“Toda frase breve acerca de la economía es intrínsecamente falsa”
– Alfred Marshall
Este mes ha sido difícil encontrar algún tema de relevancia para contar en estos escritos que cada vez se vuelven más recurrentes. Sin embargo, recientemente ha tomado protagonismo político un tema que no necesariamente incumbe en esa índole. Y es que el súper peso ha sido tema de conversación en estas últimas semanas puesto que el tipo de cambio se encuentra en niveles no vistos desde épocas prepandémicas. Desde noviembre del 2021, el peso ha visto una apreciación de alrededor de 16%, hoy siendo la moneda más apreciada en lo que va del 2023. Pero ¿qué significa esto realmente? ¿Es una buena noticia? ¿Para quién?
Cuando hablamos de tipo de cambio, nos referimos al estándar que se usa en el mercado cambiario para conocer el número de unidades de moneda nacional que deben pagarse para obtener una moneda extranjera, o el número de unidades de moneda nacional que se obtienen al vender una unidad de moneda extranjera. El cruce más común del peso mexicano es, como podrían suponerlo, frente al dólar americano.
Ahora sí, el tipo de cambio es relevante en la economía por varias razones: Por un lado, en el comercio internacional, el tipo de cambio afecta el precio de las importaciones y las exportaciones, si la moneda de un país se deprecia (ahora compras la moneda de otro país más caro), las exportaciones del país se vuelven más atractivas y las importaciones más caras, lo que puede impulsar la economía regional y mejorar la balanza comercial. También puede afectar al turismo, el precio es determinante en el atractivo de un destino si una moneda de un país turístico se deprecia. Inclusive, afecta en las inversiones, si la moneda del país se deprecia, los inversionistas extranjeros pueden encontrar más atractivo invertir en el país, ya que sus inversiones valdrán más en términos de su propia moneda.
Entonces… ¿por qué hay un súper peso?
Desde el 22 de diciembre de 1994, México tiene un régimen de libre flotación de la moneda. Tras un periodo de inestabilidad en los mercados financieros y un ataque especulativo a las reservas internacionales del Banco de México a finales de 1994, la institución monetaria optó por realizar un cambio ya que dichos acontecimientos hicieron insostenible el régimen de bandas cambiarias, provocando una rápida depreciación de la moneda nacional. Este suceso fue conocido como “error de diciembre”.
En este régimen, el tipo de cambio se determina por el libre mercado, sin la intervención de las autoridades. Las operaciones que lleva a cabo el banco central en el mercado cambiario se hacen a través del tipo de cambio FIX.
Entre las razones por las que hoy el peso tiene cierta “fortaleza” se encuentra el hecho de que la inversión extranjera directa ha visto un crecimiento de alrededor del 12% durante el 2022. Esto fue en parte por los flujos extraordinarios por la reestructura de Aeroméxico y la fusión de Televisa con Univisión (esto fue casi el 20% de la IED en 2022), pero también por el fenómeno llamado “nearshoring“. Este concepto será profundizado en otra editorial, pero se refiere a la práctica de transferir una operación comercial de una empresa extranjera a un país cercano. A pesar de que México ha visto grandes desinversiones durante este sexenio, la posición geográfica, la mano de obra y los recursos naturales y económicos han resultado en un atractivo para la llegada de inversiones.
Otra de las grandes explicaciones tiene que ver con la llegada de grandes cantidades de dólares al mercado nacional en respuesta al incremento de tasas que ha llevado a cabo el Banco de México por periodo de alta inflación en el que vivimos. Para entenderlo mejor, un inversionista extranjero que maneja dólares preferirá colocar su dinero en un país que le ofrezca un alto rendimiento en el mercado de bonos, sobre todo en estos momentos en el que la bolsa de valores ofrece poca rentabilidad por la alta incertidumbre. Aquellas personas con dólares, hoy preferirán invertir en México puesto que la tasa de interés vista a través de los CETES se ubica en valores superiores al 12%. Esto ha resultado ser particularmente atractivo ya que el Banco de México ha subido sus tasas de referencia a un ritmo mucho mayor al de la Fed (su contraparte de los Estados Unidos), por lo que el spread o diferencial de tasas se ha incrementado en los últimos meses, siendo más evidente el “premio” por traer esos dólares al mercado mexicano.
Por último, se encuentran las remesas. Este también ha sido un tema politizado en los últimos meses. Una remesa es el envío de dinero de aquellas personas que radican en otra nación a personas que residen en su país de origen. En el caso de México, es el envío de dólares por parte de nuestros paisanos a sus familias dentro de la República. La entrada de dichos dólares aumenta su oferta, reduciendo su precio de equilibrio. En 2022, el envío de remesas a México alcanzó un récord histórico de 58 mil millones de dólares, un crecimiento de casi el 14% respecto a 2021. Esto no necesariamente es una buena noticia, puesto que podría indicar una mayor necesidad de recursos por parte de los mexicanos ante un debilitamiento del mercado laboral o una alta inflación. Si bien es cierto que apoyan al consumo y al crecimiento económico, tengo mis reservas ante el hecho de que un mexicano deba migrar al extranjero para poder apoyar a su familia. ¿Será esto un reflejo de la falta de oportunidades de nuestra economía?
El futuro del tipo de cambio y las especulaciones
Como todos los otros temas económicos, pareciera un error pronosticar, sin embargo, meteremos las “manos al fuego”, aunque no precisamente. ¿Cómo será el tipo de cambio en el futuro cercano? Pues depende, pero lo más plausible es que al continuar viendo una inflación mayor en México que en Estados Unidos y que eventualmente el banco central mexicano comience a bajar las tasas, el tipo de cambio regresará a los niveles previos a este fortalecimiento, depreciándose “naturalmente”. ¿Qué podría mantener esta fortaleza? La respuesta sencilla es que no sería un buen desempeño de la economía mexicana, sino un debilitamiento de la moneda americana.
Con las divisas también suele haber especulación. Existe un mercado dedicado a su compraventa con el objeto de obtención de utilidades al margen de la economía real. Esto a través de operaciones de ida y vuelta, arbitraje, anticipación del tipo de cambio o incluso productos derivados. En el caso del peso mexicano, al ser una de las monedas más transaccionadas o líquidas entre los mercados emergentes, tiene una alta sensibilidad a cualquier acontecimiento. Debido a que opera casi los 7 días de la semana, es utilizada como proxy para los países en desarrollo, volviéndose susceptible a periodos de alta volatilidad.
Habiendo dejado en claro un poco de lo complejo que es el tema del tipo de cambio y lo sensible que es a una cantidad amplia de variables, lo más escuchado recientemente entre expertos es que este fenómeno ha sido consecuencia de una serie de coincidencias positivas que no durarán por mucho.
Usar el discurso político en la economía
Recientemente he visto a algunos políticos colgarse una medalla que no necesariamente les corresponde. Un precio de la economía no debe usarse con dichos fines. El tipo de cambio no necesariamente te premia o te castiga si tiene un comportamiento esperado. Cierto nivel de depreciación puede ser natural por el tipo de economía en el que nos encontramos, e inclusive beneficiar a algunos, como por ejemplo a los exportadores. Lo que no beneficia es tener incertidumbre, y eso le pega a la economía en general y al tipo de cambio como consecuencia. La incertidumbre nubla la ruta y las decisiones desde el punto de vista empresarial y el sector privado se vuelven más cautelosas. La hegemonía política, el uso de poder y la concentración del mismo tendrá como resultado consecuencias graves de no ser tratadas a tiempo desde una base social participativa. Temas complejos no deben ser simplificados, sobre todo bajo ideologías.
*Economista, consultor y tuitero