¿Dónde están las mujeres?

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Recientemente, la revista TIME reveló la lista de las 100 personas más influyentes del año 2015. Esta lista la encabeza una mujer: Angela Merkel. El nombramiento de Angela como la personalidad más influyente se convirtió en gran noticia pues es la 4ta. mujer reconocida individualmente con este título, a pesar de que existe el reconocimiento desde el año de 1927. Revisando la lista histórica de galardonados me doy cuenta que han predominado principalmente los presidentes de Estados Unidos de América y otros distinguidos hombres; esto llevó a preguntarme: ¿dónde están las mujeres?

Me respondo que la ausencia de las mujeres quizá sea consecuencia de que antes del año de 1999 se reconocía al Man of the Year, y que hasta que se cambió por Person of the Year, este reconocimiento se volvió inclusivo. Después me quedo pensando que en muchas ocasiones el título se ha otorgado a los presidentes. Revisando el número de mujeres que han alcanzado ese puesto a nivel internacional, resulta fácil entender la ausencia de mujeres designadas como persona del año.

ONU Mujeres indica que hasta Agosto de 2015, de los 193 Estados miembros, sólo en 13 Estados mujeres ocupan el cargo de Jefas de Estado, y en otros 12 se desempeñaban como Jefas de Gobierno.

ONU Mujeres indica que hasta Agosto de 2015, de los 193 Estados miembros, sólo en 13 Estados mujeres ocupan el cargo de Jefas de Estado, y en otros 12 se desempeñaban como Jefas de Gobierno (estas cifran han cambiado ligeramente ahora que Cristina Fernández ha dejado el poder en Argentina y que Bidhya Devi Bhandari llegara al poder en Nepal).

Buscando una explicación a estas cifras tan bajas, concluyo que esto se debe a la participación desigual de mujeres en la esfera política y a la connotación masculina que la política exterior y las relaciones internacionales siempre han tenido. J. Ann Tickner describe a la política exterior y a las relaciones internacionales como un mundo de hombres. Un mundo donde los asuntos de las mujeres han sido poco visibilizados y las mujeres han sido insuficientemente representadas. La alta política y las relaciones internacionales, en su esencia, se asocian con la “masculinidad”, lo que ha hecho que cualitativa y cuantitativamente éste sea un espacio no competitivo para la mujer.

En la alta política, se aprecian valores que son considerados “masculinos” como fortaleza, poder, autonomía, independencia y racionalidad; valores que no son asociados con las mujeres.

En la alta política, se aprecian valores que son considerados “masculinos” como fortaleza, poder, autonomía, independencia y racionalidad; valores que no son asociados con las mujeres, que suelen ser catalogadas como conciliadoras, frágiles e ingenuas. Esto lleva a la discriminación de género en la política y el sexismo de los medios de comunicación.

Podemos apreciar la discriminación de género en la política más allá de las cifras, que son evidentes, en los puestos de alto rango que las mujeres alcanzan. Suelen asignársele a las mujeres puestos en áreas de desarrollo social, salud, educación y turismo; poco en áreas de defensa y seguridad, materia económica, asuntos legales; espacios con mayor peso en la toma de decisiones políticas.

El sexismo de los medios de comunicación es evidente al analizar el contenido de las noticias que se emiten de las mujeres en el poder. Cuando hay mujeres líderes en la política, como en su tiempo fue Margaret Thatcher o ahora Angela Merkel, se les califica como bossies, bitches y se dice que actúan como hombres, porque rompen con el paradigma de lo que “debería ser y hacer” una mujer. A estas mujeres se les critica severamente y se les describe erróneamente. El sexismo en los medios resulta indignante, ¿qué tan constante se califica a un hombre como bossy o se le dice que tiene corazón de hielo por tomar una decisión política o emitir una declaración?; acusaciones con las que Thatcher lidió, y Merkel lidia.

Me percato que los medios no juzgan igual a un hombre que a una mujer en un alto mando. Esto me lleva a pensar de que otra forma se desvalora a las mujeres en la política y se me ocurre en la vestimenta. ¿Cuándo se ha hablado tanto de la vestimenta de un presidente hombre? Haciendo un ejercicio rápido, para confirmar el sexismo de los medios, decidí hacer una búsqueda rápida en Google con “Angela Merkel’s outfits”. Puedes encontrar hasta artículos de la BBC, Wall Street Journal o Forbes; criticando su vestimenta, los resultados de búsqueda son bastos. Al hacer el mismo ejercicio con Barack Obama (“Barack Obama’s outfits”), encontrarás algunos links de blogs o tabloides a partir del séptimo resultado encontrarás referencias a la vestimenta de Michelle Obama y sus hijas, no más de él.

Una mujer que se inserta a la vida política se ve en la necesidad de combatir más obstáculos, soportar críticas sexistas y romper paradigmas sociales para ser reconocida por su trabajo.

Es un claro ejemplo de que los medios de comunicación son sexistas, pero también la sociedad. No se juzga igual a una mujer que a un hombre en la política, se aprecian diferente los mismos valores y atributos de su personalidad. La mujer en la esfera internacional y en la política sigue sin ser reconocida como igual. Una mujer que se inserta a la vida política se ve en la necesidad de combatir más obstáculos, soportar críticas sexistas y romper paradigmas sociales para ser reconocida por su trabajo.

Regreso al título de persona del año, que se otorga en reconocimiento a la(s) persona(s) que tuvo gran influencia en la esfera internacional y tuvo gran efecto en las noticias del año. Entonces, el nombramiento de Angela más allá de ser inconcebible por el hecho de ser mujer, es todo lo contrario; su nombramiento como persona del año no es más que justo y en cierto punto lógico. Angela Merkel es mujer, pero también es canciller de Alemania, voz de Europa y líder de la escena internacional por más de diez años. Aspiro a que veamos muchas más mujeres reconocidas como personas del año y electas en la alta política.

Si hemos permitido que miles de hombres hayan llegado y se hayan equivocado, ¿por qué no podemos permitir que una mujer se equivoque o que nos demuestre lo contrario? Esto no es decir, que hay que elegir a mujeres por el hecho de ser mujeres, sólo hay que darles la de oportunidad de llegar, juzgarlas como a cualquier hombre y de confiar en su preparación más allá de su sexo.

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