Gobernadores que se creen Virreyes

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Algo que se ha vuelto una constante en nuestro país son los grande desfalcos que los gobernadores hacen en sus respectivos estados. No nos dejemos engañar, no importa el partido del gobernador, es igual de controlador, desfalcador y ladrón que cualquier otro.

El objetivo de este texto lector es resumir en unas cuantas palabras los gobernadores que han dejado en la ruina a sus estados y la Federación poco hará para sancionar las acciones de los mismos, estamos ante una nueva forma de virreinato o feudos.

Para ver lo que nos han dejado los ex gobernadores, no tenemos que ir muy lejos, en el estado de Nuevo León tenemos el caso, Rodrigo Medina, personaje que dejo al estado endeudado y tiene serias acusaciones en su contra por desvío de recursos. Simplemente en el caso KIA, que actualmente es por lo que está siendo acusado, se habla de un desvío y daño al erario de 3 mil 600 millones de pesos.

Mientras tanto en Quintana Roo, Roberto Borge, ha sido acusado de casi todo, pero principalmente por andar de pirata y no en el mar. Según una investigación de la revista Expansión, el mes pasado, Borge, operó un “equipo” completo de piratas que utilizaron el sistema legal laboral del estado para quitar propiedades y luego venderlas a bajos precios a gente que está ligada con la administración estatal y con el Partido Revolucionario Institucional del Estado.

La cosa no queda ahí, la semana pasada Animal Político dio a conocer que Borge es dueño de un terreno ejidal en Cozumel de 50 hectáreas. Según lo que se dice, el terreno lo adquirió de forma “gratuita”, pero el archivo donde esta esté otorgamiento gratuito está desaparecido y por lo tanto se sospecha que realmente fue un despojo de terrenos.




Nos pasamos Veracruz, donde la cosa es más desalentadora, ya que no solamente se acusa al actual gobernador, Javier Duarte, de desvío de recursos, sino también de estar involucrado, indirectamente, en el asesinato de varios periodistas, debido a que los casos nunca han sido resueltos, ni hay un avance significativo en las investigaciones.

Duarte es también acusado de haber desviado 18 mil millones de pesos a empresas fantasma por bienes que no existen. También se sabe que posee de propiedades en el exclusivo fraccionamiento, The Woodlands, al norte de Houston, aunque el mandatario lo niega.

En Coahuila, los Moreira (Humberto y Rubén Moreira) han mantenido un virreinato de casi 12 años, llenos de sangre derramada, muerte y corrupción. Recientemente en San Antonio, Texas se han dado a conocer las atrocidades de las cuales fue cómplice el ex gobernador, Humberto Moreira junto al grupo delictivo “Los Zetas”. Rubén tampoco se queda muy atrás debido a que los mismos testigos aseguran que el grupo delictivo también “engraso” al actual gobernador para hacerse de la vista gorda de las actividades del grupo.

Luego en Sonora, aunque no se ha dicho mucho, fuera de que se han cateado y decomisado propiedades del ex gobernador, Guillermo Padrés, lo que si estamos seguros es que hubo un gran desvío de recursos estatales y que incluso el gobernador, construyó una presa con el fin de beneficiarse.

Estos cinco ejemplos, de corrupción y desfalco al erario público estatal, son un claro ejemplo de libre albedrio que tienen los gobernadores actualmente. No hay controles, las auditorias no tiene dientes y están controladas por los partidos y los pocos o nulos mecanismos anticorrupción tienen escasos resultados.

Además existe, para sorpresa de pocos, un cobijo muy especial por parte de los partidos políticos, hacia sus ex gobernadores, esto con el fin de no manchar la imagen de “pureza y honestidad” ante la población en general. Por esto mismo, podemos decir, que actualmente los gobernadores son virreyes y nadie los controla.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

“El Talón de Aquiles” – Houston: Do we have a problem?

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Si entender el lugar de Texas en el imaginario colectivo estadounidense es difícil para un estadounidense, imagínese lo que es para un extranjero. Al fin y al cabo, muchos tenemos esa idea estereotipada, la de Texas como el epicentro Cowboy, tierra de machos blancos, seguidores del Partido Republicano. Cinco semanas de estancia en Houston durante el verano de 2015 habrán sido suficientes para recordar que la realidad siempre es más compleja que los estereotipos de las películas, las obras literarias, e incluso de los alegatos de presidentes como George W. Bush. Fue como si un antropólogo amateur  llenase de contenido sociológico aquella menospreciada y ahuecada noción del “Tex-Mex”.

Si entender el lugar de Texas en el imaginario colectivo estadounidense es difícil para un estadounidense, imagínese lo que es para un extranjero.

En la mirada del “extranjero”, resulta interesante descubrir esa comunidad mexicana residente en Houston, la cual, por cierto, también es diversa, pues incluye tanto a los mexicanos que inmigraron a Texas como a los estadounidenses de origen mexicano. Esta diversidad recuerda también que las zonas transfronterizas son más que tierras inhóspitas en donde se persiguen coyotes y narcotraficantes. Se trata también de un cuerpo sociocultural  en donde ya no se sabe en donde termina un país y en donde inicia el otro. ¿Por qué una estadounidense no podría emigrar al sur y terminar vendiendo taquitos de [carne] deshebrada en una esquina regia?¿Qué sería de la economía de San Antonio o de McAllen sin el consumismo desenfrenado de algunos norteños mexicanos?

Pero hay más. No solo es Houston una ciudad bicultural en el sentido transfronterizo del término, sino que también es cosmopolita. Existe aquí una ciudadanía multicultural y una economía de servicios, sobre todo en materia de salud–en Medical Center es reconocido por atraer personas de todo el planeta para recibir tratamientos médicos de última generación–que hacen de Houston un destino de predilección a nivel internacional. En tan solo tres traslados en taxi y autobús, conocí a un filipino, un nigeriano, y a un libanés, todos llegados a Estados Unidos por diferentes razones. Y un breve vistazo a la oferta de restaurantes me llevó a concluir que lo turco o lo japonés está a la vuelta de la esquina. Desde inicios de este siglo se sabe que los blancos representan menos del 50% de la ciudad (esta estadística incluye a hispanos o latinos).

Desde inicios de este siglo se sabe que los blancos representan menos del 50% de la ciudad (esta estadística incluye a hispanos o latinos).

Además, alrededor del cuarto de la población es afro-descendiente. Adicionalmente, Houston alberga la tercera comunidad vietnamita en importancia en el país, eso sin tomar en cuenta a los pakistaníes, los bangladeshís, etíopes, y tantos otros. De más está decir, de Houston se puede viajar directamente a alrededor de 185 ciudades, desde Bâton Rouge hasta Dubái, pasando por Ixtapa, Doha, y Vancouver. Sin pretensión a un torpe romanticismo hollywoodense, se puede literalmente afirmar, y con razón, que hasta a la luna se puede viajar desde Houston.

Igualmente interesante es el hecho, desde un punto de vista sociopolítico, que son líderes progresistas los que gobiernan no solo Houston, sino los grandes centros urbanos de Texas: al menos ese es el caso de Mike Rawlings, electo alcalde de Dallas en 2011, de Steve Adler, alcalde de Austin desde enero 2015 (el alcalde anterior, Lee Leffingwell, también era Demócrata), y por supuesto, de Annise Parker, alcaldesa de Houston. Este punto es esencial para entender la política electoral en los Estados Unidos, pues señala que la imagen del norte Demócrata versus el sur Republicano, si bien en términos de votos en el Colegio Electoral puede ser más o menos exacta, no necesariamente lo es en cuanto a la representación proporcional de las preferencias electorales de la población se refiere. Demócratas y republicanos hay en todo el país, y a menudo repartidos en grupos de tamaño similar. La cuestión es ver en donde logran imponerse, usualmente por pequeñas diferencias. Texas es mayoritariamente Republicano, pero eso no implica que los Demócratas sean una especie en extinción. En el caso de la alcaldesa de Houston, llama además la atención que la misma es reconocida (y respetada) por haber anunciado públicamente su relación sentimental (desde 1990) con Kathy Hubbard, otra mujer, con quien, por cierto, se casó en 2014.

Igualmente interesante es el hecho, desde un punto de vista sociopolítico, que son líderes progresistas los que gobiernan no solo Houston, sino los grandes centros urbanos de Texas

Claro, que no se interprete esta columna como una oda a Houston. Para los que creemos en ciudades humanas basadas en la sostenibilidad, el anacrónico reino del automóvil, el cual se sigue reproduciendo en Texas, se convierte en uno de los más deprimentes vestigios del siglo XX. Además, para los que veíamos la violencia en México en oposición a la supuesta seguridad en las ciudades estadounidenses, deberíamos de ver más a menudo las noticias matutinas en Houston, para empaparse de la violencia–mucha de ella racial–de la sociedad estadounidense. En fin, tomemos el tranvía (que paradójicamente es conocido como “metro”, sobre todo en referencia a la compañía de transporte metropolitano). Sin bajarse, y por un costo menor a los USD 2.00, viviremos la Montaña Rusa social y pasaremos de los barrios más exclusivos hasta los vecindarios en donde observaremos claramente los efectos de la pobreza y de la exclusión social en una ciudad que, sin embargo, destaca por su riqueza.

Sin bajarse, y por un costo menor a los USD 2.00, viviremos la Montaña Rusa social y pasaremos de los barrios más exclusivos hasta los vecindarios en donde observaremos claramente los efectos de la pobreza y de la exclusión social en una ciudad que, sin embargo, destaca por su riqueza.

En síntesis, Houston me ayudó a recordar algunas de las reglas elementales necesarias para seguir aprendiendo en esta vida: no juzgar sin fundamento–es más, no juzgar y punto; dar oportunidad y asimilar cuanta información se pueda. Houston es una tierra de Cowboys. Pero no es solo eso. Y aunque acepto ahora que ese concepto de vaquero puede tener sus aristas, también creo que Houston tiene todavía mucho que aprender en cuanto a los modelos inclusivos de ciudad. Es decir, Houston debe emular, no debe ser emulada. 

La ignorancia es uno de nuestro numerosos talones de Aquiles. Es pegajosa, y no nos percatamos cuando nos envuelve. Por ello, alejarse de ella cuesta. Es un esfuerzo constante, de todos los días.

Fernando A. Chinchilla
Estambul (26 de junio de 2015)

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”