El secreto de Antúnez: Los beneficios de la impunidad

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El próximo 19 de marzo se cumplen 6 años del lamentable enfrentamiento entre militares y miembros de la delincuencia organizada en el cual murieron Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo, estudiantes del Tecnológico de Monterrey. Hasta el día de hoy, y a pesar de la exigencia de la sociedad civil regiomontana y del ombudsman Raúl Plascencia Villanueva, los hechos no han sido esclarecidos.

Estamos a 6 años de aquel día en el mes de marzo del 2010. A pesar del informe equivocado del General Antúnez, de la reclamación de organizaciones civiles y la recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos hacia al gobierno federal, Jaime Rodríguez “el Bronco”, decidió designar a Antúnez Pérez como Secretario de Seguridad Pública…

Fue el mismísimo actual Secretario de Seguridad Pública de Nuevo León, el general Cuauhtémoc Antúnez Pérez, quien en ese entonces era comandante de la Séptima Zona Militar ubicada en el municipio de Escobedo, que redacto un informe con fecha de 5 de abril de 2010, con atención “a la superioridad” y con folio 08739.

En el documento al cual Mexicoleaks y el medio de comunicación Proceso tuvieron acceso, el General Antúnez comenta que en la noche del 19 de marzo de ese año, varios individuos en una camioneta tipo Yukón dispararon contra las fuerzas militares en las inmediaciones del Tec de Monterrey sobre la Av. Eugenio Garza Sada, adicionalmente a esto Antúnez escribió, “Descendieron dos personas más que, ahora se sabe, respondían a los nombres de Javier Francisco Arredondo Verdugo y Jorge Antonio Mercado Alonso, quienes comenzaron a correr a la entrada del Tecnológico de Monterrey, ubicada en la confluencia de las avenidas Garza Sada y Luis Elizondo, lugar en el que cayeron muertos, resultado del enfrentamiento referido”.

En agosto del 2010, el ombudsman concluyó la indagación del caso y arrojó como conclusión que el ejercitó había disparado en contra de los estudiantes y que la escena del crimen había sido manipulada, ya que se le sembraron armas a los cuerpos.

Aunque desde el 20 de marzo del 2010 se había informado que las dos personas abatidas durante el enfrentamiento eran estudiantes del la institución educativa y no miembros del crimen organizado, e incluso el presidente Felipe Calderón Hinojosa y su esposa enviaron condolencias a las familias de los dos jóvenes a través de un comunicado, el General Antúnez siguió defendiendo la versión de que los dos estudiantes de excelencia habían agredido a los militares.

A 10 días del enfrentamiento el ombudsman nacional, Raúl Pascencia Villanueva, abrió la queja CNDH/2/2010/1508/Q por la muerte de los dos jóvenes estudiantes. En agosto del 2010, el ombudsman concluyó la indagación del caso y arrojó como conclusión que el ejercitó había disparado en contra de los estudiantes y que la escena del crimen había sido manipulada, ya que se le sembraron armas a los cuerpos. Adicional a esto, el ombudsman solicitó que se limpiara el nombre de Javier y Jorge puesto que no eran miembros de la delincuencia organizada como lo había manejado la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).

Estamos a 6 años de aquel día en el mes de marzo del 2010. A pesar del informe equivocado del General Antúnez, de la reclamación de organizaciones civiles y la recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos hacia al gobierno federal, Jaime Rodríguez “el Bronco”, decidió designar a Antúnez Pérez como Secretario de Seguridad Pública. Tal parece como si fuera un regalo tras tal irresponsabilidad del militar, esos son los beneficios de la impunidad.

#TodosSomosJorgeyJavier

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Jorge y Javier: hacia 2190 días de lucha

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“La verdad, por más que se oculte, no dejará de ser verdad, y la mentira, por más que se propague, seguirá siendo mentira”-Mahatma Gandhi

Están por cumplirse 6 años del suceso en el que dos estudiantes del Tecnológico de Monterrey, Jorge y Javier, fueron abatidos por miembros del ejército. Para los padres, habrán de cumplirse seis años de lucha ininterrumpida en los que han tenido que plantar cara a la falta de respuesta de las autoridades correspondientes; para otros, habrán de cumplirse seis años de esfuerzos por enterrar la verdad y cultivar la mentira entre los ciudadanos con el fin de justificar lo ocurrido. Finalmente, para muchos de nosotros se van a cumplir 6 años en los que abrimos nuestro corazón y nos dimos cuenta de la clara ineficiencia de usar la fuerza bruta para combatir un problema que solo podrá ser solucionado apelando a la razón y no al instinto.

al estar por cumplirse 6 años de este homicidio… nos queda claro a varios de nosotros, que solo la unidad entre la sociedad va a ser la que nos ayude a traer al país un estado de derecho verdadero, en el que la justicia no intente ser enterrada por quienes están encargados de administrarla, en donde no se incrimine a quien sufre un delito ni los servidores públicos huyan de sus responsabilidades.

Asimismo, cada año cumplido se ha observado cómo los estudiantes, los amigos, así como los padres de Jorge y Javier dan testimonio de fortaleza ante una de las más grandes luchas que los mexicanos hemos vivido desde que, vaya la redundancia, tenemos memoria: la lucha contra el olvido sistemático. Estoy seguro que este último concepto no sorprende al lector, pues se trata de uno de los mayores obstáculos que todo movimiento que exige la impartición de justicia, afronta. De la matanza de Tlatelolco al suceso de Acteal, de Atenco a Ayotzinapa, son claros los ejemplos, no solo de patrones similares en cuanto a los abusos de autoridad, sino también en cuanto a los muros gubernamentales concebidos como una clara (desde mi punto de vista, recalco) ineficiencia voluntaria y un encubrimiento aparente de, al menos una parte del estado, al momento de brindar justicia y resolver de manera pronta y expedita tales eventos.

Para los padres, habrán de cumplirse seis años de lucha ininterrumpida en los que han tenido que plantar cara a la falta de respuesta de las autoridades correspondientes; para otros, habrán de cumplirse seis años de esfuerzos por enterrar la verdad y cultivar la mentira entre los ciudadanos con el fin de justificar lo ocurrido.

Ahondando en lo anterior, parece no existir ni vergüenza ni honor entre algunos cuerpos pertenecientes al sector gubernamental. Al observar el uso de tácticas como el colocar armas de fuego en los estudiantes del Tecnológico de Monterrey abatidos con el fin de justificar su ataque, así como apreciar en un momento, la afirmación de estar vinculados los normalistas desaparecidos de Iguala al crimen organizado con el fin de desacreditar, frente a la sociedad, su estatus de víctimas de desaparición forzada; me atrevo a asegurar que mientras tengamos esta clase de personas dentro del gobierno no podremos conseguir un México mejor para las futuras generaciones, y mucho menos vamos a lograr resolver el problema del crimen organizado, el cual aún acecha a nuestra nación.

Por otra parte, al estar por cumplirse 6 años de este homicidio perpetrado por agentes gubernamentales, nos queda claro a varios de nosotros, que solo la unidad entre la sociedad va a ser la que nos ayude a traer al país un estado de derecho verdadero, en el que la justicia no intente ser enterrada por quienes están encargados de administrarla, en donde no se incrimine a quien sufre un delito ni los servidores públicos huyan de sus responsabilidades. Dicho en otras palabras, solo la unidad social podrá hacer que tengamos una nación que los mexicanos que dieron su vida en la revolución y la independencia soñaron: un México que sea, tal como como su definición dicta, un “ombligo de la luna” en su máxima extensión de la palabra.

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