Trump sugiere posibilidad de retrasar comicios presidenciales

Comparte este artículo:

Donald Trump sugirió este jueves, por primera vez, un posible aplazamiento de las elecciones presidenciales, destacando los riesgos relacionados, según él, con la pandemia de COVID-19.

“Con la votación universal por correo (no la votación en ausencia, que es buena) 2020 será la elección más imprecisa y fraudulenta de la historia. Será un gran bochorno para Estados Unidos”.

Y agregó: “¿Retrasar las elecciones hasta que la gente pueda votar de manera correcta, adecuada y segura?”.

Cabe recordar que Estados Unidos nunca ha retrasado una elección presidencial, ni siquiera durante la Guerra Civil.

Solo el Congreso puede cambiar la fecha de las elecciones, establecida por ley el 03 de noviembre, y la oposición demócrata controla la Cámara Baja, con lo que se ve casi imposible que eso suceda.

Varios estados de la Unión Americana quieren que la votación por correo sea más accesible para limitar lo mas posible la propagación del nuevo coronavirus. Muchos han permitido este sistema de votación durante años y no han reportado ningún problema importante aparte de incidentes aislados.

Desde hace varias semanas, Trump, que enfrenta encuestas muy desfavorables, ha dejado ver la posibilidad de un fraude masivo.

Sus comentarios sobre el tema llevaron a Twitter a reportar por primera vez que uno de sus tuits era engañoso.

Antes que eso sucediera, señalaba continuamente, sin evidencia, que “los demócratas están tratando de amañar las elecciones de 2020, simple y llanamente”.

Y, fue hasta que el republicano tuiteó que “NO HAY FORMA” de que las boletas de voto por correo sean “algo menos que sustancialmente fraudulentas” le valió al Presidente su primer chequeo de hechos realizado por Twitter, que etiquetó el mensaje como engañoso.

A finales de abril, su oponente demócrata, Joe Biden, había predicho que el magnate haría todo lo posible para postergar la elección.

“Recuerden lo que les digo, creo que tratará de posponer las elecciones de una u otra forma, encontrará razones por las que no pueden llevarse a cabo”, apuntó.

Incluso, Biden consideró la posibilidad de que Trump se niegue a dejar la Casa Blanca si pierde.

Pocos días después, Trump interrogado durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, rechazó categóricamente la hipótesis de retrasar los comicios. “Nunca consideré cambiar la fecha (…) ¿Por qué haría eso?”, dijo aludiendo a “la propaganda” del campo demócrata.

El tuit presidencial que evoca la posibilidad de un aplazamiento de una elección fue enviado unos minutos después del anuncio de una caída histórica del PIB de Estados Unidos en el segundo trimestre (-32.09%) como consecuencia de la pandemia.

Quienes critican el voto postal argumentan que la gente puede sufragar más de una vez, usando el correo y luego acudiendo en persona.

A principios de este mes, seis estados de EEUU (California, Utah, Hawái, Colorado, Oregón y Washington) comenzaron a planificar la implementación de un voto por correo universal para las presidenciales.

Estos estados enviarán postales automáticamente a todos los votantes registrados, que luego deben ser enviados o depositados el día de las elecciones, aunque será posible votar en persona en ciertas circunstancias.

La razón de esta medida está en el riesgo que supone el sufragio en persona en el contexto de la pandemia, por la cual más de 150 mil norteamericanos han muerto.

(Fuente: El Mañanero Diario)

El Talón de Aquiles: “Realidades Alternativas”

Comparte este artículo:

El número de estadounidenses que dicen arrepentirse de haber votado por Donald J. Trump aumenta. Y es que lo menos que se puede decir es que las dos primeras semanas de la era Trump han sido intensas.

A mi me han hecho desear llegar al fin de semana, días que hasta el momento han sido “Donald-free”, y que me han permitido respirar y descansar de la cascada de pésimas noticias que llegan de lunes a viernes.

A decir verdad, el solo hecho de referirme al Presidente de Estados Unidos como el “hombre naranja” – jamás pensé hacer algo similar, en su respectivo color, con el expresidente Obama – indica la profunda crisis de credibilidad y de legitimidad por la que atraviesa Washington. Trump no genera respeto. Esta realidad alternativa impacta el mundo entero, iniciando naturalmente por América del Norte.




El 10 de enero, el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, procedió a un cambio de gabinete, entre los que resalta la salida del canciller Stéphane Dion, antiguo líder del Partido Liberal de Canadá (PLC), y conocido ecologista.

Sin duda, Ottawa recibió señales de que la nueva administración estadounidense se aprestaba a desbloquear la construcción de los oleoductos Dakota Access y Keystone Pipeline, por lo que, con un pragmatismo sorprendente, engavetó sus principios ecológicos para alinearse con la política de Washington.

Dion, quien estuvo a cargo de la cumbre sobre cambio climático de Montreal (2005), debe haber juzgado inaceptable el cambio. Claro, no todo fue pérdida para Dion: su premio de consolación fue su designación como embajador de Canadá ante Alemania y la Unión Europea. México, por su parte, también hizo lo suyo, a su manera.

La vieja política del compadrazgo, que en esta ocasión puso en el puesto de Canciller a Videragay, fue un intento de adaptación, si bien en este caso no hizo más que aminorar a un gobierno ya de por sí debilitado por su improvisación crónica.

Interactuar con “el Donald” equivale a atragantarse un curso intensivo de diplomacia, guerra y paz. Por lo tanto, Videragay, que llegó “a aprender”, debe estar bien contento con la suerte que le ha tocado. ¡Saldrá hecho todo un erudito en relaciones internacionales este canciller Mexicano!

Pero no exageremos: no todo es impredecible. El intento por frenar la implementación de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio (Obamacare), por ejemplo, era de esperar.

Son 60 votos los que la Cámara de Representantes ha emitido, a lo largo de los últimos años, para anularla. Y si bien ahora los Republicanos no tienen la menor idea de qué hacer en este tema, es una posición tradicional del partido oponérsele y tratar de derogarla.

También era de esperar que Trump, como Bush, restableciera la prohibición, ideada por Reagan, de financiar ONG’s a favor del aborto (y que Clinton y Obama habían eliminado).

No es tampoco raro que se congelen temporalmente las contratos en el Gobierno Federal, ni que se revisen las decisiones que Obama tomó antes de acabar. Los conservadores siempre desconfían del Estado y de su aparato burocrático.




Varios de los decretos ejecutivos, sin embargo se convirtieron en coordenadas que indican, sin lugar a dudas, la existencia de una dimensión desconocida. Primero, la luz verde para construir el muro en la frontera entre México y Estados Unidos, merece nuestra atención. Seamos honestos: ya existe alguna forma de barrera en gran parte de la frontera, y eso desde hace años.

El problema es firmar el decreto cuando el canciller mexicano estaba en Washington preparando una visita del presidente Peña Nieto, continuar afirmando públicamente que México pagaría el muro de una forma u otra, le guste o no, confirmar los planes de deportación masiva de inmigrantes sin papeles, ordenar la publicación de una lista semanal de los crímenes cometidos por inmigrantes, y crear incertidumbre al sugerir gravar importaciones y/o remesas para pagar el muro.

¡Todo eso en 48 horas! Añádase a la lista la intención de renegociar el Tratado de Libre Comercio (TLCAN), buscando un pacto respetuoso para Estados Unidos (porque la víctima es Washington), y señalar que la negativa de México de pagar el muro no haría más que agrandar su tamaño.

Los Republicanos nunca fueron reconocidos por su elegancia y multilateralismo , pero esto es franca provocación. ¿Queda claro por qué no sólo los mexicanos, sino el mundo entero, perciben que México ha sido humillado?

Segundo, la suspensión del programa de refugiados y el veto a la entrada de ciudadanos de siete países (Irak, Irán, Libia, Siria, Somalia, Sudán, y Yemen) ha mostrado ser explosiva. Finalmente, un juez, quien tampoco escapó a los insultos del Presidente, interrumpió una medida que, más allá de su ilegalidad o inconstitucionalidad, resalta por ser inhumana y discriminatoria.

El problema inmediato fue la inseguridad jurídica creada por la confusión. Personas con visas válidas, con Green Cards, o con doble nacionalidad, fueron detenidas durante el fin de semana del 28 y 29 de enero de 2017.




En la semana siguiente, líneas aéreas rechazaron pasajeros en los puntos de embarque que podían generar problemas a su llegada. Tan solo 48 horas después de la firma del decreto, los procuradores generales de California, Connecticut, Hawái, Illinois, Iowa, Maine, Maryland, Massachusetts, Nueva York, Nuevo México, Pennsylvania, Oregon, Vermont, Virginia, Washington, Washington DC publicaron un comunicado condenándolo.

Cuatro jueces (Brooklyn, Boston, Alexandria, y Seattle) emitieron ordenes señalando que quienes poseen una visa válida no pueden ser rechazados en la frontera.

Protestas tuvieron lugar en varios aeropuertos estadounidenses y no pocos abogados ofrecieron servicios gratuitos a las víctimas de estos actos arbitrarios. Hoy, la orden ejecutiva no está rigiendo, pero ya se anunció una batalla judicial al respecto.

El 21 de enero, una marcha contra la misoginia, pero también en defensa de los derechos reproductivos, a la igualdad y a la protección de las minorías latina y musulmana, congregó a miles de manifestantes, que llenaron 1.6 kilómetros.

Fiel a su marca de comercio – Trump siempre se presentó como un político no tradicional – el Presidente se preguntó por qué los manifestantes no habían votado (como si no hubiera perdido el voto popular por casi tres millones).

La inconformidad no es porque el candidato incumpla sus promesas, sino porque puede cumplirlas. La lógica del electorado estadounidense fue peligrosa: es fanfarronería, se dijo, pues al asumir, el sistema lo moderará.

También se afirmó que el sistema estadounidense lo detendría, como si la democracia se tratara de elegir líderes irresponsables para luego contenerlos a toda costa.

En la realidad alternativa en la que se nos ha obligado a vivir, el Presidente de la supuesta democracia más poderosa del mundo – siempre he tenido mis dudas al respecto – inspira terror; un líder comunista defiende el libre comercio mientras que un conservador republicano saca a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Libre Comercio (TTP); un vecino incómodo parece amenazar con invadir al vecino pobre. Lo grave no es especular, sino el hecho que no se pueda descartar que de verdad haya sucedido. La incertidumbre en esta realidad alternativa es elevada.

México no está preparado para enfrentar a Trump. Pero Canadá tampoco lo está. Los (supuestamente acalorados) intercambios con Turnbull, Primer Ministro australiano muestran que nadie sabe cómo enfrentar al hombre naranja.

En esta realidad alternativa, el olfato político de Trudeau puede valer lo mismo que la incompetencia de Peña Nieto. Ya ha indicado el Primer Ministro que Canadá recibirá a los inmigrantes que Estados Unidos rechace, lo que lo convierte en un blanco ideal de los insultos de Trump.

En algún momento me pasó por la mente hacer un esfuerzo consciente  para ignorar al  Trump. La mejor táctica es no alimentar ese ego. Pero aquí estoy, apenas dos semanas después de su juramento como Presidente, haciendo exactamente lo contrario.

Lo acepto: la realidad alternativa me ganó. Como intelectual, estoy convencido que es mi responsabilidad unir mi voz para contribuir a contener esta amenaza. Hacer otra cosa es irresponsable e inconsciente. ¿No es extraño que ahora Arnold Schwarzenegger y Kim Jong-un se perciban ahora, de un momento a otro, como chicos casi decentes?

Bienvenidos a la era Trump.

Fernando A. Chinchilla

Cholula (México), enero de 2016

______________________________

– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”