Para todos aquellos que gustamos del deporte del balompié y que seguimos a la Selección Mexicana de Fútboles o algún club de la Liga MX, nos vemos expuestos a una gran cantidad de actitudes y situaciones cuando vemos un partido, particularmente si acudimos al estadio. Vemos las banderas, vivimos los gritos de gol, cantamos las porras y nos ponemos contentos cuando nuestros equipos ganan; pero desafortunadamente se han hecho costumbre y cada vez más común las actitudes negativas de discriminación, racismo y violencia en los estadios.
Hace algunas semanas, tu servidor comentaba precisamente acerca de este último tema y las graves consecuencias a las que ha llegado el desborde de la pasión por los equipos y que se ha convertido en fanatismo sin límites, pero hoy, el tema central de la discusión no es precisamente la violencia física, sino también la psicológica y que ha probado ser un catalizador importante de sucesos que terminan en desastres. En una palabra, el grito de ‘puto’.
De acuerdo al Diccionario de la Lengua Española, ‘puto’ tiene varios significados; todos ellos oscilantes entre un fenómeno con una connotación negativa y la sodomía y prostitución. En México, la palabra es frecuentemente usada para referirse a una persona homosexual o que tiene tendencias de serlo… y también es el grito que se oye en los estadios cada que el portero del equipo visitante despeja la pelota desde un saque de meta.
Hoy por hoy, muy probablemente el grito de ‘puto’ es el más famoso del fútbol y, desafortunadamente, es de origen mexicano. ¿Por qué no seguir aportando elementos positivos como ‘la ola’ y el ‘cielito lindo’ al deporte??
Si bien el origen de este grito se remonta a poco menos de veinte años en nuestro fútbol, es posible decir que comenzó a popularizarse a nivel mundial desde el Mundial de Sudáfrica 2010, donde además del estruendo de las vuvuzelas, los mexicanos que acudieron al espectáculo deportivo se encargaron de dispersarlo tan rápido como fuera posible, tanto que el grito se escuchó incluso en partidos donde México no estaba jugando ni había aficionados mexicanos. Sin embargo, fue hasta la pasada Copa del Mundo en Brasil donde finalmente la FIFA empezó a prestar más atención al fenómeno y recientemente la FMF ha sido multada por una cantidad que excede los US$20,000.00, esto de acuerdo a información del portal noticioso, El País.
Como respuesta a este fenómeno, el día de ayer se hizo oficial una campaña llamada “Abrazados por el Fútbol” que tiene por objetivo, entre otras cosas, evitar que dentro del fútbol mexicano se pregonen las prácticas distintas al respeto y los buenos valores, a través de resaltar al deporte como un elemento de unidad social y no como algo que genere diferencias entre los aficionados. Esta campaña fue lanzada directamente desde el portal web de la Selección Nacional y le acompaña un video que comparto a continuación: https://www.youtube.com/watch?v=w0bt2SvCpig
Lector, si te parece que esto es un tema de poca importancia, trata de imaginarte que si cada vez que mandaras un correo electrónico desde tu trabajo hubiera una multitud de aproximadamente 40 mil personas te gritara una grosería, ¿Cuál sería la reacción?
Las preguntas: ¿Será este esfuerzo de la Selección Mexicana una ‘buena propuesta’ más? ¿O acaso será esta campaña un éxito rotundo? La respuesta: muy probablemente esto no tendrá ningún impacto. ¿Por qué el negativismo? Porque si nos remitimos al esfuerzo primario que se ha hecho dentro de nuestro fútbol nacional al haber ‘modificado el formato’ de competición de la antigua Primera División, haber creado un ‘himno’ con la intención de unirnos, y estar invitando a niños, mujeres y personas con discapacidad a que nos recuerden que el fútbol es un deporte que se debe de ‘jugar limpio’ y que debemos ‘sentir nuestra liga’; si creemos que esto ha dado algún tipo de rédito a nuestro espectáculo nacional, entonces estamos en un completo error.
A opinión de quien escribe, Decio de María y Justino Compeán lograron, una vez más, marear a la afición e hicieron uso de sus trucos de viejos lobos de mar para simular que hacían una buena administración de la liga, pero lo único que hicieron fue reunir más patrocinadores, lo que no necesariamente significó un progreso para el deporte, sino que fue más una excelente negociación donde, como es costumbre, quien partió y repartió se llevó la mejor parte.
…una propuesta que me agradó escuchar de una presentadora de televisión fue que, en lugar de gritarle al portero rival cuando despeje, coreemos el nombre de nuestro equipo cuando el portero local hace el saque. Seguir esta costumbre cumple aún más con el objetivo de alentar y apoyar que intentar regocijarnos por la desgracia del otro.
Hoy por hoy, muy probablemente el grito de ‘puto’ es el más famoso del fútbol y, desafortunadamente, es de origen mexicano. ¿Por qué no seguir aportando elementos positivos como ‘la ola’ y el ‘cielito lindo’ al deporte? ¿Por qué no, y ya en el terreno de lo deportivo, reinventar las posiciones así como lo hizo Jorge Campos o inventando regates como Cuauhtémoc Blanco? ¿No nos gustaría algún día tener la jerarquía, trascendencia e impacto que tienen los países europeos? Aunque parezca broma, son este tipo de cosas que, de a poco, determinan la calidad de ligas y su prestigio.
El debate no termina en decir si el grito es homofóbico o no, ni tampoco termina en excusarnos y decir que el grito es únicamente para distraer al portero rival o que se hace como parte del folclor que le damos a nuestra liga y nuestra forma de ver el fútbol. Considero que el debate terminará el día en que se presenten soluciones y alternativas para que la afición verdaderamente se alinee a este tipo de pensamiento positivo y dejemos de ser mala influencia para el resto del mundo. Por ejemplo, una propuesta que me agradó escuchar de una presentadora de televisión fue que, en lugar de gritarle al portero rival cuando despeje, coreemos el nombre de nuestro equipo cuando el portero local hace el saque. Seguir esta costumbre cumple aún más con el objetivo de alentar y apoyar que intentar regocijarnos por la desgracia del otro.
Lector, si te parece que esto es un tema de poca importancia, trata de imaginarte que si cada vez que mandaras un correo electrónico desde tu trabajo hubiera una multitud de aproximadamente 40 mil personas te gritara una grosería, ¿Cuál sería la reacción?
…y todo esto por cuatro letras.
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