Gobernar en tiempos de pandemia

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La actitud de los gobernantes frente a la pandemia dice mucho sobre su carácter y sus capacidades. Existen los autoritarios y amenazantes, al estilo del gobernador del estado de Nuevo León. Amenaza multa por andar en la calle fuera de los horarios del “toque de queda”, pero no específica el monto de las mismas. 

Deja abierta la puerta a todos los abusos de parte de los encargados de aplicar la medida. ¿Son legales o no, tales multas? ¿Las tiene que ratificar el Congreso en una ley especial o tiene él las facultades de definir el monto? De la misma manera, amenaza arresto de 36 horas. ¿Es legal arrestar alguien por el simple hecho de andar fuera de su casa a ciertos horarios? ¿Tiene facultades el gobernador para ordenar esto por decreto, o ni siquiera por decreto, por simple afirmación? 

Cuando aplicaron medidas de esta naturaleza en España y en Francia, desde un inicio, se conocía el monto de la multa que cualquier policía tenía autoridad suficiente para aplicar, ya que estaba sustentada en una medida con valor legal. La multa en Francia era de 35 euros (casi 1,000 pesos). 

Hay gobernantes capaces de informar con firmeza, sin usar tono amenazante pero que no deja lugar a dudas sobre la intención detrás de las medidas. En el caso de Miguel Treviño, alcalde de San Pedro Garza García, la firmeza sustituye la amenaza, particularmente cuando esta no tiene soporte legal. No se puede pretender limitar la libertad de transito, pero se puede disuadir de transitar, no se puede prohibir un paseo, pero se vale dificultar su acceso y dar instrucciones a los vigilantes de convencer a los paseantes que no es el momento de estar ahí. 

Hay también gobernantes que por no entender los motivos de las restricciones requeridas, desvían la plática y sacan sus propios datos para justificar lo bien que administraron la crisis, ya que los muertos por millones de habitantes son menos que en otros países con los cuales se igualan el número de muertos. ¿Le hará alguna gracia a los parientes y amigos de los difuntos que la estadística presidencial intente disimular el drama humano que viven? 

Desgraciadamente, parece que falta bastante para que el fenómeno epidémico atenúe su fuerza mortal, ya que la afirmación mentirosa que ya domaron el virus no está en absoluto sostenida por la acumulación de datos proporcionados por el mismo gobierno, que se traducen en curvas siempre ascendente y no planas o descendentes como para generar esperanza que el regreso a la normalidad es más que un discurso, sino una realidad por llegar. 

Obviamente, los gobernantes no están preparados para tales situaciones. Sin embargo, su actitud frente a estas crisis dice mucho sobre su capacidad de gobernar y de cosechar apoyos de la población.