El pasado viernes 11 de diciembre, la Fiscalía encargada de la investigación de asuntos corruptos en Panamá ordenó la detención provisional de Ricardo Martinelli, ex Presidente de dicho país.
El ex mandatario panameño, su esposa Martha Linares y su hijo Ricardo Martinelli Linares podrían estar involucrados en al menos seis casos de corrupción, entre los que destaca la realización de transacciones ilegales por medio del conocimiento de información privilegiada.
A Ricardo Martinelli, un tribunal electoral le quitó el fuero y podría enfrentarse a 21 años de prisión.
A Ricardo Martinelli, un tribunal electoral le quitó el fuero y podría enfrentarse a 21 años de prisión. De acuerdo a la prensa local, el pleno de la Corte Suprema de Justicia deberá anunciar esta semana si acepta el pedido para ordenar su detención.
Similarmente, el pasado 21 de agosto la Fiscal General de Guatemala, Themla Aldana, solicitó a la Corte Suprema de Justicia del país retirarle la inmunidad al entonces presidente Otto Pérez Molina, con el objetivo de poder juzgarlo por cometer actos de corrupción. Pérez Molina era el supuesto operante de “la línea”, agrupación que se dedicaba a ingresar mercancías sin pagar tarifas aduaneras.
Ambos países latinoamericanos enfrentan graves crisis en materia de corrupción. No obstante, tanto Panamá como Guatemala contaron con Fiscales con los suficientes “pantalones” para hacer cara a cualquier presión política, dando los primeros pasos para el alcance de la justicia.
En el caso de Guatemala, tuve la oportunidad de escuchar recientemente a Thelma Aldana, la Fiscal que dirigió las investigaciones correspondientes en su país. Aldana, en un evento organizado por la organización “Hagámoslo Bien”, comentaba que la Fiscalía contaba con poco presupuesto y que su nombramiento había sido por parte del mismo Presidente al que investigó.
Es en este último punto en el que deseo profundizar: la designación de titular para el órgano fiscalizador guatemalteco no era un proceso que contara con el factor de la autonomía al ser nombrado por el Poder Ejecutivo. No obstante, la Fiscal General cumplió con los objetivos de su puesto, incluso al investigar al mandatario nacional.
A pesar de carecer de mecanismos apropiados para la designación de los Fiscales, los titulares por su cuenta decidieron desempañar su labor sin importar las presiones sociales o políticas que los colocaron en ese lugar.
Personalmente, considero que este último punto fue esencial para que en los dos casos mencionados se buscara perseguir el delito. Es decir, a pesar de carecer de mecanismos apropiados para la designación de los Fiscales, los titulares por su cuenta decidieron desempañar su labor sin importar las presiones sociales o políticas que los colocaron en ese lugar. Esto, definitivamente, tiene que ver con los perfiles: Fiscales comprometidos con la justicia y la búsqueda de la verdad, regidos por la rendición de cuentas y la integridad.
Thelma Aldana nos deja una importante lección: la lucha contra la corrupción es posible si existe voluntad suficiente y, sobre todo, si existe un liderazgo valiente que solidifique el valor de la institución que dirige.
En el caso de los dos países aún falta mucho por hacer en el camino de la lucha contra la corrupción. No obstante, considero que son casos destacables por lograr un avance a pesar de que no existieran las condiciones perfectas para perseguir actos corruptos.
Es estrictamente necesario tomar como ejemplo los casos de éxito internacionales. Ante una sociedad que ha perdido la credibilidad en sus instituciones, hace falta el surgimiento de un liderazgo capaz de hacer frente a los visibles casos de corrupción.
En México, es estrictamente necesario tomar como ejemplo los casos de éxito internacionales. Ante una sociedad que ha perdido la credibilidad en sus instituciones, hace falta el surgimiento de un liderazgo capaz de hacer frente a los visibles casos de corrupción.
En este sentido, el recientemente nombrado “zar” Anticorrupción de Nuevo León, Ernesto Canales, podría darnos una sorpresa positiva. Definitivamente, se encuentra frente a una difícil tarea ante una ciudadanía sedienta de un cambio real. Esperemos que el ejemplo de liderazgo y voluntad de la también llamada “Fiscal de Hierro”, Thelma Aldana, se recoja en la entidad para el alcance de la erradicación de la corrupción y la persecución de los delitos en la materia.
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