Fenómenos meteorológicos extremos son la “nueva normalidad”, alerta ONU

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Los últimos siete años van camino de ser los más cálidos desde que existen registros, el nivel del mar marcará un nuevo máximo en 2021, los océanos se acidifican y los fenómenos meteorológicos extremos son “la nueva normalidad”, alertó la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de la ONU.

“Desde las profundidades oceánicas hasta las cimas de las montañas, desde el derretimiento de los glaciares hasta los implacables fenómenos meteorológicos extremos, se están destruyendo los ecosistemas y las comunidades de todo el mundo”, señaló el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en video, durante la presentación del último informe de la OMM.

Esa agencia de la ONU presentó su informe preliminar de 2021 en el primer día de la conferencia del clima COP26 de Glasgow, que Guterres pidió que se entienda como “un punto de inflexión (…) para proteger nuestro futuro y salvar a la humanidad”.

“Los fenómenos extremos son la nueva normalidad. Existen cada vez más pruebas científicas que indican que algunos de estos fenómenos llevan el sello del cambio climático causado por las actividades humanas”, declaró en rueda de prensa el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.

Temperaturas

La temperatura media mundial en 2021 -entre enero y septiembre- superó en alrededor de 1.09 °C la media del periodo 1850-1900, lo que convierte al año en curso en “el sexto o séptimo más cálido” jamás registrado.

Pese a que 2021 es menos cálido que los últimos años debido a la influencia de un episodio de La Niña a comienzos de año, al cierre será entre 0.18 y 0.26 grados más cálido que 2011.

Gases de efecto invernadero

Las concentraciones de gases de efecto invernadero alcanzaron nuevos máximos en 2020, con niveles de CO2, de metano y de óxido nitroso que suponen incrementos de 149 por ciento, de 262 por ciento y de 123 por ciento, respectivamente, con relación a los niveles preindustriales, señaló la OMM, que agregó que el aumento “se ha mantenido” en 2021.

Océanos

El calentamiento de los océanos hasta una profundidad de 2 mil metros se mantuvo en 2019. De acuerdo con un análisis preliminar, el 2020 superó ese récord, que lleva además aparejado un incremento de la acidez de los océanos hasta marcar el pH más bajo en al menos 26 mil años.

Los océanos absorben 23 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero pero, a medida que el pH disminuye, también se reduce su capacidad para absorber CO2 de la atmósfera.

Nivel del mar

El calentamiento de los océanos acarrea, también, una subida del nivel medio del mar causado por la expansión térmica del agua de mar y la fusión de los hielos continentales, indica el informe.

Ese aumento se ha traducido en una elevación del nivel del mar de 2.1 milímetros por año entre 1993 y 2002 y de 4.4 mm por año entre 2013 y 2021.

Glaciares

Durante las dos últimas décadas, la pérdida de masa de los glaciares de América del Norte se aceleró y casi se duplicó en el periodo 2015-2019 con respecto a 2000-2004. En 2021, el verano excepcionalmente cálido y seco en el oeste de América del Norte “tuvo consecuencias brutales” en los glaciares de montaña de la región, añade la OMM.

“Estimamos que los glaciares africanos habrán desaparecido por completo en 2040”, dijo Taalas.

Fenómenos extremos

“Por primera vez desde que se dispone de registros, llovió, en lugar de nevar, en la cima del manto de hielo de Groenlandia. Los glaciares de Canadá experimentaron una rápida fusión”, agregó el profesor.

El finlandés se refirió asimismo a la ola de calor que se produjo en Canadá y partes adyacentes de los Estados Unidos en el presente año, cuando se registraron temperaturas cercanas a 50 °C en un pueblo de la Columbia Británica o los 54.4 ºC anotados en el Valle de la Muerte de California, y aludió a muchas partes del Mediterráneo que registraron “temperaturas sin precedentes”, agregó.

(Fuente: EFE)

Próxima crisis mundial será por el acceso al agua, advierte OMM

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Una nueva crisis global está en ciernes y esta vez es la del acceso a los recursos hídricos y los peligros que supone en medio de la intensificación de los desastres naturales debido al cambio climático, dijo la Organización Meteorológica Mundial (OMM) al presentar su informe sobre el estado de los servicios climáticos en 2021 relacionados con el agua.

La ciencia apunta a que el número de personas afectadas por el llamado “estrés hídrico” o dificultad para tener acceso al agua aumentará considerablemente por el crecimiento de la población y porque cada vez habrá menos recursos hídricos que explotar.

De acuerdo con las cifras citadas en el informe, 3 mil 600 millones de personas tuvieron un acceso inadecuado al agua al menos un mes al año en 2018 y se proyecta que esta cifra superará los 5 mil millones de aquí a 2050.

Es en este contexto que la OMM ha constatado que el mundo no está preparado para esta situación porque los sistemas de gestión, de vigilancia, de predicción y de alerta temprana de riesgos asociados al agua no existen o son inadecuados en el 60 por ciento de los 187 Estados miembros del organismo científico de Naciones Unidas.

“El aumento de las temperaturas está generando cambios en las precipitaciones a nivel mundial y regional, lo que ha dado lugar a variaciones en la distribución de las lluvias y en las estaciones agrícolas, lo que repercute en la seguridad alimentaria, la salud y el bienestar de los seres humanos”, comentó en la presentación del informe, el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.

En su recuento, el organismo observa que en 2020 se registraron varios fenómenos hídricos extremos, como lluvias intensas que causaron inundaciones masivas en Japón, China, Indonesia, Nepal, Pakistán e India, y dejaron numerosos muertos y empujaron a millones de personas a un desplazamiento forzoso.

En Europa también hubo inundaciones que provocaron pérdidas humanas y materiales.

Del otro lado de la medalla está la disminución de los depósitos de agua continental (la suma de toda el agua que se encuentra en la superficie terrestre y debajo de esta), que equivale a un centímetro menos por año en las últimas dos décadas, un fenómeno notorio en los glaciares, la nieve de montaña, en la Antártida y en Groenlandia.

La situación es grave si se considera que solo 0.5 por ciento de los recursos hídricos del planeta son agua dulce disponible y aprovechable.

Taalas enfatizó que esta situación “continuará en los próximos siglos y no solo en los próximos años o décadas, debido a los elevados niveles de dióxido de carbono” en la atmósfera y el efecto negativo que esto tendrá en el cambio climático.

Por otra parte, el informe indica que en los últimos 20 años se ha incrementado la frecuencia de los peligros hidrológicos.

Desde el año 2000 se ha observado un aumento de 134 por ciento de los desastres relacionados con las crecidas, en comparación con las dos décadas anteriores, con la mayoría de muertes y daños económicos ocurridos en Asia.

El número de sequías y su duración también aumentaron 29 por ciento en el mismo periodo y el costo humano de las mismas fue mayor en África.

(Fuente: EFE)

Seguridad, Medio ambiente y Clima

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Los estudios en materia de seguridad e inseguridad vertebran círculos académicos y de profesionales en la toma de decisiones. Estos estudios consideran múltiples variables que van de la marginación social al género, pasando por condiciones económicas y por la capacidad para generar riqueza, por sólo  enunciar algunas. Las investigaciones especializadas abordan la problemática de seguridad pública, humana, global y nacional desde perspectivas diversas y sus conclusiones son en múltiples casos divergentes, polémicas y contradictorias.                                        

En este marco de análisis y reflexiones sobre la seguridad pública, en fechas recientes se publicó un estudio de Paul A.M. Van Lange de la Universidad Vrije en Amsterdam,  en que propone un modelo para explicar las razones de la violencia. En esta investigación se explica que el clima es un factor primario que conlleva a la violencia. Bajo esta premisa existirían dos grandes tendencias en la población  en su relación con el tipo de clima.

Paul A.M. Van Lange denomina la primer tendencia “De vida lenta” (slow life de acuerdo con la investigación) en que existe una definición marcada de las estaciones del año y temperaturas bajas, aquí la población está más orientada hacia el futuro y valora de forma preponderante el autocontrol. La segunda tendencia expresada como “De vida rápida” (fast life) se asociaría con climas más calientes, las poblaciones se hallan geográficamente casi siempre cerca del ecuador, y su característica, indica el investigador, es más una propensión hacia actitudes violentas.

Antes de esta investigación, diferentes análisis habían establecido relaciones entre las temporadas de calor con el incremento de ciertos delitos como el homicidio, la violación y la violencia doméstica, fundamentalmente en entornos urbanos. Básicamente se trata de propuestas de corte ambiental, es decir, al entorno cultural, social, y también climático en que viven las personas, donde el incremento de la temperatura actuaría como un ambiente o circunstancia detonadora de ciertas conductas violentas, aunque no la única.

Tal vez los resultados que expone Paul A.M. Van Lange sean debatibles o en su caso la correlación que vincula un fenómeno con el otro sea un tanto novedosa; sin embargo permite plantear un hipótesis especulativa: si como indica el “Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente de la ONU habrá en el futuro un aumento entre uno y dos grados en la temperatura planetaria lo que tendrá como consecuencia zonas de mayor calor, entonces esto tendría como consecuencia que un mayor número de poblaciones tiendan a respuestas más violentas.

El medio ambiente sería por tanto, además de vida, flora y fauna, pensar en un tema de seguridad dado que los cambios climáticos pueden trastocar ecosistemas, provocar huracanes más fuertes, así como cambios bruscos en las temperaturas. Es decir, se transformaría a las poblaciones y el entorno en que habitan y, de ser cierta la investigación antes citada, tendría como consecuencia un aumento en la violencia ya que las zonas de calor ya no quedarían suscritas a la región ecuatorial sino que se ampliaría a todo el mundo.

El medio ambiente se posiciona en el análisis de la agenda de seguridad y sobre cómo sus cambios tendrán un impacto real sobre las personas y su conducta. Dicho en otros términos el cambio climático además de generar más calor afecta la relación de las personas con el medio en que viven,  lo que supone prepararse para fenómenos meteorológicos inéditos en sus comunidades, responder a la aparición de plagas, insectos y otros seres vivos que no se presentaban en su hábitat, y desde luego al cambio en su medida del tiempo y de las estaciones. La seguridad aparece ligada al cómo vivimos, con qué expectativas, con qué medida del tiempo, y hasta a la temperatura en que las personas y sus familias desarrollan sus actividades.

México y el Cambio Ambiental

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El medio ambiente es un tema complejo debido a que un pequeño cambio puede alterar todo el sistema. Bajo esta perspectiva, en el año de 1988 la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) crearon el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) con la responsabilidad, entre otras, de investigar el proceso del cambio climático. Este grupo determinó entre otras cosas las siguientes consecuencias del cambio climático generado por las actividades de la humanidad: 1) Aumento de la temperatura promedio global de los océanos y superficie terrestre, 2) Aumento promedio mundial del nivel del mar, 3) Modificación de los patrones naturales de precipitación, 4) Sequías más prolongadas y 5) Disminución de la productividad agrícola por mencionar algunos.

Las investigaciones sobre el cambio climático México demuestran por ejemplo que se ha vuelto más cálido desde 1960 y que la precipitación ha disminuido en la porción sureste desde hace medio siglo. Debe subrayarse que todas las naciones del mundo experimentan los efectos del cambio climático, es algo de lo que simplemente nadie se puede sustraer, y las pérdidas son  públicas y globales.

En este entorno primero se estableció el Protocolo de Kyoto que se adoptó  en el año de 1997 y entró en vigor en 2005, el cual no lo ratificó los Estados Unidos, el mayor emisor de gases de invernadero a nivel mundial. Posteriormente en la Conferencia Internacional sobre Cambio Climático que se celebró París en el año 2015, donde se logró que por primera vez casi todos los estados se pusieran de acuerdo sobre los métodos para reducir el cambio climático, Inclusive el papa Francisco publicó la encíclica Laudato si que llama a la acción contra el cambio climático. Puede apreciarse que se trata de un esfuerzo multilateral en el orden mundial, donde México participa con una agenda precisa, y donde su papel es relevante en el concierto de las naciones al ser la quinceava economía mundial.

México firmó el Acuerdo de París, el titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) Rafael Pacchiano Alamán lo hizo en representación del Presidente Lic. Enrique Peña Nieto. Posteriormente en diciembre del año 2016 en la Cumbre Mundial de la Biodiversidad COP 13 se estableció un compromiso que incluyó más de 110 países para incorporar criterios de biodiversidad en políticas forestales, agricultura, pesca y turismo.

México es un Estado a la vanguardia en estos procesos, donde destaca la Nueva Estrategia de Biodiversidad 2016-2030 que eleva a 37% el presupuesto para conservar la biodiversidad en México; en contraste permanece la interrogante sobre el papel de los E.U., dado que su Presidente no ratificó el Acuerdo de París, incluso con la presión de la OTAN, la Unión Europea, el grupo G7, y el Vaticano. 

Los nexos entre la política multilateral de México y la agenda de seguridad nacional es clara en el caso del medio ambiente; somos un actor global responsable que honra su compromiso como miembro fundador de los principales foros multilaterales, esto es, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de los Estados Americanos (OEA), entre otros no menos relevantes. Más aún cuando es conocido a escala mundial que aplicar políticas que consideren el medio ambiente y la biodiversidad es tema de Seguridad Nacional, por los efectos que el cambio climático supone para poblaciones, ciudades, biodiversidad e inclusive para el desarrollo de los Estados.

Ahora el Presidente de los E.U. enfrenta cuatro problemas: 1) el cuestionamiento de la comunidad internacional; 2) las criticas a su visión sobre seguridad nacional y seguridad global; 3) las dudas sobre si E.U. podrá sustraerse a la generación de energías limpias; 4) el impacto económico que se derivará de la mayor competitividad de las economías que utilizan energías limpias; la sociedad abierta hoy se cierra ante la historia, página difícil en que ni las agencias de inteligencia de los Estados Unidos muestran capacidades para procesar la información de que disponen para proteger a su ciudadanía y explicársela a su Presidente.