equipo de entrenamiento para desarrollar fortalezas a partir de las debilidades de sus pupilos. Otro ejemplo es Alex Ariza—antiguo preparador físico de Pacquiao, hoy en las filas de Mayweather Promotions—quien es considerado de los mejores por promover la diversificación del trabajo muscular y diseñar entrenamientos acuáticos para propiciar la regeneración de articulaciones.
Como ven no todo es perfecto, en el boxeo como en la política también hay chapulines. Sin embargo, lo que no se puede perder de vista es que en la conformación del equipo hay un estándar claro de excelencia y de especialización.
¿Qué pasaría si nuestros políticos se rodearan de los mejores profesionales y no sólo de un séquito de compadrazgos que no tienen la preparación necesaria para hacer con excelencia el trabajo que requiere su cargo?
Round 3: ser sujeto de evaluación continua
La estrategia para enfrentar cada compromiso boxístico no proviene de ocurrencias. Todo, absolutamente todo, está basado en evidencia sólida y en el estudio cuidadoso del estilo del oponente y de nuevas tecnologías de entrenamiento. Recientemente Freddie Roach declaró que estudió 5 años a Mayweather para poder diseñar el entrenamiento de Pacquiao. Los objetivos alcanzados en cada contienda son resultado de procesos de aprendizaje constante. Una combinación de habilidades, práctica y tecnología que se monitorean y se rediseñan en cada periodo de entrenamiento.
¿Qué pasaría si nuestros políticos instauraran procesos serios de monitoreo y evaluación de desempeño, si utilizaran bien la tecnología para hacer mejor su trabajo?
¿Qué pasaría si nuestros políticos instauraran procesos serios de monitoreo y evaluación de desempeño, si utilizaran bien la tecnología para hacer mejor su trabajo?
Round 4: tener respeto por el público
Tanto Pacquiao como Mayweather vienen de infancias difíciles, llenas de carencias. El primero comenzó a boxear para llevar comida a su casa, y el segundo puso su atención en el boxeo para enfrentar el encarcelamiento de su padre por venta de drogas. Ambos han expresado abiertamente que, debido a lo que vivieron, quieren ser un ejemplo a seguir y que respetan a su público. En la última conferencia de prensa que dieron en Las Vegas agradecieron a sus seguidores por impulsar su carrera y tenerlos en la posición privilegiada en la que ahora están.
¿Qué pasaría si los políticos honraran a quienes votaron por ellos, si también quisieran ser un ejemplo, si entendieran que son empleados de los ciudadanos?
Round 5: hacer entrenamientos y pesajes públicos
Como entusiasta de la transparencia y la rendición de cuentas, todo lo que sea abierto al público es bienvenido. Más allá de la aglomeración de periodistas que producen los entrenamientos públicos, la señal valiosa que emiten es que los boxeadores quieren demostrar que están en forma y que van a llegar al combate con la mejor preparación física. Pasa lo mismo con los pesajes, todo el trámite se hace frente a cientos de periodistas, cámaras y promotores, sin nada que esconder.
¿Cómo ven políticos? ¿Quién se apunta a un entrenamiento intensivo de boxeo? ¿Quién se da a la tarea de asignar dinero suficiente a deportistas con mérito? ¿Quién se atreve a tomar las lecciones provenientes del boxeo y cambiar las reglas del juego actual?
¿Qué pasaría si todos los políticos fueran abiertos, si nos enseñaran públicamente sus pertenencias, intereses y números fiscales, si por ejemplo todos presentaran sus #3de3? (si no sabes qué es esto, puedes revisar el link porque es muy importante que sepas)
Es tanta la conexión entre las características y estrategias que requieren un boxeador y un político, que la combinación de ambas profesiones ya ha sido probada con éxito (por favor no piensen en Kahwagi porque ese es un mal ejemplo). El año pasado el campeón mundial Vitali Klitschko se retiró invicto del boxeo para ser electo como alcalde de Kiev, Ucrania en un momento de grandes tensiones políticas; y Emmanuel Pacquiao ha sido electo dos veces al Congreso de Filipinas.
¿Cómo ven políticos? ¿Quién se apunta a un entrenamiento intensivo de boxeo? ¿Quién se da a la tarea de asignar dinero suficiente a deportistas con mérito? ¿Quién se atreve a tomar las lecciones provenientes del boxeo y cambiar las reglas del juego actual?
**Gracias a Luis Macías Lam por contribuir a este texto y a Ángel Gutiérrez, entrenador de la Escuela de Boxeo Satélite Querétaro, por guiarme en mi amor por el boxeo.
*Perfil: Karina Sánchez es una geek de las políticas públicas, fan del boxeo, la música y la comida. Es maestra en administración pública y está obsesionada con lograr que las mejores ideas de gobierno se traduzcan en beneficios tangibles para las personas más vulnerables de México. Actualmente trabaja para Fundación Este País (@FundacionEP)
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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”