¿Por qué está mal decir #AllLivesMatter?

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La homofobia [1] , la transfobia y la bifobia son expresiones del miedo a lo diverso. En su nivel más tenue, invisibilizan a las personas queer por medio del lenguaje heteronormativo y de la “neutralidad” [2] ante las situaciones de injusticia que viven. En su nivel moderado, violentan psicológicamente a estas personas, realizando campañas de odio, negándoles derechos, señalándoles y humillándoles. En su nivel más peligroso, les violentan sexual y físicamente o les asesinan.

El 12 de junio del presente año fueron asesinadas 49 personas, en su mayoría homosexuales, y resultaron heridas otras 53 más, también en su mayoría homosexuales, en el Pulse, un bar gay en Orlando, Florida, Estados Unidos, a manos de Omar Mateen, un estadounidense de 29 años de edad. El asesino murió en un enfrentamiento con la policía local ese mismo día.

La tragedia del Pulse dio pie a muchas reacciones homofóbicas, transfóbicas y bifóbicas a lo largo y ancho del globo. Sin embargo, en este texto me referiré exclusivamente a la homofobia.

Los comentarios homofóbicos variaron de lo más violento a lo más o menos moderado. Un ejemplo de comentario excesivamente violento fue el discurso del pastor Roger Jimenez, de una iglesia bautista en Orlando, en el que expresó que la muerte de “50 pedófilos y pervertidos” no era una tragedia, sino algo “genial” y “positivo para la sociedad” [3].

Ejemplos de comentarios moderados son los múltiples tweets que surgieron para condenar los hechos, pero al mismo tiempo negar los derechos de los gays y las lesbianas (decir que no deben contraer matrimonio, adoptar, donar sangre y/o besarse o tomarse de la mano en público).

Sin embargo, se ha demostrado que el amor y la solidaridad vencen al odio y a la violencia homofóbica, ya que hubo mucho apoyo para la comunidad homosexual, el cual se vio materializado en redes sociales a través del hashtag #GayLivesMatter [4].

Pero las personas homofóbicas no pudieron guardarse su homofobia y resurgió [5] el hashtag #AllLivesMatter, utilizado ahora como respuesta al #GayLivesMatter (como si fuera necesario aclarar que las vidas de todas las personas son importantes o como si alguien hubiese dicho lo contrario).

El que se recalque que las vidas de las personas homosexuales son importantes no significa que se piense que las vidas de las personas cis y heterosexuales no lo son. Simplemente significa que se reprueba la homofobia que propaga la idea de que las vidas de homosexuales, en específico, no son importantes.

Aunque se trate de homofobia leve o moderada, el discurso de fondo es el mismo que el de la homofobia más grave: las vidas de homosexuales no valen lo mismo que las vidas de heterosexuales. Esta última les mata y aquéllas dos se burlan y niegan sus derechos, pero todas son violentas.

El #AllLivesMatter conlleva un discurso ignorante y homofóbico. ¿Por qué? Porque la clásica frase “por ser seres humanos somos igual de importantes” lo único que hace es dejar la situación injusta igualmente injusta, ya que no visibiliza las desventajas y los abusos de los que la comunidad homosexual es víctima.

Todo movimiento por la igualdad (como el abolicionismo, el feminismo, etcétera), debe de tomar la bandera del grupo oprimido y sus luchas particulares con la injusticia para lograr la igualdad de dicho grupo oprimido respecto del grupo privilegiado correspondiente.

Así, debemos visibilizar a las personas homosexuales en específico, puesto que vivimos en un sistema patriarcal y heteronormativo que los invisibiliza por default. Visibilizarles y apoyarles es necesario para que puedan posicionarse en un plano de igualdad respecto de las personas cis y heterosexuales.

Hacer esto no significa de ningún modo que se piense que las personas cis y heterosexuales no son importantes o son menos importantes que las personas homosexuales, pero no hacerlo (y utilizar el #AllLivesMatter) es invisibilizarles y, por ende, es un acto homofóbico [6].

La cultura, la religión, el lenguaje, las leyes, la sociedad y las familias repiten constantemente que todas las vidas importan. El problema es que en la práctica no funciona así: institucionalmente, históricamente, culturalmente y socialmente las vidas de las personas homosexuales son minusvaloradas.

El #AllLivesMatter es una forma de silenciar a quienes protestan por ello. Así como en su momento se utilizó para callar a las personas que promovieron el #BlackLivesMatter, ahora se utiliza para contrarrestar el #GayLivesMatter. Pero lo que hacen es lo mismo: callar a quienes señalan un problema social, ignorar este y hacer nada por resolverlo.

Es un hecho que las personas homosexuales son asesinadas, violentadas, ignoradas y humilladas sistemáticamente, por lo que es importante recalcar su situación injusta (el #GayLivesMatter es una forma digital de protestar).

La verdad es que el #AllLivesMatter lo que propaga es el mensaje #My(Privileged)LifeMatters, porque lo único que hace es ignorar y silenciar a quienes protestan por la homofobia en el mundo sin hacer algo por resolver dicho problema, viendo así únicamente por sí mismas y sin estar conscientes de sus propios privilegios como personas cis y heterosexuales.

En resumen, obviamente el #GayLivesMatter no significa que solamente las vidas de personas homosexuales importan y que las de personas heterosexuales no; significa que las vidas de homosexuales también importan. Lamentablemente, es necesario decirlo, puesto que vivimos bajo el yugo de un sistema patriarcal, heteronormativo y homofóbico.

Por lo anterior, decir #AllLivesMatter es ignorar el problema de la homofobia que mata… E ignorar un problema es equivalente a ser parte de él.

[1] No digo lesbofobia también porque la lesbofobia es un subtipo de la homofobia, ya que las mujeres lesbianas también son homosexuales, al igual que los hombres gay.

[2] “Si eres neutral en situaciones de injusticia, haz elegido el lado del opresor.” – Desmond Tutu, al recibir Premio Nobel de la Paz, 1984.

[3] Huffington Post. Preacher gives shockingly repulsive sermon: “Orlando is a little safer”. 2016. Disponible en línea: <http://www.huffingtonpost.com/entry/baptist-preacher-praises-orlando-shooting-says-city-is-safer_us_5762b0f3e4b0df4d586f5d37?>.

[4] En el idioma inglés, la palabra “gay” se utiliza para referirse tanto a los gays como a las lesbianas.

[5] El hashtag #AllLivesMatter se creó originalmente para “combatir” el #BlackLivesMatter.

[6] Una analogía es el #NotAllMen como respuesta al feminismo que visibiliza la violencia de género, los estereotipos y los micromachismos que violentan a las mujeres.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

MÉXICO: UN PAÍS EN LLAMAS

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Es realmente increíble la facilidad que tiene el mexicano para enojarse, indignarse o resignarse cada semana con un sin número de sucesos que marcan la pauta para el ‘decrecimiento’ de las esperanzas en nuestro país.

Desde la mal votada Ley 3 de 3 que sufrió una rasurada importante por los Senadores y Diputados del PRI que decidieron darle la espalda a más de 630 mil ciudadanos (a los cuales deben su sueldo y su carrera) hasta la humillante actuación de la selección mexicana de fútbol en la Copa América, considerando que somos un país fanático de este deporte.

El mexicano promedio tiene verdaderas razones para sentirse decepcionado, enojado y frustrado. Recibe uno de los salarios mínimos más bajos del mundo por lo cual tiene que trabajar prolongadas jornadas laborales; convive con niveles de corrupción e inseguridad realmente altos e incluso vive en una sociedad donde la discriminación y el lenguaje despectivo son el pan de cada día.

El mexicano promedio tiene verdaderas razones para sentirse decepcionado, enojado y frustrado. Recibe uno de los salarios mínimos más bajos del mundo por lo cual tiene que trabajar prolongadas jornadas laborales; convive con niveles de corrupción e inseguridad realmente altos e incluso vive en una sociedad donde la discriminación y el lenguaje despectivo son el pan de cada día.

México es el país de las etiquetas: el gordo, el flaco, el joto, el pobre, la puta, la fea, la mantenida y demás calificativos sin un gramo de sensibilidad. Aunque nuestra constitución lo demande, no hay verdadera libertad de expresión. La comunidad LGBT sufre una de las épocas más difíciles en el mundo con masacres como la de Orlando o los asesinatos en Veracruz, ¿dónde está la libertad?

Somos un país hipócritamente religioso, y digo hipócritamente porque para nuestra cultura la religión sirve para limpiar nuestra mente los domingos de todos los “pecados” que cometemos el resto de la semana, ah, y para castigar y señalar a los impuros que se alejan del camino de Dios.

Mientras mantenemos los peores índices de seguridad los policías a su vez son de los que más tememos; aún con un rezago educativo preocupante y un analfabetismo en crecimiento, nuestros maestros se encuentran en las calles luchando por sus intereses sindicales mientras son reprimidos por el gobierno.

Somos un país hipócritamente religioso, y digo hipócritamente porque para nuestra cultura la religión sirve para limpiar nuestra mente los domingos de todos los “pecados” que cometemos el resto de la semana, ah, y para castigar y señalar a los impuros que se alejan del camino de Dios.

Sin olvidar que hasta hace poco vivimos una de las peores masacres a los normalistas de Ayotzinapa, los coches bomba y el narcotráfico en Tamaulipas, los fraudes millonarios de empresarios y políticos sin olvidar las casas blancas y los contratos multimillonarios a KIA.

Hoy, como ayer y mañana, la única posibilidad de cambiar la realidad de nuestro país es en base al trabajo de los ciudadanos, a las iniciativas sociales, al castigo participando en las urnas y a la transformación de nuestro propio entorno. A México solo lo salvamos los mexicanos de a pie, los que día a día sufrimos y soportamos un país en llamas.

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Orlando, ¿caso aislado, terrorismo, o control de armas?

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Islamofobia, homofobia, control de armas, todos son temas que se vieron presentes el pasado domingo 12 de junio. Día en el que un joven de 29 años entró a The Pulse, un club de noche gay, y abrió fuego dejando 50 muertos y 53 heridos (incluyendo 4 víctimas mexicanas). El tiroteo de Orlando es el que, hasta el día de hoy, se reporta como el ataque masivo más letal en la historia de Estados Unidos. Hasta este fin de semana, el tiroteo con mayor casualidades había sido Virginia Tech en 2007 con 33 muertos.

Omar Mateen, el perpetrador que murió también durante el ataque cuando se enfrentó a la policía, en un post de facebook declaró su lealtad al grupo terrorista ISIS y al líder Bakr al-Baghdadi (Lee, 2016). Este hecho pronto dio pie a declaraciones sobre si se debe colocar una prohibición de entrada a musulmanes al país. De inmediato virando la conversación hacia el aspecto religioso del ataque. Sin embargo, muchos otros debaten que esto último no es el quid del conflicto. ¿Qué originó entonces el ataque?

Por un lado, el ala conservadora estadounidense declara que este caso fue un hecho aislado, y que tiene su origen en el radicalismo y extremismo musulmán. Argumento que solo ha ayudado a propagar islamofobia a través de los medios. No obstante, Omar Mateen era un ciudadano estadounidense de nacimiento. Dentro de la misma facción conservadora, hubo una declaración de un pastor evangélico que mencionó que lo único que lamentaba del accidente era que no hubiera habido más casualidades.

Manifestación que demuestra la homofobia que muchas secciones religiosas siguen demostrando y profesando.

Por un lado, el ala conservadora estadounidense declara que este caso fue un hecho aislado, y que tiene su origen en el radicalismo y extremismo musulmán. Argumento que solo ha ayudado a propagar islamofobia a través de los medios. No obstante, Omar Mateen era un ciudadano estadounidense de nacimiento.

Existe otro argumento, el cual desde mi percepción tiene más lógica. Este es el mediocre, si esque llega a eso, control de armas en Estados Unidos. Solo para poner un contexto en números, el día en que se llevó a cabo el tiroteo en Orlando fue el 164 del año, y ese tiroteo fue el número 176 en lo que lleva el 2016 (Mass Shooting Tracker, 2016). Tomemos un momento para asimilar esto. Hasta el día 12 de junio han ocurrido 1.07 tiroteos al día, y la cifra sigue en aumento. ¿Es entonces el tiroteo en Orlando un caso que se deba aislar al extremismo musulmán, o la homofobia?

El razonamiento detrás del derecho a la portación legal de armas, está dentro de la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos. Empero, ¿es esta la mejor situación? sobre todo es algo que nos debemos preguntar cuando hay estados como Florida -donde sucedió el ataque- donde las regulaciones son casi inexistentes. En Florida no hay requerimientos estrictos ni se piden permisos para poder vender armas. El ejemplo está en Mateen, quien compró dos armas, con las que cometió el ataque, de manera legal unos días antes de del tiroteo. Y la situación de Florida es la misma que de muchos otros estados del país. Solo en siete estados, incluyendo Washington, se prohíbe algún tipo de arma de asalto.

Solo para poner un contexto en números, el día en que se llevó a cabo el tiroteo en Orlando fue el 164 del año, y ese tiroteo fue el número 176 en lo que lleva el 2016 (Mass Shooting Tracker, 2016).

Aunque la situación no siempre fue así. En 1994 se estableció una prohibición a nivel federal de armas de asalto, que expiró en 2004. Ley que el Congreso de EE.UU. no ha intentado reinstalar. Y de acuerdo al FBI hubo un incremento a partir de este año en los tiroteos masivos (Blair y Schweit, 2014). Teniendo algunos de los incidentes más grandes después del 2004: Virgina Tech, Fort Hood, el cine en Colorado, San Bernardino y ahora el tiroteo en Orlando.

Y mientras hay personas que aseguran que el tiroteo en The Pulse, es la gota que derramó el vaso y que será el punto de inflexión en cuanto a las legislaciones sobre el control de armas hay más de uno que considera esto un difícil desenlace. El resto del mundo espera con la respiración retenida y esperanzas para un mayor control sobre este tipo de incidentes donde quienes más pierden son los civiles.

● Blair, J.P., & Schweit, K.W. (2014). A Study of Active Shooter Incidents, 2000 – 2013. Texas State University and Federal Bureau of Investigation, U.S. Department of Justice, Washington D.C. 2014.

● Lee, R. (15 de junio de 2016). Malcolm Gladwell on America’s “contagious” mass shooting problem. CBS News. Recuperado el 15 de junio de 2016 desde: http://www.cbsnews.com/news/malcolm-gladwell-on-orlando-massacre-mass-shooting-new-podcast/

● Pastor defends controversial sermon after Orlando mass shooting. (15 de junio de 2016). ABC13 News. Recuperado el 15 de junio de 2016 desde: http://abc13.com/society/pastor-defends-controversial-orlando-shooting-sermon/1386405/

● Steiner, M. (2016). The Federal Assault Weapons Ban. Criminal Defense Lawyer. Recuperado el 15 de junio de 2016 desde: http://www.criminaldefenselawyer.com/resources/the-federal-assault-weapons-ban.htm

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¿#MatarGaysNoEsDelito?

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49 personas asesinadas y 53 gravemente heridas en el club gay “Pulse” en Orlando. Una noticia horrífica que nos ha estremecido a todas y todos… ¿o no?

Es preocupante que un hecho como éste reciba reacciones tan contrastantes. Por una lado la solidaridad de ciudadanas y ciudadanos alrededor del mundo que mandan sus condolencias de una u otra forma. Por otro lado, aquellos que minimizan y ridiculizan la situación.

Es preocupante que un hecho como éste reciba reacciones tan contrastantes. Por una lado la solidaridad de ciudadanas y ciudadanos alrededor del mundo que mandan sus condolencias de una u otra forma. Por otro lado, aquellos que minimizan y ridiculizan la situación.

Prueba de ello fueron los numerosos tweets que circulaban el día de antier con el hashtag #MatarGaysNoEsDelito.

Algunos ejemplos de los más retwiteados fueron los siguientes:

• “#MatarGaysNoEsDelito es nuestro deber limpiar la sociedad”
• “#MatarGaysNoEsDelito, más bien debería ser un delito no matar a esas aberraciones de la humanidad”
• “#MatarGaysNoEsDelito y es que no se sabe cómo es que hay tantos si entre ellos no se reproducen”

Broma o no, este hashtag es una muestra más del camino que nos falta por recorrer para el alcance de la igualdad, de una vida justa basada en el respeto de los derechos humanos. Este hashtag es evidencia clara de que como seres humanos nos falta aún mucho por aprender de la historia.

En palabras de Alejandro Brito, activista social: “La fuerza de la homofobia es tal que deriva en la restricción y la cancelación de derechos. Derechos que son puestos en duda y constantemente vulnerados por quienes desde el prejuicio y la intolerancia pretenden establecer jerarquías inadmisibles de valoración y trato diferenciado hacia las personas tan sólo por su orientación sexual e identidad y expresión de género.”

Broma o no, este hashtag es una muestra más del camino que nos falta por recorrer para el alcance de la igualdad, de una vida justa basada en el respeto de los derechos humanos. Este hashtag es evidencia clara de que como seres humanos nos falta aún mucho por aprender de la historia.

Aunque este caso haya ocurrido en Estado Unidos, aprovecho este espacio para hacer conciencia sobre la gravedad actual que se vive en nuestro propio país:

De acuerdo al Informe de Crímenes de Odio por Homofobia realizado por la organización civil Letra S Sida, Cultura y Vida Cotidiana, de 1995 al 2015 se han registrado un total de 1310 casos de asesinatos de personas de la comunidad LGBTTI. Según la organización “los patrones de violencia parecen responder a la identidad sexual y de género de las víctimas”. 81 de estos casos han ocurrido en Nuevo León, convirtiéndonos en la cuarta entidad más homofóbica del país.

¡Abramos los ojos! el problema existe. Es tiempo de reflexionar y de negarnos a ser parte de esta cultura de odio, de discriminación y de segregación. El respeto a las ideas, creencias u opiniones ajenas es la clave de todo.

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Cuando se justifica el odiar

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El pasado domingo nos despertamos con una horrible noticia, Omar Siddique Mateen, decidió acabar con la vida de al menos 50 personas, y dejar heridas a otras 53, en un club nocturno de Orlando, Florida. Lamentablemente ha quedado registrado en la memoria y la historia como el peor tiroteo múltiple en Estados Unidos.

¿La razón? Aún no se ha podido aclarar. El Presidente Barack Obama manifestó que se trato de un “acto terrorista y de odio”, el Estado Islámico se atribuyó el hecho, y la comunidad LGBTI, protestó que era un crimen innegable de odio por homofobia. Yo pienso que, claro que es un crimen de odio por homofobia específicamente por la comunidad que se decidió atacar, así como terrorista por las secuelas y consecuencias que dejó a su paso.

Creo que después de leer un poco, conocer otro tanto y debatir hasta el cansancio, he descubierto: lo que nos ha matado como sociedad y humanidad, es querer imponer nuestras ideas sobre las de los demás; “lo que a mi me enseñaron es lo correcto”, suelen decir, pero nunca cuestionar. Es cierto, cada persona tendrá sus ideologías, creencias, costumbres, tradiciones, en fin su propia forma de ver el mundo. Pero es no nos exime de la responsabilidad de observar y ser empáticos con el mundo de los demás.

Descubrir que existen otras cosas además de nuestro contexto y situación.

Creo que después de leer un poco, conocer otro tanto y debatir hasta el cansancio, he descubierto: lo que nos ha matado como sociedad y humanidad, es querer imponer nuestras ideas sobre las de los demás; “lo que a mi me enseñaron es lo correcto”, suelen decir, pero nunca cuestionar.

La homofobia y transfobia, son una realidad, puede ser cierto, que muchas personas por más que estén en desacuerdo con algo o alguien, no llegan a materializar su odio tratando de acabar a un grupo social, ¿pero qué pasa con los que si?.

En la historia, la discriminación, ha dejado centenares de cuerpos tirados, a miles de familias destrozadas y a grupos sociales destruidos. En nuestras clases de historia, nos enseñaron a condenar los actos reprochables e inhumanos de Hitler en la Alemania Nazi, hacía los judíos; sentenciar la historia de represión, discriminación y racismo con las personas afrodescendientes en Estados Unidos; recordar los años del apartheid como uno de los peores episodios, y a indignarnos por la denegación de los derechos civiles y políticos de las mujeres. Basándose, en el terrible daño que nos había hecho como humanidad, y sobre todo recalcando el valor y la dignidad que tiene cada persona. Pero ahora digo yo, ¿cuándo nos enseñaran qué no respetar las diferencias y el amor sin importar el género, también nos destruye como sociedad?.

En la historia, la discriminación, ha dejado centenares de cuerpos tirados, a miles de familias destrozadas y a grupos sociales destruidos.

¿En qué momento vamos aprender que odiar esta mal? y ¿hasta cuándo vamos a dejar de justificar el odio? Hoy por hoy, existen una infinidad de grupos que han decidido oponerse al matrimonio homosexual, a la adopción, y sobre todo han realizado actos tajantes a la segregación e invisibilización de la comunidad LGBTI, tachándola de antinatural, rara, y en algunas ocasiones señalándola como “gente chiflada”. ¿Cómo se sentirían si les prohibieran el amor y la felicidad?

Ustedes se preguntaran ¿qué tiene que ver la matanza del domingo pasado con el matrimonio y la adopción? Pues yo creo que todo tiene conexión, el no reconocer derechos fundamentales a un grupo de la sociedad, los deja apartados de la misma y además los coloca inmediatamente en una situación de discriminación ante los demás. Los grupos opositores infunden y generan odio, alegan y defienden una supuesta normalidad. Me tocó leer opiniones en donde manifiestan: “lamentamos muchísimo la muerte de las personas en el bar y todo acto de violencia”, sin embargo, en ningún momento se aprueba el matrimonio entre personas del mismo sexo, ni las conductas sexuales, pues son tachadas de desviadas y antinaturales. Determinar que una persona es anormal, el negarle ser feliz, simplemente por no ser igual a ti, ¿eso no es el primer paso para crear e infundir odio?

Ustedes se preguntaran ¿qué tiene que ver la matanza del domingo pasado con el matrimonio y la adopción? Pues yo creo que todo tiene conexión, el no reconocer derechos fundamentales a un grupo de la sociedad, los deja apartados de la misma y además los coloca inmediatamente en una situación de discriminación ante los demás.

Algunas veces las formas más simples de discriminación terminan siendo las más profundas y mortales, sino recordemos las palabras de la profesora Erin Gruwell cuando describió el dibujo de uno de sus alumnos, en el cual se burlaba de un compañero por sus facciones raciales: “Una vez vi una foto como esta en un museo. Sólo que no era un hombre negro, era un judío. Y en lugar de grandes labios tenía una gran nariz, al igual que un rata. Pero no era un dibujo en particular, sino representaba a todos los judíos. Tú te haces cargo de tus barrios, ellos se hicieron cargo de los países ¿cómo? Simplemente exterminaron a los demás. Realizaron pruebas científicas en donde demostraban que los judíos y los negros eran más como animales, y como eran animales no importa si vivían y morían. De hecho, la vida sería mucho mejor si todos estaban muertos. Así fue como sucedió el holocausto.

A veces se puede llegar a creer que un dibujo no pasará a mayores consecuencias, el lenguaje despectivo y ofensivo que utilizamos, la denegación de ciertos derechos, pero no se percatan del mensaje que le están enviando a la sociedad. Cuando se está en contra de la violencia y discriminación, es en todas sus formas y presentaciones, aplica para toda las personas, sin antes pensar en su género, orientación o preferencia sexual. En vez de buscar que prevalezcan nuestras ideologías, debemos abrir la puerta a la diversidad y la oportunidad de que ambas puedan coexistir. Tenemos que dejar de buscar excusas para odiar y apartar, ya es hora de reconocer la humanidad en todos las personas.

Cuando se está en contra de la violencia y discriminación, es en todas sus formas y presentaciones, aplica para toda las personas, sin antes pensar en su género, orientación o preferencia sexual.

Alguna vez se creyó que los judíos, los afrodescendiente y las mujeres, no se les debía reconocer sus derechos, no los merecían, no eran normales, no eran personas. ¿Si los reconoces después qué van a querer?, argumentaban.

Seamos como Martin Luther King, y decidamos seguir al amor, ya que el odio es una carga demasiado pesada que soportar.

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Masacre de Orlando

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Hago propio el comunicado oficial del día de ayer emitido por la Dirección de Derechos Humanos y Atención a Grupos Vulnerables de la Secretaría General de Gobierno, y a título personal me uno en la pena de los cientos de familiares de las 50 personas asesinadas (de entre los cuales hubo tres mexicanos), y 53 heridas, el día de antier, 12 de junio de 2016, en una discoteca gay ubicada en la ciudad de Orlando, en el Estado de Florida, en Estados Unidos.

Esta tragedia no es una que deba afligir únicamente al país en donde aconteció, sino que por su magnitud trasciende a constituir una verdadera pena para el mundo entero dadas las motivaciones de intolerancia, odio, terror y deshumanización que la provocaron, pues lamentablemente no solo suceden en Estados Unidos, sino en todo el mundo.

El solo hecho de advertir en redes sociales que existe una cantidad considerable de personas que hasta celebraron estos hechos de odio, es un claro indicador de que el problema de raíz no le es ajeno ni a México, ni a Nuevo León en lo particular.

Esta tragedia no es una que deba afligir únicamente al país en donde aconteció, sino que por su magnitud trasciende a constituir una verdadera pena para el mundo entero dadas las motivaciones de intolerancia, odio, terror y deshumanización que la provocaron…

La discriminación hacia las personas con preferencias y orientaciones sexuales diferentes a la concepción tradicional de la heterosexualidad es una realidad que lamentablemente impera en nuestra sociedad, pues a pesar de que el marco jurídico vigente establece que cualquier acto discriminatorio tiene el carácter de ilícito (inclusive en el Código Penal), lo cierto es que en distintos grados de intensidad se cometen a diario e intensifican la fractura social que desde muchos años padecemos en torno a esta problemática.

Debemos reconocer que las modificaciones legislativas al respecto, si bien son positivas para erradicar la problemática, jamás serán suficientes si las ideas de tolerancia, respeto y armonía social que las motivan no generan la consciencia colectiva suficiente para permear en nuestra cultura y ser adoptadas por cada uno de quienes componemos el engranaje social de nuestra comunidad.

Debemos reconocer que las modificaciones legislativas al respecto, si bien son positivas para erradicar la problemática, jamás serán suficientes si las ideas de tolerancia, respeto y armonía social que las motivan no generan la consciencia colectiva suficiente para permear en nuestra cultura y ser adoptadas por cada uno de quienes componemos el engranaje social de nuestra comunidad.

Los hechos ocurridos en Orlando, y las ideas que los motivaron, no deben de indignar solamente a las personas integrantes de la Comunidad LGBTTTI, sino a todo el resto de nosotros, pues son atentatorias de la cultura de respeto, tolerancia y la paz social que debe imperar en toda sociedad civilizada.

Es innegable que las preferencias y orientaciones sexuales distintas a la concepción tradicional de la heterosexualidad son una realidad mundial, y el odio, la intolerancia y la discriminación que las rodean no van a provocar que éstas dejen de existir, sino que únicamente tendrán como efectos el polarizar a la sociedad y generar el elemento más dañino para la paz colectiva: La violencia.

Invito a la sociedad a reflexionar sobre estos hechos, y reitero mi solidaridad y pronta resignación a las familias de los occisos y heridos de esta terrible tragedia.

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