#PulsoUrbano: “#19s y el “valemadrismo” mexicano de la construcción”

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Ya hay quienes lo apodan “el cartel inmobiliario”… Después de que las pérdidas de vidas humanas y materiales estén causando estragos en el centro-sur de México. Por supuesto que ante la tragedia humana, lo más importante que debemos destacar es la solidaridad inmediata, generosa y presente de la gente que se ha entregado de forma incondicional para ayudar a los damnificados.

Pero detrás de ese orgullo mexicano que nos da cada persona que ha sido capaz de hacer cualquier cosa con tal de salvaguardar la dignidad de la vida humana, los cuestionamientos surgen también desde los escombros: ¿Quién otorgó permisos dónde se supone que no debería otorgarse permisos? ¿Quién o quiénes fueron negligentes a la hora de no atender los avisos previos de edificaciones en malas condiciones? ¿Quién o quiénes se atrevieron a entregar departamentos casi nuevos con materiales de baja calidad? ¿Quién o quiénes hicieron caso omiso a las advertencias de las regulaciones e inspecciones que se supone debían existir?

Son preguntas generales que sin entrar a los detalles pueden darnos el panorama sombrío en el que estamos parados como habitantes de este país.

Tan sólo hace unos días después de hacernos preguntas sobre si Monterrey estaría preparado para un sismo u otro huracán y saber que la respuesta es negativa rotundamente, una mujer junto con otros miembros de su familia cayó en un socavón en Monterrey. Para variar, la respuesta en medio de este drama de “valemadrismo” fue ver cómo dos administraciones municipales jugaban a echarse la culpa.

Es tal el riesgo que no sólo el espacio público se ve afectado por decisiones en donde de por medio va la negligencia o la corrupción o la omisión por parte de las autoridades, sino incluso la vivienda… Tan sólo pensemos en esas “cajitas de zapatos” que hacen pasar por casa y que después de construidas representan más “dolores de cabeza” qué beneficios no sólo para los pobres sino para la clase media a la que les venden “gato por liebre”.

¡Qué difícil vivir en estas condiciones! En donde las construcciones anteriores como nuevas están dependiendo de personas sin conocimiento y/o lo que es peor: sin ética.

Después de este sismo somos testigos de que el “qué tanto es tantito” de nuestro valemadrismo mexicano si tiene consecuencias y a veces mucho más graves de las que imaginamos.

La ciudadanía ante el desastre

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El martes 19 de septiembre se conmemoró el 32 aniversario de uno de los eventos más devastadores en la vida contemporánea de nuestro país: un terremoto de magnitud 8.1 grados en la escala Richter a las 7:19 de la mañana alcanzó distintos estados de la República, la Ciudad de México fue la entidad federativa que resintió los mayores efectos. Poco sospecharían autoridades, ciudadanos y empresas que con la misma fecha, pero a las 13:14 de la tarde otro movimiento telúrico habría de presentarse, su epicentro fue a 12 kilómetros al sureste de Axochiapan en Morelos con una magnitud de 7.1 grados Richter, con afectaciones mayores para los estados de Morelos, Puebla, Ciudad de México, Oaxaca y Guerrero.                                                                          

Los daños que causó el movimiento sísmico son incalculables, sólo en la Ciudad de México 321 edificios tienen daños irreparables; y al considerar en conjunto los efectos de los sismos del 7 y el 19 de septiembre de 2017, de acuerdo a diferentes informaciones, suman ya 140 mil edificios con daños, la muerte de 407 personas, y 50 mil casas con pérdida total.

El sismo dejó graves pérdidas para decenas de miles de familias, algunas irreparables, y sin duda, aún están presentes el temor y los efectos negativos de un hecho de la naturaleza de tan grandes proporciones; en ese mismo contexto, debe señalarse que al igual que en 1985, miles de personas salieron a ayudar a sus semejantes a no más de 10 minutos de terminar el sismo.  Por todas partes, y en todos los estados del país al mismo tiempo, la ciudadanía se volcó en ayudar, trabajar, acompañar y proteger a quienes sufrieron los daños del terremoto. La realidad es que algo existe en el código de lo nacional que concita la solidaridad y la organización social ante las crisis.

Los hechos de las movilizaciones ciudadanas fueron y son evidentes, cada persona ayudó con determinación y como consideró que mejor podía hacerlo, desde formar cadenas humanas para sacar escombros hasta internarse en los edificios caídos a riesgo de la propia vida, pasando por organizar el tráfico, llevar alimentos, agua, ropa y consuelo a las familias, y desde luego en abrir sus propias casas a familias que lo perdieron todo.

La actitud de hombres y mujeres jóvenes, rescatistas, bomberos, elementos de las Fuerzas Armadas, paramédicos, albañiles, médicos,  enfermeras y otros actores como arquitectos e ingenieros que participaron en las tareas de rescate muestran el cemento social del que están hechas las familias en México, la fortaleza de nuestros valores y la eficacia con que esos valores se convierten en acciones claras y contundentes.

La respuesta ciudadana fue contundente ante los agoreros del desastre nacional, a los vividores de la denostación, quedó claro que la ciudadanía conoce y percibe lo que hacen esos grupos que buscaron la división. Ni siquiera las mentiras que se fraguaron en algunos medios de comunicación y redes sociales para dividir y confrontar tuvieron eficacia. Las personas no se creyeron las historias, hubo sentido común en México.

La reconstrucción requerirá esfuerzo y compromiso de sociedad y gobierno, hay mucho que hacer y se requieren grandes recursos. Todo lo que ha significado la movilización ciudadana deja lecciones a la clase política nacional, que deberá reestructurarse para una sociedad que siempre estuvo ahí y que muchos no quisieron o no pudieron ver. Hoy las cosas son distintas para gobierno, partidos políticos y ciudadanía. El reto está en reconstruir casas, edificios y carreteras, pero también en reconstruir la confianza, la legitimidad y la credibilidad del sistema político mexicano.

México no olvides quien te dio la espalda

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No falta mucho para el inicio del 2018, aquel que con grandes expectativas se espera y que día a día incrementa las dudas de lo que pasará con el país en los próximos seis años, el siguiente año será de muchos compromisos y promesas, de reivindicación de los partidos, de sacar a la luz todo lo “bien” que han hecho y todo lo que dieron por México en septiembre del 2017 y posteriores fechas a la crisis del sismo, de cómo sacrificaron cuantos recursos pudieron para ayudar a los damnificados y de sentirse ser la solución que el pueblo mexicano necesita. Todo esto será mencionado y más de uno mentirá con tal de regodear su figura benevolente y ganar la mayor cantidad de votos.

Sin embargo, yo solo espero dos cosas, la primera, que a los mexicanos no se les olvide el nombre y el rostro de quien verdaderamente ayudo, de quienes han sacrificado su esfuerzo, tiempo, recursos y físico para brindar la mano a quien hoy más que nunca lo necesita. Que perdure en la memoria de cada uno de nosotros y su altruismo no culmine nunca.

Pero sobretodo, que no olvide quien se negó a aportar su ayuda de una u otra manera, el rostro de aquellos políticos que prefirieron el resguardo de su dinero que el de sus compatriotas.

Realmente lo espero, que nieguen su voto a quien en 2017 les dio la espalda, que no omitan las imágenes de quienes pusieron sin fin de trabas y excusas con tal de no auxiliar, de quienes ayudaron por compromiso cuando cedieron a la presión de la sociedad, ayudando ya cuando no tenían otra opción, en lugar de hacerlo de buena fe en el momento de crisis. Asimismo, que se nieguen a votar por aquellos que se colgaron de la situación para sacar un provecho electoral, que solo fueron a la foto para enaltecer su ayuda en redes sociales o, y esto es lo peor de lo peor, que se llevaron la ayuda proveniente de otros estados para su almacenaje y posterior distribución durante sus campañas y seguir abusando de la necesidad de la gente.

México por favor no olvides, por favor recuerda todo lo que está ocurriendo, aprovecha todo lo que está fotografiado en redes y no dejes olvidar a quienes piensan hacer a un lado estas acciones tan egoístas de quienes decidieron no ayudar y dieron la espalda a nuestro país.

Espero que el próximo año cada quien recuerde cada uno de estos abusos, cada uno de estos “servidores públicos” que se excusaron bajo la ley para no aportar, cada una de las evasivas que impusieron y cada una de las mentiras que dijeron y dirán en 2018 con tal de ganar las elecciones y seguir dando la espalda a los mexicanos.

El dinero que decidieron no donar, no es de ellos, proviene de los impuestos de la sociedad, lo que ellos no entendieron fue que no se los estábamos pidiendo solo queremos darles un mejor uso.

El mundo ha visto que somos capaces los mexicanos, de que ninguna proeza natural o crisis social nos tumba, veremos si esta misma fuerza se mantiene y nos mantiene unidos en contra de aquellos que una vez más le dieron la espalda a México.

#ContraPortada: “El Verdadero Sismo”

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El 19 de Septiembre México conmocionó, un sismo de 7.1 sacudió a la capital del país. En cuestión de minutos el caos, la tragedia, el llanto y el conteo de muertos se apoderaba de los principales espacios de la prensa nacional e internacional. El mismo día que aquel 1985 donde cientos de familias mexicanas lo habían perdido todo, un dejavú de terror.

Lo que vendría después, es simplemente indescriptible. Millones de mexicanos reaccionaron; pero no solo con llanto y tristeza, salieron a las calles a quitar escombros, regalar comida, ayudar en las vialidades y a levantar un país que minutos antes se estaba derrumbando.

¿De dónde salieron tantos héroes? ¿Cómo es que se coordinaron tan bien? Cientos de miles de donaciones inundaban las redes sociales de esperanza, miles de fotos de jóvenes mexicanos que decidieron enfrentar la catástrofe en las calles, tendiendo la mano a quienes lo habían perdido todo. Horas y horas trabajando, sin dormir y sin comer pero con una gran convicción de salvar y encontrar vidas entre los escombros.

México, como hace mucho no pasaba, era admirado a un grito casi unánime por el mundo. ¿Dónde está la apatía que Krauze mencionaba para los millennials? ¿No que estábamos dormidos?

El sismo que vino a arrasar con edificios, a cobrar cientos de vidas y a generar una profunda tristeza nacional, jamás se esperó encontrar a un país que es cada vez más fuerte cuando se encuentra en el hoyo. Jamás nadie espero que nos uniéramos como nunca antes, sin importar clase social ni económica, raza, sexo o ideologías; lo único que compartíamos y lo más grande era el profundo amor por México.

El diario español “El País” tituló sus portadas de ésta forma: “Los jóvenes mexicanos toman el liderazgo tras el terremoto”. Y así fue, de forma contundente los jóvenes decidimos levantar a México. Hoy todos los que nos llamaron apáticos, dormidos, la generación “líquida” o la época pérdida tendrán que tragarse sus palabras.

México obtuvo del sismo catastrófico, una lección mucho más importante: la unión. Hoy nos dimos cuenta que la sociedad organizada y participativa es capaz de hacer de México una potencia mundial.

Los jóvenes mexicanos estamos listos para tomar las riendas de éste país, ya lo demostramos en la peor crisis de los últimos 30 años. ¿Qué es lo que sigue? Hacerlo por los próximos 20 años y posicionar a éste país como lo que debe ser, una potencia mundial.

Grande México, un sismo que llegó a hundirte, otra vez, te hizo mucho más fuerte.

La verdadera esperanza de México

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Luego del devastador sismo que sacudiera a la Ciudad de México, Morelos, Puebla, Guerrero y Estado de México el pasado 19 de Septiembre, además de la asombrosa coincidencia de la fecha en la que conmemoramos el 32 aniversario del terremoto ocurrido en el año 1985; hoy encontramos una Ciudad de México y estados vecinos, visiblemente conmovidos por lo pequeños que somos ante la gran fuerza de la naturaleza, nunca podremos dejar de lamentar la pérdida de vidas humanas, pues hoy nos enfrentamos como país ante un devastador desastre natural que ha servido para fortalecer nuestra esperanza y orgullo como mexicanos, porque en todos los rincones del país la solidaridad y ganas de ayudar son una realidad.

Ante la desgracia de miles de mexicanos, es muy lamentable observar cómo se pretende sacar ventaja política, observar además una innumerable cantidad de políticos aprovechando la situación para fines electorales. Desde hace años los Ciudadanos estamos verdaderamente cansados del despilfarro, incompetencia y corrupción de la clase política, este tipo de actos en el que políticos pretenden beneficiarse de la desgracia de otros, es la gota que derramó el vaso. Miles de personas salieron a las calles a buscar entre los escombros personas que nunca habían visto, héroes que se organizaron para las brigadas de búsqueda y acopio, personas que donaron no sólo tiempo o esfuerzo. Ciudadanos a los que no importó el gobierno, la clase social o los credos y pensaron en un interés procomún.

Considerando el periodo electoral que se avecina, ésta es una oportunidad más para que los ciudadanos de forma organizada exijamos y participemos en la construcción de un nuevo régimen político que transforme al país desde sus cimientos. Los acontecimientos ocurridos hace una semana fortalecen la verdadera esperanza para cambiar a nuestro país, y que no se encuentra en ningún político ni partido, esa esperanza es de todos los mexicanos que soñamos con un mejor país.

Hoy en día ante la adversidad, los mexicanos hemos demostrado que juntos y de forma organizada podemos sacar adelante al país, hoy tenemos una ciudadanía mucho más informada y con ánimo de participar para cambiar las cosas. México es más grande que los problemas y nuestras diferencias, y esa unidad, esa solidaridad y orgullo de ser mexicanos es la verdadera esperanza de nuestro país.

#FuerzaMéxico

Puño en alto: Silencio

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La ciudad de México recuerda cada 19 de septiembre, fecha en la que un devastador terremoto sacudió al país cobrando demasiadas vidas en el año de 1985, como olvidar ese momento que marco nuestra historia.

Cada año se llevan a cabo en esa fecha, recordándonos que debemos aprender a tomar las medidas necesarias, que pueden salvar nuestra vida.

Pero este aniversario número 32 la historia fue distinta en punto de las 13:14 horas, se escucharon las alarmas de alerta sísmica, pero lamentablemente no era un simulacro para recordar, sino todo lo contrario, si nuevamente en la misma fecha se repetía como hace algunos años un terrible sismo.

La ciudad colapso, todo comenzó a caer, la histeria colectiva, gas, polvo en todos lados, gritos, llanto nuevamente el centro del país estaba devastado.

La gran Tenochtitlan era un campo de batalla, de pronto fue capaz de guardar silencio sepulcral, a la señal de un puño levantado en la ciudad hecha pedazos.

Mi madre desde casa atenta a las noticias veía la señal y pedía silencio, silencio con angustia, tristeza, dolor, pero sobre todo con esperanza de vida.

Ciudadanos organizados en cuestión de minutos ayudando, demostrando que era momento en el que todos debemos estar unidos para salvar y reconstruir nuestro México mágico.

También la solidaridad llego, para demostrar que somos un país sensible al desastre donde el amor por los nuestros queda demostrado.

Sin importar edad, condición física las manos unidas palma con palma en grandes cadenas calmando el shock de lo que se estaba viviendo.

Personas a lo largo y ancho de nuestro territorio mexicano con fuerza y mucha voluntad unidos por un solo objetivo, reconstruir nuestro país

Es momento de renacer del polvo, de lo más profundo, teniendo confianza por el desconocido y dándole la mano al de al lado, voluntarios levantando escombros, salvando a nuestro país.

Queda demostrado que tenemos la valentía y el compromiso por nuestro país que es momento de lucha, unidad, confianza, pero sobre todo de construir el México que soñamos.

Casi un millón y medio de personas firmaron la petición para que los partidos políticos regresen al pueblo su dinero, para reconstruir lo colapsado.

Silencio para escuchar las voces de todos los que queremos sacar adelante a nuestro México.

Encuentran cuerpo de mujer en el Colegio Rébsamen

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La tarde de este domingo se encontraron entre los escombros del Colegio Enrique Rébsamen los restos de Reyna Dávila, quien era trabajadora en el instituto educativo desde hace cinco años.

Fuentes de la Secretaria de Marina revelaron que los restos fueron encontrados entre cuatro losas de cemento, esto debido a que Dávila trabajaba en el primer piso del edificio que colapso tras el terremoto de 7.1 grados del martes de la semana pasada.

La familia de la fallecida fue notificada de inmediato del hallazgo. La trabajadora tenía dos hijos, estaba casada y se desempeñaba como trabajadora de intendencia en el Colegio Rébsamen.

La Marina informo que las labores de rescate continuaran, hasta descartar completamente que ya no haya personas atrapadas en los escombros.