Nicaragua castiga con cárcel “noticias falsas” en medios y redes sociales

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El Congreso de Nicaragua aprobó este martes una ley de ciberdelitos, bautizada por la oposición como ley “mordaza”, que castiga con cárcel a las personas y entidades que el gobierno considere difundan “noticias falsas” en las redes sociales o medios de comunicación.

La cuestionada iniciativa fue aprobada con 70 votos a favor, todos de diputados del gobernante Frente Sandinista (FSLN, izquierda), y 16 en contra de la oposición, que denunció una intención de perseguir a los adversarios del presidente Daniel Ortega con la ley.

“Se les acabó el negocio a los mentirosos, a los que son parte de la industria de las mentiras en la redes sociales, a los que crean y difundan falsas noticias creando alarma, temor y zozobra, afectando la estabilidad económica, el orden público”, sentenció en el debate el diputado oficialista Emilio López.

El texto señala que la “propagación de noticias falsas” será sancionada con dos a cuatro años de prisión. Si la “información tergiversada” perjudica el honor de una persona y su familia, la pena será de uno a tres años de cárcel.

Mientras que las publicaciones que “incitan al odio y la violencia” recibirán de tres a cinco años de prisión.

“Ya nunca más al odio en redes sociales”, dijo López, quien adelantó que “ya no se va a permitir que desde un programa de comunicación se llame al odio” o al “caos”.

Advirtió que la ley se aplicaría, por ejemplo, en casos como los de quienes dijeron que se adelantarían las elecciones de 2021, en alusión a una de las demandas que hizo la oposición durante las protestas de 2018 para anticipar la salida de Ortega del gobierno y que nunca fue satisfecha.

López citó también el caso de quienes “dijeron que miles y miles de nicaragüenses estaban contagiados y miles habían muerto por causa del covid-19”, en referencia a las cifras de organismos independientes que cuestionaron con datos la falta de transparencia sobre la pandemia en Nicaragua.

– Contra la disidencia –

La diputada Azucena Castillo, del derechista Partido Liberal Constitucionalista (PLC), denunció que la ley está “orientada a la oposición” y “viene a encender el clima de represión” que existe en el país desde las protestas antigubernamentales de 2018.

“Esta iniciativa tiene nombre y apellido: es para reprimir a quienes consideren que el gobierno está yendo por el camino equivocado”, protestó también el jefe de la bancada del PLC, Maximino Rodríguez.

Según la oposición, la ley de ciberdelito, así como la ley de “agentes extranjeros”, aprobada el pasado 15 de octubre por el parlamento, forman parte de un paquete de leyes que impulsa el gobierno de Ortega para controlar a sus adversarios políticos.

La ley aprobada este martes faculta al Ministerio de Gobernación, la policía y a la estatal Empresa Nicaragüense de Telecomunicaciones (TELCOR) a investigar y perseguir los delitos que sean cometidos por medios de comunicación y aplicaciones informáticas que producen, reproducen y transmiten gráficos y textos.

Los jueces aplicarán las sanciones que oscilan entre uno y ocho años de prisión para una amplia gama de delitos informáticos que el Estado estime afecten la seguridad nacional.

En el caso del delito de espionaje informático, la pena máxima es de 10 años.

Además de las noticias falsas, la ley también castiga el acoso en las redes sociales, la interferencia de datos, el fraude informático, la filtración de información pública reservada y la revelación de información personal sensible, entre otros.

Los jueces podrán autorizar a la policía intervenir y acceder el sistema de informático de los sospechosos y ordenar a los proveedores del servicio de internet grabar y facilitar datos del usuario que es investigado.

La ley se aplicará a quienes transgredan las normas dentro y fuera de Nicaragua, lo que según la oposición incluye a los exiliados que hacen campaña contra el gobierno, para lo cual el Estado recurriría a convenios de asistencia mutua.

El Talón de Aquiles: “Realidades Alternativas”

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El número de estadounidenses que dicen arrepentirse de haber votado por Donald J. Trump aumenta. Y es que lo menos que se puede decir es que las dos primeras semanas de la era Trump han sido intensas.

A mi me han hecho desear llegar al fin de semana, días que hasta el momento han sido “Donald-free”, y que me han permitido respirar y descansar de la cascada de pésimas noticias que llegan de lunes a viernes.

A decir verdad, el solo hecho de referirme al Presidente de Estados Unidos como el “hombre naranja” – jamás pensé hacer algo similar, en su respectivo color, con el expresidente Obama – indica la profunda crisis de credibilidad y de legitimidad por la que atraviesa Washington. Trump no genera respeto. Esta realidad alternativa impacta el mundo entero, iniciando naturalmente por América del Norte.




El 10 de enero, el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, procedió a un cambio de gabinete, entre los que resalta la salida del canciller Stéphane Dion, antiguo líder del Partido Liberal de Canadá (PLC), y conocido ecologista.

Sin duda, Ottawa recibió señales de que la nueva administración estadounidense se aprestaba a desbloquear la construcción de los oleoductos Dakota Access y Keystone Pipeline, por lo que, con un pragmatismo sorprendente, engavetó sus principios ecológicos para alinearse con la política de Washington.

Dion, quien estuvo a cargo de la cumbre sobre cambio climático de Montreal (2005), debe haber juzgado inaceptable el cambio. Claro, no todo fue pérdida para Dion: su premio de consolación fue su designación como embajador de Canadá ante Alemania y la Unión Europea. México, por su parte, también hizo lo suyo, a su manera.

La vieja política del compadrazgo, que en esta ocasión puso en el puesto de Canciller a Videragay, fue un intento de adaptación, si bien en este caso no hizo más que aminorar a un gobierno ya de por sí debilitado por su improvisación crónica.

Interactuar con “el Donald” equivale a atragantarse un curso intensivo de diplomacia, guerra y paz. Por lo tanto, Videragay, que llegó “a aprender”, debe estar bien contento con la suerte que le ha tocado. ¡Saldrá hecho todo un erudito en relaciones internacionales este canciller Mexicano!

Pero no exageremos: no todo es impredecible. El intento por frenar la implementación de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio (Obamacare), por ejemplo, era de esperar.

Son 60 votos los que la Cámara de Representantes ha emitido, a lo largo de los últimos años, para anularla. Y si bien ahora los Republicanos no tienen la menor idea de qué hacer en este tema, es una posición tradicional del partido oponérsele y tratar de derogarla.

También era de esperar que Trump, como Bush, restableciera la prohibición, ideada por Reagan, de financiar ONG’s a favor del aborto (y que Clinton y Obama habían eliminado).

No es tampoco raro que se congelen temporalmente las contratos en el Gobierno Federal, ni que se revisen las decisiones que Obama tomó antes de acabar. Los conservadores siempre desconfían del Estado y de su aparato burocrático.




Varios de los decretos ejecutivos, sin embargo se convirtieron en coordenadas que indican, sin lugar a dudas, la existencia de una dimensión desconocida. Primero, la luz verde para construir el muro en la frontera entre México y Estados Unidos, merece nuestra atención. Seamos honestos: ya existe alguna forma de barrera en gran parte de la frontera, y eso desde hace años.

El problema es firmar el decreto cuando el canciller mexicano estaba en Washington preparando una visita del presidente Peña Nieto, continuar afirmando públicamente que México pagaría el muro de una forma u otra, le guste o no, confirmar los planes de deportación masiva de inmigrantes sin papeles, ordenar la publicación de una lista semanal de los crímenes cometidos por inmigrantes, y crear incertidumbre al sugerir gravar importaciones y/o remesas para pagar el muro.

¡Todo eso en 48 horas! Añádase a la lista la intención de renegociar el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), buscando un pacto respetuoso para Estados Unidos (porque la víctima es Washington), y señalar que la negativa de México de pagar el muro no haría más que agrandar su tamaño.

Los Republicanos nunca fueron reconocidos por su elegancia y multilateralismo , pero esto es franca provocación. ¿Queda claro por qué no sólo los mexicanos, sino el mundo entero, perciben que México ha sido humillado?

Segundo, la suspensión del programa de refugiados y el veto a la entrada de ciudadanos de siete países (Irak, Irán, Libia, Siria, Somalia, Sudán, y Yemen) ha mostrado ser explosiva. Finalmente, un juez, quien tampoco escapó a los insultos del Presidente, interrumpió una medida que, más allá de su ilegalidad o inconstitucionalidad, resalta por ser inhumana y discriminatoria.

El problema inmediato fue la inseguridad jurídica creada por la confusión. Personas con visas válidas, con Green Cards, o con doble nacionalidad, fueron detenidas durante el fin de semana del 28 y 29 de enero de 2017.




En la semana siguiente, líneas aéreas rechazaron pasajeros en los puntos de embarque que podían generar problemas a su llegada. Tan solo 48 horas después de la firma del decreto, los procuradores generales de California, Connecticut, Hawái, Illinois, Iowa, Maine, Maryland, Massachusetts, Nueva York, Nuevo México, Pennsylvania, Oregon, Vermont, Virginia, Washington, Washington DC publicaron un comunicado condenándolo.

Cuatro jueces (Brooklyn, Boston, Alexandria, y Seattle) emitieron ordenes señalando que quienes poseen una visa válida no pueden ser rechazados en la frontera.

Protestas tuvieron lugar en varios aeropuertos estadounidenses y no pocos abogados ofrecieron servicios gratuitos a las víctimas de estos actos arbitrarios. Hoy, la orden ejecutiva no está rigiendo, pero ya se anunció una batalla judicial al respecto.

El 21 de enero, una marcha contra la misoginia, pero también en defensa de los derechos reproductivos, a la igualdad y a la protección de las minorías latina y musulmana, congregó a miles de manifestantes, que llenaron 1.6 kilómetros.

Fiel a su marca de comercio – Trump siempre se presentó como un político no tradicional – el Presidente se preguntó por qué los manifestantes no habían votado (como si no hubiera perdido el voto popular por casi tres millones).

La inconformidad no es porque el candidato incumpla sus promesas, sino porque puede cumplirlas. La lógica del electorado estadounidense fue peligrosa: es fanfarronería, se dijo, pues al asumir, el sistema lo moderará.

También se afirmó que el sistema estadounidense lo detendría, como si la democracia se tratara de elegir líderes irresponsables para luego contenerlos a toda costa.

En la realidad alternativa en la que se nos ha obligado a vivir, el Presidente de la supuesta democracia más poderosa del mundo – siempre he tenido mis dudas al respecto – inspira terror; un líder comunista defiende el libre comercio mientras que un conservador republicano saca a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Libre Comercio (TTP); un vecino incómodo parece amenazar con invadir al vecino pobre. Lo grave no es especular, sino el hecho que no se pueda descartar que de verdad haya sucedido. La incertidumbre en esta realidad alternativa es elevada.

México no está preparado para enfrentar a Trump. Pero Canadá tampoco lo está. Los (supuestamente acalorados) intercambios con Turnbull, Primer Ministro australiano muestran que nadie sabe cómo enfrentar al hombre naranja.

En esta realidad alternativa, el olfato político de Trudeau puede valer lo mismo que la incompetencia de Peña Nieto. Ya ha indicado el Primer Ministro que Canadá recibirá a los inmigrantes que Estados Unidos rechace, lo que lo convierte en un blanco ideal de los insultos de Trump.

En algún momento me pasó por la mente hacer un esfuerzo consciente  para ignorar al  Trump. La mejor táctica es no alimentar ese ego. Pero aquí estoy, apenas dos semanas después de su juramento como Presidente, haciendo exactamente lo contrario.

Lo acepto: la realidad alternativa me ganó. Como intelectual, estoy convencido que es mi responsabilidad unir mi voz para contribuir a contener esta amenaza. Hacer otra cosa es irresponsable e inconsciente. ¿No es extraño que ahora Arnold Schwarzenegger y Kim Jong-un se perciban ahora, de un momento a otro, como chicos casi decentes?

Bienvenidos a la era Trump.

Fernando A. Chinchilla

Cholula (México), enero de 2016

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”