“Todos sabemos…”: Sobre el gobierno, los medios y la cortina de humo

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Se supone que todos sabemos que “El Chupacabras” fue una farsa para distraer la atención respecto al FOBAPROA. Que el gobierno se inventó unos náufragos en 2006 para disimular un fraude electoral y un osito panda en los años ochenta para que los mexicanos olvidaran la inflación. Que la influenza H1 N1 fue también una cortina de humo para desviarnos de las matanzas en el país. Que todos los logros deportivos son siempre comprados por los gobiernos y que se trata de, frase favorita de muchos, de: “Pan y circo” (¿Cuál pan?)

En este sentido, algunos afirman que la captura del “Chapo” (al principio aseguraban que no era él sino un actor), su posterior fuga y recaptura habrían sido todos montajes, algo incluso sugerido por Pedro Ferriz de Con.

¿Por qué regresar al “Chapo” al penal? Supuestamente para disimular el aumento del dólar que, dicho sea de paso, no estaba despertando ira incontenible en los ciudadanos ni originado protestas o manifestaciones masivas.

¿Por qué regresar al “Chapo” al penal? Supuestamente para disimular el aumento del dólar que, dicho sea de paso, no estaba despertando ira incontenible en los ciudadanos ni originado protestas o manifestaciones masivas.

Es cierto que estas hipótesis no se encuentran sustentadas en evidencias claras sino más bien en sospechas y conjeturas que a veces resultan un tanto absurdas y hasta risibles.

Es verdad que existen ejemplos múltiples casos de falsedad en la información difundida por el gobierno y los medios de comunicación.

Sin embargo, también es verdad que existen ejemplos múltiples casos de falsedad en la información difundida por el gobierno y los medios de comunicación.

Como ejemplos recientes, están los múltiples montajes de Genaro García luna, ex secretario de seguridad pública y personaje infame de nuestra historia reciente; los casos de Florence Cassez, la liberación de Rubén Omar Romano o el de Osvaldo Aguilar Martínez, son sólo algunas de sus nefastas aportaciones casi hollywoodenses.

El historial de nuestros medios informativos tampoco es muy positivo. Desde las épocas en las que Zabludovsky emitía únicamente las versiones oficiales de Tlatelolco o la guerra sucia de los años setenta hasta las noticias difundidas por él mismo y los demás medios en relación a las elecciones de 1988 y 2006, las matanzas de Acteal y Agua Blanca en los años noventa, la ocupación ilegal de Canal 40 en 2003 o la Casa Blanca de las Lomas. Tristemente son pocos ejemplos y deprimentemente corresponden a un período comprendido desde la década de los años sesenta hasta nuestros días.

Sin olvidar que las conclusiones de casos como el asesinato de Luis Donaldo Colosio, las muertes de Juan Camilo Mouriño y Blake Mora, ambas en idénticas circunstancias, los casos Paulette o Ayotzinapa, por mencionar algunos, han sido cuando menos cuestionables.

Considerando este contexto, resulta comprensible la desconfianza de los ciudadanos en relación a la información oficial. Resulta lógico y hasta imperativo que seamos siempre críticos frente a las noticias que recibimos.

Por el contrario, internet puede ser percibido por algunos como un medio de comunicación más libre pues, en principio, cualquier persona puede difundir contenido sin más interés que el de informar y sin depender de patrocinios o intereses ni estar sujeto a censura; los portales y blogs que se monetizan gracias a anunciantes o los asesinatos a colaboradores del blog del narco, derribarían un poco esta idea.

Pero aún dejando a un lado los patrocinios y la censura, la libertad de internet tiene otra implicación importante: la confiabilidad del contenido.

Tú mismo puedes abrir un blog en el que publiques cualquier hipótesis descabellada que se te ocurra y difundirla a través de redes sociales.

Lo poco fidedigno de la información oficial no debe llevarnos a entonces creer a la información contraria sino hacernos críticos frente a ambas fuentes.

Y es que lo poco fidedigno de la información oficial no debe llevarnos a entonces creer a la información contraria sino hacernos críticos frente a ambas fuentes.

Repetir “todos sabemos” o conspiraciones de internet no sería resultado de un pensamiento crítico y quizá te colocaría en una posición tan inocente como la de quien cree ciegamente en la información oficial.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”