LA CULTURA DE LA IMAGEN CORPORAL 3ª. PARTE: Los trastornos alimentarios.

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La cultura de la imagen corporal que se ha ido, poco a poco, instalando en nuestra sociedad, está teniendo un impacto terrible en la salud pública. El mayor obstáculo para resolverlo es, precisamente, que la sociedad ha tomado este modelo como un ideal a alcanzar. Es por esto que no vemos mayor problema en que las personas, especialmente los niños y los jóvenes, se obsesionen con buscar tener el menor peso posible y/o el cuerpo más atlético que se pueda.

Los padres de familia, los maestros, los entrenadores, los familiares y los compañeros de las personas con problemas de control de su peso, tenemos que estar atentos ante un grave peligro: los trastornos alimentarios. Los trastornos alimentarios son un problema sanitario muy difícil de tratar debido a que la persona que los sufre no es consciente de su condición de enfermo.

Se trata de comportamientos alimentarios extremos: por ejemplo, dietas que nunca terminan y que, gradualmente, se vuelven más estrictas.

Un trastorno alimentario implica más que simplemente hacer dieta para perder peso o hacer ejercicio todos los días. Se trata de comportamientos alimentarios extremos: por ejemplo, dietas que nunca terminan y que, gradualmente, se vuelven más estrictas. También guarda relación con personas que no salen con amigos porque creen que es más importante salir a correr para contrarrestar el dulce que comieron más temprano.

Los trastornos alimentarios pueden generar problemas de salud graves como cardiopatías o insuficiencia renal.

Los trastornos alimentarios son una enfermedad grave. Suelen estar acompañados de otros problemas como estrés, ansiedad, depresión y consumo de drogas. Los trastornos alimentarios pueden generar problemas de salud graves como cardiopatías o insuficiencia renal.

Una persona cuyo peso es, al menos, un 15% menor que el peso promedio correspondiente a su altura, puede no contar con la grasa corporal suficiente para mantener los órganos y otras partes del cuerpo sanos.

Una persona cuyo peso es, al menos, un 15% menor que el peso promedio correspondiente a su altura, puede no contar con la grasa corporal suficiente para mantener los órganos y otras partes del cuerpo sanos. En los casos más graves, los trastornos alimentarios pueden provocar desnutrición grave o, incluso, la muerte.

Los trastornos alimentarios más comunes son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa (más conocidas como “anorexia” y “bulimia”). Pero existen otros trastornos relacionados con la alimentación que se están volviendo más comunes, como el trastorno por atracón, los trastornos relacionados con la imagen corporal o las fobias a determinados alimentos.

Existen otros trastornos relacionados con la alimentación que se están volviendo más comunes, como el trastorno por atracón, los trastornos relacionados con la imagen corporal o las fobias a determinados alimentos.

La mayoría de las personas que sufren un trastorno alimentario tienen entre 13 y 17 años, aunque existen muchos casos fuera de esa edad, que corresponden a la pubertad y adolescencia. Este es un período de cambios físicos y emocionales, de presiones académicas y de mayor presión del grupo social al que pertenecen.

Cuando se combina la presión de ser como las celebridades, con el hecho de que el cuerpo crece y cambia durante la pubertad, es sencillo entender por qué algunos adolescentes tienen una imagen negativa de sí mismos. Los adolescentes famosos y los atletas responden al “ideal de Hollywood”, es decir, las jóvenes son pequeñas y flacas, y los jóvenes son atléticos y musculosos, y este tipo de cuerpo es popular no solo en Hollywood, sino también en la escuela.

Cuando se combina la presión de ser como las celebridades, con el hecho de que el cuerpo crece y cambia durante la pubertad, es sencillo entender por qué algunos adolescentes tienen una imagen negativa de sí mismos.

Muchas personas con trastornos alimentarios pueden presentar también un estado depresivo y ansiedad, o padecer otros problemas de salud mental, como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). También existe evidencia de que los trastornos alimentarios son hereditarios. Si bien parte de estos trastornos pueden ser genéticos, también se deben a que aprendemos nuestros valores y comportamientos de nuestras familias.

Es urgente que, como sociedad, busquemos la manera de concientizar a las personas sobre el peligro que encierra el pasar de la búsqueda de una vida saludable a caer en un trastorno alimentario.

El próximo viernes tocaremos el tema de estos trastornos alimentarios e iremos describiéndolos, uno por uno, para que sea más fácil identificarlos cuando se presenten.

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