París es el Mundo

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París no es nuestro traspatio, sin embargo, los desgarradores ataques terroristas del fin de semana pasado se sienten con especial dolor en el mundo occidental. París es un reflejo de lo que está sucediendo en la escala mundial. Hoy, París es el Mundo. Estos párrafos -que de nuevo tuve que escribir en dos partes, ahí dispense- son un esfuerzo por conmensurar el gran panorama de la situación, para permanecer inteligentes ante las circunstancias y combatir el contragolpe de racismo y odio que estos atentados seguramente están propiciando en contra del Islam en el mundo occidental.

Desde hace cuatro años y medio existe una guerra civil en Siria que ha cobrado la vida de más de 250,000 personas, herido a más de 800,000, obligado a por lo menos 4 millones a huir del país en búsqueda de refugio y a 7.5 millones más a desplazarse de sus hogares huyendo de la violencia. Mucha atención se le ha dado a la consecuente crisis de los refugiados, calificada como la peor crisis humanitaria desde el genocidio de Rwanda.

La guerra en Siria es efecto de la llamada “Primavera Árabe”, una serie de protestas, revueltas y guerras civiles en contra de gobiernos autoritarios del mundo árabe con décadas al poder y a favor de una democracia.

La guerra en Siria es efecto de la llamada “Primavera Árabe”, una serie de protestas, revueltas y guerras civiles en contra de gobiernos autoritarios del mundo árabe con décadas al poder y a favor de una democracia. De esta Primavera, algunos países lograron derrocar a sus líderes y salieron relativamente ilesos, como fue el caso de Túnez, Egipto, Libia y Yemen; mientras que otros países como Bahrein sufrieron levantamientos más fuertes. Otros tantos experimentaron protestas que variaron en dimensión. Siria ha sido indudablemente el peor afectado, puesto que las condiciones de división política, social y religiosa, sumados a una desproporcionada represalia a las protestas pacíficas y crímenes de guerra por parte de las fuerzas de Bashar Al Assad, han favorecido un rápido escalamiento del conflicto.

El caso de Siria es en extremo complejo y representa el quiebre de numerosas tensiones preexistentes. De las que puedo enlistar se encuentran la creación de fronteras artificiales en la región del Medio Oriente por los poderes coloniales de Francia y el Reino Unido tras la 1ª Guerra Mundial, que apretujaron arbitrariamente a una diversidad de religiones y grupos étnicos; la promoción (también colonial) de una minoría religiosa para gobernar sobre las demás; el descontento social por la pobreza; la falta de oportunidades laborales; una prolongada sequía a causa del cambio climático que erradicó poblaciones enteras de ganado y cosechas de las poblaciones más vulnerables en los últimos años y la negligencia del gobierno de Assad para atender a estas necesidades, entre otras.

El problema ya no se trata de Assad y sus atrocidades, sino de nuevo de una guerra internacional en contra del terrorismo. ISIS ha probado ser uno de los grupos terroristas más violentos y exitosos de nuestros tiempos.

La situación no termina de complicarse, pues aprovechándose de la violencia y la división política en Siria, grupos militantes y yihadistas como ISIS (Estado Islámico en Irak y Siria) y el Frente al-Nusra (una rama nueva de Al Qaeda) embisten en medio del conflicto con la misión de establecer un califato islámico totalitario, hasta el punto en que el problema ya no se trata de Assad y sus atrocidades, sino de un revival de la guerra internacional en contra del terrorismo, otra demostración del choque de las civilizaciones de acuerdo a la teoría propuesta por Samuel P. Huntington en los noventa. ISIS ha probado ser uno de los grupos terroristas más violentos y exitosos de nuestros tiempos, y es aquí donde se comprende por qué Francia fue atacada. Previo a los ataques en París, Francia había incurrido directamente en dos bombardeos, uno en septiembre y otro a principios de noviembre, en contra de ISIS en Siria… causa y efecto, o un caso de estudio más de la aplicación del modelo racional de las Relaciones Internacionales.

De momento las intervenciones extranjeras disfrazadas de apoyo y amistad política no hacen nada más que prolongar el conflicto. La idea de que se busca estabilidad en la zona es también ridícula, puesto que vuelve a ser relevante el dicho de que “la cura a veces es peor que la enfermedad”. Observamos de nuevo un esquema parecido al de la Guerra Fría, en donde potencias extranjeras financian la milicia de un lado u otro de las facciones contendientes, inspirados por intereses económicos en la región y por la necesidad de demostrar una fuerte influencia política en las zonas de mayor conflicto a nivel global.

Se quede Assad o no, lo comprobado una y otra vez en las experiencias de vacíos de poder es que la guerra civil puede prolongarse aún más dadas las divisiones entre los diferentes grupos de oposición.

En este caso, mientras que los Estados Unidos, Francia y otros países europeos apoyan la salida del presidente Bashar Al Assad, afirmando que ha sido éste el responsable del estallido de la guerra, Rusia e Irán apoyan la idea de que retirar a Assad del gobierno va a causar mayor conflicto del que ahora existe. Ambos lados actúan con información imperfecta debido a la complejidad de la situación y una inhabilidad por poner un rostro claro al enemigo. Independientemente del resultado, se quede Assad o no, lo comprobado una y otra vez en las experiencias de vacíos de poder es que la guerra civil puede prolongarse aún más dadas las divisiones entre los diferentes grupos de oposición.

Se necesitarán décadas de conciliación estudiada y gran asistencia para la recuperación económica antes de lograr la estabilidad en un país tan destrozado como éste. Además de que queda la tarea de recuperar el sueño y las expectativas de la Primavera Árabe.

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