La transformación debe incluir a la policía

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Además de la terrible corrupción que buscó encubrir durante casi un mes el caso del joven asesinado por policías; donde un gobierno estatal y municipal aún hoy se echan la bolita para no asumir responsabilidades; además de la represión por parte de la policía estatal de Jalisco a las protestas, la desaparición forzada de un grupo de jóvenes y su posterior conducción al penal de Puerta Grande sin una carpeta abierta o sin tener una abogada, los sucesos acontecidos a partir del caso del joven Giovanni, detenido, torturado y asesinado por policías en Jalisco por el simple hecho de no llevar un cubrebocas, pone al descubierto el problema de la brutalidad policiaca que hemos tenido durante muchos años en este país. Ahora desafortunadamente a este caso se suma el del pequeño Alexander de 16 años quien fuera confundido en Oaxaca con narcotraficantes y asesinado de un balazo por un policía.

Todo esto que sucede es abrumante, y sin embargo no es sorpresa para nadie. Entre 2006 y 2014 hubo ante la CNDH 11 mil quejas -atención que fueron solo las denunciadas dentro de un delito que se reporta poco por miedo a denunciar a la autoridad- por tortura y maltrato policial. De acuerdo con Amnistía Internacional, 7 de cada 10 mujeres detenidas en México han sido torturadas o han sufrido violencia sexual. No es de a gratis que las torturas policiales mexicanas sean famosas: el “tehuacanazo”, la “chicharra” y el “buzo”. Definitivamente en México tenemos un problema con la policía, y más que con la policía con la autoridad, ya que la policía no es sino otro eslabón mal preparado de una cadena de elementos de autoridad que han sido corrompidos y descuidados al menos durante cuarenta años.

El error de lo acontecido en Jalisco está en tres partes: 1) en la narrativa del autoritarismo, en la mano dura del gobernador de Jalisco Enrique Alfaro que desplegó a la policía para hacer acatar el confinamiento y criminalizó tajantemente a quienes salieran de sus casas. 2) No habría ocurrido la brutalidad policiaca de no ser que tenemos una policía mal preparada al momento de realizar sus tareas, y es que el tener una paración técnica no implica que tengan una preparación humanitaria basada en el respeto a los Derechos humanos. 3) El último gran error es el de no entender que este país la justicia es accesible de manera diferenciada de acuerdo a temas de género, de color de piel y por supuesto del estrato socioeconómico del que venimos. Hay que reconocer los patrones de abuso policial e impunidad para entender desde dónde atenderla: en la práctica el acceso a la justicia en nuestro país es un tema de privilegios. 

Cualquier reforma a las policías municipales y estatales, así como a encargados de procuración de justicia debe necesariamente tomar en cuenta una sensibilización en temas de género, una conciencia de la discriminación que hay en México vinculada a un tema de raza y, por supuesto también, a la opresión y la violencia que se ven sometidas las y los mexicanos de los estratos económicos más pobres. Solo así, prestando especial atención a quienes han sido más vulnerados, podemos partir de un principio de justicia igualitaria para evitar que más  -jóvenes, morenos y de clase baja- sean asesinados a sangre fría por autoridades que simplemente saben que pueden hacerlo.

 

Camila Martínez Gutiérrez. 

Estudiante de Comunicación Política en la UNAM. Consejera Editorial en Regeneración. Feminista. Obradorista.

Exhibiendo a México en Internet

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Hace unos cuantos días comenzó a hacerse viral el video de una chica que trataba de sobornar a oficiales de tránsito con un billete de $100 pesos tras haber chocado ligeramente con varios automóviles y estar en completo estado de ebriedad. Gracias a esta acción, Lorena Daniela hoy se llama Lady $100. Hace algunos años también se viralizó otro video donde se exhibió a mujeres faltándole al respeto a los agentes de tránsito y ahora son referidas como las Ladies de Polanco… pero verdaderamente ese no es el problema.

La clase alta mexicana –y no solamente esa– está acostumbrada a mirar por encima del hombro a todos los servidores públicos y más si se tratan de los que ‘velan’ por nuestra seguridad. Estamos acostumbrados a faltar al respeto a la autoridad y hacemos caso omiso a tantas recomendaciones que nos indignamos cuando los agentes comenten un error, pero no nos ponemos a pensar que mucho de lo que pasa es porque está en nosotros. ¿Qué hubiera pasado si Lorena Daniela no hubiera conducido aquella noche? Estoy casi seguro de que solamente la seguiría conociendo el mismo grupo de personas que sabía de su existencia hace menos de un mes, pero también sé que seguiría intentando sobornar a oficiales de tránsito en cuanto tuviera la oportunidad.

La clase alta mexicana –y no solamente esa– está acostumbrada a mirar por encima del hombro a todos los servidores públicos y más si se tratan de los que ‘velan’ por nuestra seguridad. Estamos acostumbrados a faltar al respeto a la autoridad y hacemos caso omiso a tantas recomendaciones…

Por otro lado, el problema presenta una óptica que no solamente tiene que ver con cómo la sociedad se maneja, sino cómo ‘nos cuidan’. En México, los sueldos de los policías y agentes de tránsito varían mucho dependiendo de la zona donde se encuentren y el rango o cargo que ostenten. Según información del Sistema Nacional de Seguridad Pública (2011), un policía de bajo rango en Tamaulipas puede ganar tan poco como $3600.00 MX, mientras que su homónimo en Aguascalientes recibe más de $18000.00 MX. En Nuevo León, según esta misma información, un policía estatal tiene un sueldo promedio de aproximadamente $9500.00 MX mensuales. Por cierto, si gustan consultar más datos como este, sólo se necesita hacer una búsqueda rápida en Google.

¿Qué se puede esperar de la calidad de servicios de seguridad si los policías ganan una mínima parte de lo que podrían obtener por participar, por ejemplo, en actividades del crimen organizado? La brecha de ingreso que existe entre los padres de una chica que conduce un auto de lujo en completo estado de ebriedad por las calles de Guanajuato y el sueldo de un policía de su entidad (aprox. $8300.00MX al mes), es probablemente tan grande que no solamente se puede medir en términos de sueldos e ingresos, sino que también pone en evidencia la carencia de valores como el respeto y la congruencia.

Aunque suene alarmista, nos estamos enfrentando a un tiempo donde lo oculto ahora es público y lo embarazoso es ‘lo que vende’: lo viral es lo de hoy. La era del desarrollo de las telecomunicaciones es tan impresionante que nuestra sociedad puede estar completamente sincronizada a unas cuantas publicaciones en Facebook, algunos mensajes de WhatsApp, o a un video de YouTube. La comunicación es tan rápida, que la vida de las personas puede terminar en instantes, como ha sucedido con otros casos de personas que tras ser exhibidas en Internet, han optado por quitarse la vida.

Aunque suene alarmista, nos estamos enfrentando a un tiempo donde lo oculto ahora es público y lo embarazoso es ‘lo que vende’: lo viral es lo de hoy. La era del desarrollo de las telecomunicaciones es tan impresionante que nuestra sociedad puede estar completamente sincronizada a unas cuantas publicaciones en Facebook, algunos mensajes de WhatsApp, o a un video de YouTube.

Más allá de la burla, el mayor aporte que puede hacer este tipo de videos “denuncia” es que nos dejan entrever las carencias y las necesidades que tiene nuestra misma gente: carecemos de cultura vial, de respeto, de educación cívica y de valores y principios que alienten el buen vivir. En México, seguimos adoleciendo las consecuencias de vivir en una sociedad paternalista donde las decisiones se siguen tomando desde arriba, donde el dedo del rango más alto pesa más que el sudor de la clase media mexicana, y si no, volteen a ver a ‘Los Porkys’.

¿De qué lado te gustaría estar: del lado del México impune donde no nos enteramos de nada y cada quien vive lo suyo, o donde nos damos cuenta de que la impunidad se compra a billetazos o se construye con relaciones de compadrazgo, amiguismo y se aprovecha de la estructura patriarcal?

Con todo respeto, ahí se las dejo.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”