Oposición en México ¿Dónde?

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Hablar de oposición en México me hizo concientizar del horizonte político que se aproxima en estos dos últimos años presidenciales de EPN, causando en mí curiosidad por saber cuál ha sido el papel de la oposición en la historia política del país y, principalmente, conocer si es esto lo que la sociedad mexicana requiere realmente.

La necesidad de un partido de oposición para evitar recaer en el repetido y fallido sistema partidista en el cual nos encontramos inmersos.

Encontré, algo que me sorprendió bastante, una estrecha relación entre las fechas de fundación de los partidos y algunos procesos electorales, es decir, partidos políticos que vieron su nacimiento coincidentemente en periodos previos a las elecciones presidenciales permitiendo la inmediata postulación de su candidato.

Y más contraproducente aún, los fundadores de dichos partidos provenían de las filas del partido hegemónico que al no ver posible una candidatura a su favor, rompían con el sistema, alegando corrupción, como excusa para su ruptura e inmediata postulación, o a mi parecer, un capricho demagogo que abusa del sistema y de su poder para alcanzar la presidencia, o al menos anhelar a ella.

El juego político que han abordado los partidos políticos para posicionarse en la silla presidencial a lo largo de los años, ha mantenido similitudes en su proceso de fundación e institucionalización, la búsqueda y lucha del poder, una ambición compartida entre los líderes políticos sin importar ideologías.




La historia comienza con la idea progresista del presidente, Plutarco Elías Calles, creando a lo que hoy conocemos como al Partido Revolucionario Institucional (PRI), precedido por dos nombres, en 1929 por el Partido Nacional Revolucionario (PNR) y posteriormente el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) en 1938, con el ideal de unificar a todos los estratos sociales y avanzar a una era de institucionalización, sin embargo, fue la excusa perfecta que permitió a Calles perpetuarse en el poder estableciendo una hegemonía institucional en las elecciones próximas.

Tal proceso partidista fue repetido por Manuel Gómez Morín, al fundar el Partido Acción Nacional (PAN) en 1939, a raíz de la inconformidad social en medio de un sistema preponderantemente unipartidista, en el cual no logra la postulación de un candidato sino hasta 1952 pero que con el tiempo se volvería principal opositor electoral.

El poder hegemónico alcanzado por el PRI causó la retirada de muchos de sus integrantes para reagruparse en un nuevo conglomerado político, el Frente Democrático Nacional, preámbulo del Partido de la Revolución Democrática (PRD) creado en 1989, encausándose en las elecciones de 1988, esta unificación de diferentes partidos políticos fue con la intención de hacer frente a la hegemonía unipartidista pero que, irónicamente, fue liderado por ex miembros priistas que habían sido rechazados por el sistema de continuidad presidencial.




La última gran generación partidista fue llevado a cabo por Andrés Manuel López Obrador, cuando en 2012 fractura su relación con el PRD, al ser excluido a las próximas elecciones, para fundar en 2014 el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), proceso repetitivo en la vida política del tabasqueño, cuando realizó lo propio al desertar de las filas del PRI en la década de los 80´s.

En la actualidad pareciese que el multipartidismo de México, no debe su razón de ser a excelsa capacidad democrática de la política mexicana, ni al de un sistema plural y diversificado, sino que es el resultado de la acción realizada por algunos personajes ambiciosos que antepusieron sus interés profesionales y políticos al querer continuar en la contienda y se vieron encasillados por un sistema que les coloco un techo de cristal en su carrera política.

Esta oposición suena más a un juego de niños, donde el que va perdiendo se lleva  su pelota y decide jugar con los niños de otra cuadra, similar ha sido la proliferación de partidos políticos, donde tomar el camino de la oposición es vía más fácil para seguir en la jugada y no finiquitar su carrera hacia la presidencia y, consecuentemente, seguir viviendo del financiamiento público campaña tras campaña.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

PAN: Entre consagrarse como el nuevo PRI o continuar con el legado de Gómez Morín

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Han pasado ya 77 años desde aquel día en el que Manuel Gómez Morín optó por fundar el Partido Acción Nacional, agrupación política que en las siguientes décadas sería percibida como una de las principales oposiciones al Partido Revolucionario Institucional; sin embargo, me resulta inevitable el hacerme la pregunta sobre ¿qué diría Gómez Morín si aún estuviera entre los mexicanos y observara a su partido? ¿Se sentiría orgulloso o avergonzado de lo que este se ha convertido?

Y es que, por lo que se ha visto y se ha vivido por parte de cada ciudadano que aprecia los distintos candidatos del mencionado partido, se puede decir (al menos bajo el punto de vista propio) que, de estar el fundador del PAN hoy junto a la sociedad presenciando la realidad que vive el país, su respuesta a las preguntas planteadas no sería distinta a la del pueblo en general. Esta misma, estoy seguro, se englobaría en una palabra: incertidumbre. ¿Por qué incertidumbre? Se preguntará alguno, pero es que ¿cómo no puede haber incertidumbre en la actualidad respecto al partido político albiazul? Por una parte tenemos, en estas elecciones efectuadas el pasado domingo, a Gali Fayad prácticamente electo como gobernador de Puebla, y por otro lado al igualmente gobernador virtual de Chihuahua, Javier Corral. Asimismo, tenemos a Yunes como gobernador del estado de Veracruz.

Por una parte tenemos, en estas elecciones efectuadas el pasado domingo, a Gali Fayad prácticamente electo como gobernador de Puebla, y por otro lado al igualmente gobernador virtual de Chihuahua, Javier Corral. Asimismo, tenemos a Yunes como gobernador del estado de Veracruz.

Ahora bien, analizando a cada uno de estos personajes, es probable que surja una visión, más que de diversidad, de contraste: de parte de Puebla se tiene a Fayad, considerado por diversos periodistas como un fiel sucesor de Moreno Valle (también conocido como el “gober bala”), el cual se sabe, comenzó militando en el PRI, y al parecer este periodo de su carrera política logró marcarlo de forma considerable, pues por lo visto nunca dejó las prácticas inmorales aprendidas en su estancia por aquella agrupación. De parte de Veracruz, a pesar de que sea la primera vez gana un partido distinto al PRI el cargo de gobernador, se corre el riesgo de ver hecho realidad la suposición de que este escenario no sea más que un gobierno típicamente cleptocrático disfrazado de alternancia. Esto en base a un conjunto de situaciones, como los innegables lazos familiares entre Yunes, y el candidato por parte del Partido Revolucionario Institucional, así como una serie de actitudes, las cuales bajo mi punto de vista, indican que se haya realizado una posible entre ambos primos para cerrar paso al proyecto de MORENA.

De parte de Veracruz, a pesar de que sea la primera vez gana un partido distinto al PRI el cargo de gobernador, se corre el riesgo de ver hecho realidad la suposición de que este escenario no sea más que un gobierno típicamente cleptocrático disfrazado de alternancia.

Finalmente, del lado del norte, nos encontramos con Corral: político que, a pesar de pertenecer al PAN, brinda un aire de izquierda más que de derecha, más del pueblo que de la acomodada clase política. Luego de que este no pudiera concretar la presidencia de su partido, optó por no rendirse en el camino de servir a su gente, y eligió el camino hacia la gubernatura chihuahuense, la cual hasta el momento ha logrado. Ya el tiempo indicará a la población de dicho estado si este mismo logró mantenerse con el espíritu que lo caracteriza, o cayó en la desgracia de convertirse en un político más que da la espalda a su gente.

Bajo estas series de contrastes, es que, el mismísimo Gómez Morín, de encontrarse ante este escenario, se quedaría con una mirada incierta apuntando hacia el horizonte, deseando que si partido se volviera a sus raíces y tomará actitudes más a lo “Corral” que las apreciadas por Moreno Valle y compañía. En fin, más del pueblo que de las cúpulas y bloques del poder, como en un inició él lo quería.

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