En el 2017, la democracia nos costará más

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En los recientes meses el tema del presupuesto asignado a los partidos políticos ha estado en la boca de muchos líderes de opinión, representantes y ciudadanos. Yo mismo en este mismo espacio he hablado sobre el tema y propuesto que sea eliminado en su totalidad.

Hasta el momento las cosas no han cambiado. A pesar de que el diputado federal, Agustín Basave y el legislador local de Jalisco, Pedro Kumamoto, han hecho dos propuestas diferentes para reducir el gasto en partidos políticos.




Este año electoral habrá un gasto de $29,525 mdp. Esta cifra no incluye las aportaciones privadas ni financiamiento ilegal que los partidos no reportan. Simplemente el costo para las elecciones de cuatro entidades siendo estas, Nayarit, Estado de México, Coahuila y Veracruz, será de $4,028 mdp. En promedio los ciudadanos de estos estados estarán pagando $203.00 pesos. Nayarit tiene el costo más alto por habitante, puesto que es de $222.00 pesos.

Mientras tanto, en otros rubros también el gasto es excesivo. En el caso de las 28 entidades que no tienen elecciones este año, se les ha asignado 7 mil millones de pesos. También se dio un presupuesto de 18 mil millones de pesos a todo el sistema electoral mexicano.

Por otro lado, $1,383 mdp van a ser asignados a partidos políticos. El PRI es el que más dinero recibirá $369.90 millones, le sigue el PAN con $264.76 millones de pesos y luego Morena, con $171.94 millones de pesos.

Los montos son exorbitantes. Con el dinero que se invierte en mantener a partidos políticos, se podrían hacer mejores escuelas, o mejorar el sistema de salud pública (algo muy necesario en nuestro país). Hasta hoy en día existen dos propuestas, atoradas en la Cámara de Diputados, que buscan precisamente reducir el presupuesto de los partidos políticos.

La primera de ellas es la del Diputado Federal Agustín Basave, del PRD. Su propuesta es conocida como “Voto Blanco” y consiste en que los electores que no están conformes con ningún candidato, puedan en lugar de anular su voto, algo que no tiene efecto jurídico, voten en blanco, y esto se traduzca en un verdadero castigo a los partidos, puesto que se les reduciría el presupuesto que se les asigna.




Otra propuesta para reducir el presupuesto de los partidos, es la del legislador local de Jalisco, Pedro Kumamoto. Su propuesta llamada en redes sociales como #SinVotoNoHayDinero, es muy parecida a la de Basave. Kumamoto propone que el presupuesto de los partidos sea proporcional a los votos válidos, es decir, si hay votos nulos, estos puedan afectar la cantidad de dinero que reciben los partidos políticos.

Ambas propuestas son buenas, el problema es el sistema. Hasta el momento las iniciativas de ley están atoradas en la Cámara de Diputados, ya que existe obviamente una falta de interés por parte de los partidos políticos de reducirse el presupuesto.

Como lo he dicho en varias ocasiones, los partidos en muchos casos son negocios familiares. Uno tan solo tiene que voltear a ver al PT con Alberto Anaya y el Partido Verde Ecologista de México, con la familia González. En ambos casos llevan años viviendo a costas de los impuestos de los mexicanos y con tan solo tener el 2% de los votos, logran seguir con vida y recibiendo dinero.

Por último, las propuestas de ley de Basave y Kumamoto, ayudan a incrementarla participación en las elecciones, ya que los ciudadanos y las ciudadanas podrán castigar, literalmente, a los partidos políticos, mismo que llevará a que en el futuro haya mejores candidatos y mejores propuestas.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

 

 

DE LA CASA BLANCA AL PERDÓN

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En las últimas elecciones fuimos testigos de una jornada histórica para el sistema electoral y político mexicano. Una sociedad enardecida votó en contra de la corrupción, el despilfarro, la violencia y el narco-gobierno. Los ganadores formaron coaliciones para derrumbar al partido que por muchos años había gobernado en Estados como Veracruz, Chihuahua, Quintana Roo y Durango.

La derrota fue tan dura que el presidente nacional del PRI no tuvo mas que renunciar y hacerse a un lado para permitirle a su partido buscar, de manera desesperada, componer el barco rumbo a una virtual derrota en el 2018.

En Nuevo León, por ejemplo, la sociedad le dio una paliza a los dos partidos que habían alternado el poder y que son denominadas las dos grandes fuerzas políticas de México. Jaime Rodríguez Calderón logró lo que jamás se pensó: un ’independiente’ sin estructura partidista llegaba a gobernar el Estado.

Todo esto sucedió como reacción a una de las peores gestiones presidenciales en la historia de México. Repleta de sinsabores que directa o indirectamente causaron las decisiones de Enrique Peña Nieto y sus asesores. Comenzó con un error tras otro, hasta que se convirtió en la burla favorita de los mexicanos en las redes sociales.

Que no sabía inglés, que no había leído libros, que se equivocaba al saludar militares y que era una broma a lado de los presidentes de Estados Unidos y Canadá. Pasó de la risa a la frustración profunda.

Jamás dio una respuesta contundente a los 43 normalistas desaparecidos y presuntamente asesinados por el narcotráfico, sus reformas no han terminado de ser lo que se presumía en una portada de revista como “Saving México” y estamos muy lejos de ser la potencia económica que Luis Videgaray Caso (Secretario de Hacienda) mencionaba al inicio de la gestión en el 2012.

Hoy tenemos a un presidente con los niveles más bajos de popularidad y credibilidad entre la población mexicana, quien ha estado inmerso entre la corrupción y la ostentación de riqueza sin tener la claridad perfecta de dónde se originó.

La Casa Blanca logró lo que quizá ninguna asociación pro participación ciudadana o política había logrado; causó que los mexicanos salieran a las calles a votar en contra del partido que lo postuló y que hoy sufre una profunda crisis de identidad.

Nuestro presidente ha optado por pedir ‘perdón’ como si eso devolviera esperanza a los familiares de los normalistas de Ayotzinapa, como si las disculpas fueran el plato lleno de alimentos con los que hoy millones de mexicanos en extrema pobreza pudieran comer y como si con esto la seguridad volviera a las calles. Acciones como ésta verán muchas de en dos años, no crean que es porque el presidente y su partido están arrepentidos, NO, es porque están realmente asustados por perder la presidencia en el 2018.

Sigamos despiertos mexicanos y recordemos que un “perdón” no soluciona en nada el país en llamas en el que hoy vivimos.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”