LOS PORKYS VENTILAN LA SUCIEDAD EN MÉXICO

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Cuatro mirreyes de Veracruz dan testimonio fiel de la teoría que muchos tenemos sobre la justicia mexicana- si es que puede decirse que exista- donde prevalece la ley del más fuerte, el que tenga una mejor cuenta bancaria o una extensa red de influencias.

Los responsables son Enrique Capitaine -hijo del exalcalde de Nautla, Felipe Capitaine-, Jorge Cotaita Cabrales, Gerardo Rodríguez Acosta y Diego Cruz Alonso, hijos de funcionarios y empresarios dedicados a la comisión de delitos contra mujeres y niñas con fines de explotación sexual, que asistían al Instituto Rougier junto con la víctima.

Muchos en México pagan condenas de años por haber robado un kilo de barbacoa o una barra de pan para alimentar a sus familias. Otros son violentados por policías y autoridades de nuestro sistema de justicia. Políticos endeudan a estados y países enteros sin pagar un solo peso de lo que se llevaron.

Recientemente circulan vídeos que se han vuelto virales donde los Porkys “ofrecen” disculpas a Daphne Fernández a la presuntamente (digo esto por mero protocolo) violaron y la agredieron sexualmente. Indignación, repudio, amenazas de muerte y frustración fueron los sentimientos que han dejado estos videos en la sociedad mexicana; la respuesta del fiscal que lleva el caso fue: “un video no es prueba suficiente para la detención”. Se apega a la ley y a sus lagunas legales para proteger a un grupo de delincuentes que creen que con dinero y la protección de sus ‘papis’ pueden jugar con lo que se les antoje, incluso si su antojo es una joven en una noche de antro.

Debo confesar que por primera vez escribo un artículo con rabia y frustración; apenado por la realidad que existe en nuestro país donde el sistema de justicia no solo es incompetente, sino que también es descarado. Plagado de oportunidades para violar la ley que deben defender, donde el cheque en blanco basta para culpar a otros y dejar libre a los delincuentes reales.

En las cárceles de México casi un tercio de los detenidos son inocentes, no tuvieron dinero para pagar un buen abogado o simplemente se encontraron en el lugar y momento incorrecto, situación que aprovecharon nuestras autoridades corruptas para terminar de atar los cabos a su conveniencia.

Debo confesar que por primera vez escribo un artículo con rabia y frustración; apenado por la realidad que existe en nuestro país donde el sistema de justicia no solo es incompetente, sino que también es descarado.

Muchos en México pagan condenas de años por haber robado un kilo de barbacoa o una barra de pan para alimentar a sus familias. Otros son violentados por policías y autoridades de nuestro sistema de justicia. Políticos endeudan a estados y países enteros sin pagar un solo peso de lo que se llevaron. Narcotraficantes y delincuentes andan por las calles sin el más mínimo temor de ser encarcelados algún día.

Mientras tanto Daphne no solo tiene que vivir con saber que sus violadores se encuentran libres y lo estarán por mucho tiempo pudiendo delinquir cuando se les pegue la gana, tiene que soportar el recuerdo casi ineludible de las manos de estos ‘Porkys’ inhumanos pasando por su cuerpo y, por si fuera poco, tiene que responder a acusaciones de familias ultraconservadoras que la acusan de tener la culpa de su propia violación por “andar en la calle de noche y vestir de manera provocativa”, vaya tontería.

Para muchos igual de frustrados y enojados que yo quienes dicen que“de la justicia divina no se salvan”, a mí ya me comienza a hacer falta algo más que la justicia divina para que estas personas dejen de dañar tanto a nuestro país. Ah, por cierto, los “tesoritos violadores” son de Veracruz, un estado en donde Javier Duarte ha hecho desaparecer la justicia y ha callado a muchos periodistas a balazos, vaya coincidencia.

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