La paradoja del campo mexicano

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El tema del campo en México ha sido visto desde diversas perspectivas a lo largo de toda la historia; desde la visión de la Colonia, el zapatismo hasta el neoliberalismo de los 90s.

En el siglo XX, el campo mexicano tuvo el mayor cambio en toda la historia, el concepto intelectual del ejido fue transformado en una realidad, en una de las tantas reformas sociales del General Cárdenas.

Sin embargo, el tiempo pasó y en los 90s en las vísperas de TLC y diversos tratados internacionales, el campo sufrió cambios, la figura del ejido fue relegada a la sombra, se favoreció a los grandes terratenientes y productores y se impulsó el libre comercio internacional dejando a los campesinos en una situación muy desfavorecida.

En la televisión y prensa vemos como el Gobierno Federal se ufana de promocionar las supuestas ayudas al campo. Sin embargo, en pleno 2016 vemos como el campo mexicano es tierra muerta, desierta, explotada por unos cuantos y por los intereses de otros.




Conversando de primera mano con personas del campo podemos analizar lo complicado que es el estatus actual del campesinado mexicano donde están a merced de todo y sostenidos por nada.

Por un lado están los apoyos y créditos de la Sagarpa los cuales son trámites excesivamente burocráticos y sin sentido que confunden a la gente. Un ejemplo muy claro es el trámite de uso de aguas ya sea por medio de bombas, pozos o norias con la Conagua, el trámite es exhaustivo, donde obligan a la gente a recorrer distancias enormes para efectuar pagos menores a 200 pesos que se pudieran hacer desde los mismos pueblos o rancherías.

Sin embargo, el obstáculo más grande se llama “Secretaría de Hacienda”, la secretaría que dirige Luis Videgaray tiene en su haber una lista de procedimientos para el campo que si bien vistos de una manera pudieran llegar a verse adecuados, en la práctica es un sinsentido agotador.

Veamos el ejemplo de un campesino propietario de un rancho que quiere buscar un apoyo de la Sagarpa. Primeramente tiene que hacer el trámite en su pueblo más cercano y el alta ante el SAT y creación de firma electrónica en la ciudad que le corresponda (normalmente más de 200 km para llegar), ahora bien, aquí viene el problema más complicado que es la venta de productos y compra de insumos porque al declarar al SAT existe la necesidad de facturar a unos y otros.

¿Usted cree que un pequeño vendedor de forrajes o una pequeña ferretería tienen Firma Electrónica? Al reducirse el mercado y el número de proveedores deja al campesino sin una motivación real de emprender el trabajo.

Otro problema es que muchos de los créditos al final son usados para las necesidades propias de la familia y no de la tierra, lo que vuelve inútil en términos prácticos el apoyo en sí.

Súmele lo carísimo que es que la CFE instale la luz entre las brechas y la inseguridad rampante donde cualquier rancho termina a merced de Los Zetas

Alguna vez en este espacio y en otros tantos se ha recomendado la figura de las cooperativas ejidales, sin embargo, como el concepto lo indica, un rancho es de un particular y un ejido es colectivo y los conflictos en la repartición de ganancias y del trabajo en sí están siempre sometidos a disputas.

En pleno 2016, la infantilización del campesinado sigue vigente. Organizaciones como la Sedesol, la Conagua, la Sagarpa y sindicatos ruines como la CNC los tratan de ignorantes, incapaces e ineptos que con una despensa o un apoyo de 10 mil pesos estarán contentos.

El campo mexicano agoniza a manos del gobierno y la inseguridad que solo ofrece inestabilidad, sufrimiento y agonía a quienes labran la tierra…. Y no se ve cuando termine esto.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”