Durante la semana pasada se hizo viral el caso de Cristina; una joven ciclista que murió después de sufrir un “hit-and-run” por parte de un conductor. Este suceso conmovió a la gente, y empezaron a surgir datos y argumentos sobre la poca movilidad que hay para vehículos no motorizados y peatones del Área Metropolitana de Monterrey.
Sin embargo, hay otro debate que no está siendo atendido. ¿Qué sucedió con el conductor que huyó de la escena? Ya lo identificaron a él y al vehículo, pero aún no se ha dicho cuál va a ser la sanción a quien manejaba la camioneta. De hecho, presentó un amparo para no ser detenido y su abogado dijo que el juez es quien va a decidir si el conductor tiene una responsabilidad penal o civil.
Esto me duele mucho. ¿Cómo es posible que contando con evidencia sólida sobre el caso, alguien se quiera y pueda deslindar de alguna sanción? O peor aún, esa persona sabiendo que cometió un delito, todavía piensa que no debería de tener alguna consecuencia.
El caso de Cristina sigue en proceso y aún hay oportunidad para que su familia pueda conseguir justicia. Pero, así como el caso de Cristina, hay muchos más casos cerrados, donde el culpable siendo un hombre de nivel socioeconómico alto puede evadir este tipo de situaciones y responsabilidades. O si acaso, sí se logran condenar a alguna sentencia, salen libres después de cumplir con menos de lo acordado. Y esto se debe más que nada al proceso que se tiene en nuestro sistema de justicia, en el que muchos de los culpables se pueden escudar bajo la premisa que “no se respetó el debido proceso” y por eso no se puede continuar con el caso.
El sistema de justicia mexicano está lleno de impunidad, y tal vez es hora de ir replanteando la manera en la que se llevan a cabo las investigaciones y los procesos. Y esto no solo conlleva cambiar el sistema, sino también a las personas que contribuyen a que esto siga pasando: policías, abogados, ministerios públicos, jueces, etc. No podemos seguir dejando a estas personas libres, porque no solo se abre la posibilidad a que puedan volver a cometer un delito, sino porque también manda un mensaje a la ciudadanía de que no hay justicia y que todos pueden hacer lo que quiera, al cabo los policías no van a hacer nada.