“Si quiebra una empresa, el empresario o los socios deben asumir responsabilidad”, dice AMLO

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El presidente Andrés Manuel López Obrador reiteró que su gobierno no contratará deuda para establecer medidas especiales de rescate a grandes empresas afectadas por la contingencia del COVID-19, pues sus esfuerzos están enfocados en atender la economía popular.

López Obrador dijo esto en respuesta al nuevo plan de reactivación económica que presentó el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), donde se plantea al gobierno aprovechar las líneas de crédito ofrecidas por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) para enfrentar la crisis derivada de la Emergencia Sanitaria.

El mandatario respondió que ese tipo de medidas no deben estar en la mente de los empresarios, pues su gobierno no lo hará.

Por otro lado, opinó que si una empresa quiebra debido a las difíciles condiciones que atraviesan por igual todos los competidores, pues debería ser responsabilidad de los accionistas y sus juntas directivas y no del gobierno.

“Si hay una quiebra de una empresa, pues que sea el empresario el que asuma la responsabilidad o los socios o los accionistas, porque el Estado tiene que proteger a todos y no actuar otorgando privilegios para nadie (…) Es una gran injusticia, es una inmoralidad utilizar al Estado para rescatar a empresas o a instituciones financieras en quiebra”, señaló el presidente en su conferencia de prensa matutina.

Sobre la posibilidad de reunirse nuevamente con integrantes de la CCE para escuchar la propuesta y llegar a un acuerdo, afirmó que la titular de la Secretaría de Economía, Graciela Márquez Colín, se ha mantenido en contacto con el presidente del organismo empresarial, Carlos Salazar Lomelín.

La crisis que se ignora y el enemigo invisible

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La emergencia sanitaria por el covid-19 tomó el control de la agenda pública global, y no es para menos, pues lo que esta en riesgo es la vida de todos los seres humanos. Sin embargo, esta situación inédita ha desencadenado otras 2 crisis (económica y social), ambas con el mismo grado de importancia y vinculadas entre sí. 

En México, a principios del mes de marzo, cuando se presentaron los primeros casos de covid-19, la emergencia sanitaria alteró los planes del Gobierno Federal, pues una pandemia merece una reestructuración de prioridades -sobre todo en el tema presupuestal-. Sin embargo, en semanas recientes, el tema económico empezó a dominar la conversación, esto a raíz de la decepción generada por la presentación del plan económico emergente del Presidente, que siendo coherente con el guion que lo llevó a la Presidencia de “primero los pobres” dejó relegado a un sector importantísimo de la economía mexicana: las micro, pequeñas y medianas empresas, mismas que según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) generan el 72% de los empleos en el país.

Lo anterior cobra relevancia porque según datos de la Secretaría de Economía (SE), entre el 13 de marzo y el 6 de abril se han perdido 346,878 empleos y el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que serán 3 millones de empleos los que se perderán en el país este año -más plazas laborales que todas las creadas en 2019, que fueron 342,077 de acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)-.

El enemigo invisible, como algunos llaman al coronavirus, además de estas dos crisis, (sanitaria y económica) arrastra otra más de la que pocos hablan: La social; misma que dependerá de lo que hagan o dejen de hacer los gobiernos durante la emergencia sanitaria, no obstante, la tendencia al alza en la comisión de varios delitos, son síntomas que nos hacen presumir que podríamos estar entrando a una crisis social, provocada entre otras cosas por el desempleo y el confinamiento. Explico el por qué:

La Jornada Nacional de Sana Distancia implementada por el Gobierno Federal, apuesta principalmente a la responsabilidad ciudadana de los habitantes como factor clave que posibilita la dilatación de la propagación del virus, dependiente de los comportamientos sociales individuales y no a medidas coercitivas. Dicha estrategia, tiene a una buena parte del país aislada en sus hogares, bajo la premisa de que es necesario el confinamiento para prevenir que el número de contagios se disparen, se pierdan vidas y se sature nuestro inoperante sistema de salud. Sin embargo, el confinamiento no es positivo para todos, si bien salvaguarda tu salud al no estar expuesto, para algunas mujeres, adultos mayores o menores de edad, esta condición significa estar 24/7 conviviendo con sus agresores.

Expertos en la materia pronostican que durante esta cuarentena se podría elevar hasta en un 95% la violencia intrafamiliar en el país. En el caso de Nuevo León, de acuerdo con la Fiscalía General de Justicia del Estado, este mismo delito incrementó 32%, al pasar de 1,258 denuncias en Febrero a 1,670 en marzo. El Consejo Cívico ha señalado que la ansiedad, el hacinamiento, el consumo de sustancias adictivas, la pérdida de empleo, entre otros, son factores que podrían agravar la violencia en los hogares en las próximas semanas.

Con ese panorama, algunos gobiernos subnacionales (estados y municipios) han venido realizando esfuerzos con el objetivo de intentar desactivar los riesgos de violencia en los hogares, ejemplo de ello han sido la apertura de líneas de auxilio, redoblar los esfuerzos desde los sistemas DIF municipales y ministerios públicos para la atención efectiva a víctimas, acondicionamiento de refugios, coadyuvar esfuerzos con organizaciones de la sociedad civil en temas de concientización y prevención, entre otros. Sin embargo, estos han sido esfuerzos aislados y no sistemáticos que permitan incidir en un marcado descenso de estos delitos.

Un factor más, es el miedo a adquirir el virus, lo cual lleva a la población a ejecutar conductas antisociales y asumir actitudes irracionales. Si bien es cierto, en nuestro país se han mostrado distintas expresiones de solidaridad con el personal médico, en contraste, contrario a lo que acontece en otros países -como en Francia con el homenaje de aplausos diarios al personal médico a las 8pm desde los balcones-, en algunos municipios del país, se les ha discriminado, insultado y en algunas ocasiones hasta atentado contra su integridad física; y aquí es importante apuntar que si bien esta emergencia global reavivó un debate antiguo pero necesario sobre ¿Cuál debe ser el rol del Estado?, no todo le compete al poder público, pues hay una responsabilidad de todos los ciudadanos que la frustración y psicosis frente al enemigo invisible merma su capacidad racional y no les permite asumirla.

Es necesario reajustar prioridades, cuestionar paradigmas y asumir responsabilidades, pues hoy el Gobierno de la República afirma que las medidas tomadas se basan en el asesoramiento científico, pero este poco servirá para atender la serie de efectos sociales negativos que se pueden salir de control no solo durante la cuarentena, sino en los meses post-coronavirus. Como toda crisis, producirá cambios positivos o negativos una vez superada la pandemia y esta tercer crisis en particular va a ser clave para evaluar la eficacia de los gobiernos locales, pero dependerá en cierta medida, de lo que se haga o deje de hacer desde la Federación en el tema de salud pública y sobre todo económico, pues como lo señaló el Presidente Ronald Reagan alguna vez: “El mejor programa social es el empleo”.

El debate enriquece la mente, se vale discrepar.

“Gran Confinamiento” dejará 3 millones de desempleados en México: FMI

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En México, 3 millones de personas quedarán sin empleo tanto en el sector formal como en el informal, lo cual representará el mayor volumen de desocupados en la historia del país, según cálculos basados a partir de los pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El organismo internacional anticipa que la población que saldrá a buscar empleo y no tendrá éxito va a representar 5.3 por ciento de la fuerza laboral del país durante 2020.

Por lo que esa tasa equivale a más de 3 millones de personas desocupadas, considerando que la Población Económicamente Activa (PEA) fue de 57 millones en 2019, la cual sube cada año a consecuencia del crecimiento demográfico y las expectativas que tiene la población de contribuir o no en la actividad económica, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

En este escenario, significará un millón de personas desempleadas adicionales, respecto al 2019.

El récord anterior se registró en 2010, cuando se contabilizaron 2.6 millones de mexicanos sin empleo, ese año, la economía se recuperaba de una recesión de 5.3 por ciento en 2009, provocada por la crisis hipotecaria que se detonó en Estados Unidos.

El FMI calcula que la producción nacional se va a desplomar 6.6 por ciento, lo cual sería la peor contracción desde la Gran Depresión, hace 90 años.

Este confinamiento ya provocó la pérdida de 347 mil puestos de trabajo formales entre el 13 de marzo y el 06 de abril, de acuerdo con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).

Hace unos días, el consejo Coordinador Empresarial (CCE) advirtió que entre 800 mil y un millón de personas se quedarán sin empleo este año si no hay medidas ambiciosas por parte del gobierno ante la contingencia económica.

Por su parte la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) estimó una pérdida de hasta 1.5 millones de empleos formales.

Sin embargo, seis de cada 10 mexicanos que están ocupados en el país laboran en negocios informales o sin un vínculo reconocido, los cuales sumaron 31.3 millones de personas el año pasado, de acuerdo al INEGI.

El Gran Confinamiento (como lo ha denominado el FMI), también va a dejar sin empleo a miles de personas en la informalidad, porque este sector depende del funcionamiento de la economía formal, advierte José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).

Anticipa que “entre 500 mil y 600 mil empleos se van a perder en la informalidad, dado que muchos micronegocios dependen de sus ventas al sector formal”.

De la Cruz recomienda que en este momento el gobierno debe actuar “es sus tres niveles, porque el confinamiento va a generar un daño al mercado laboral que involucrará a millones de personas”.

Y advierte que las miles de familias que caigan en la pobreza, buscarán en primera instancia subsistir con trabajos honestos pero mal pagados, pero esta condición será un incentivo para que muchas personas cometan actividades ilegales.

(Fuente: El Mañanero Diario)

Pandemia económica

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Alcanzados los dos millones de contagiados a nivel mundial, los servicios de salud a nivel mundial se ven rebasados por el desafío que supone contener la fuerza de la pandemia. Aquellos que se decían estar más preparados entierran a sus cuerpos en fosas comunes de la misma forma que aquellos que menos tienen.

Sin afán de ser más optimista de la cuenta, considero congruente pensar que la pandemia terminará y que llegará el día en que podremos retomar nuestras actividades, salir a las calles y continuar con nuestras vidas, lo que no significa bajo ninguna base que “volveremos a la normalidad”. Los pronósticos hechos para dentro de los próximos meses y años tendrán que ajustarse y, desafortunadamente, los primeros en hacerlo son los de materia económica.

El BID da a conocer que para América Latina, la crisis supondrá una contracción de hasta un 5.5% del PIB en 2020, algo de dimensiones históricas y perfectamente comparable con eventos como la Gran Depresión. Ecuador (dolarizado) y México son los que aumentan el promedio (contracción por encima del 6% en ambos casos), seguidos de Argentina (con su propia crisis a nivel interno desde hace años) y Brasil (economía más grande de Latinoamérica).

Llamada “la región más desigual del mundo”, América Latina debe prestar especial atención a su propio futuro económico, pues los efectos post-crisis no tendrán precedente. Si bien la Gran Recesión tuvo un impacto global, los estragos de ésta se concentraron en los países desarrollados (Estados Unidos y Europa) y en menor medida en nuestra región. Inclusive en algunos casos se vivió sin efectos tangibles. A diferencia de entonces, las consecuencias económicas de la actual pandemia sí tendrán injerencia directa en nuestros países, pues la poca infraestructura y la debilidad institucional están siendo puestas a prueba y el escenario no es el más alentador.

La crisis sanitaria está consumiendo al continente y, detrás de los esfuerzos de los gobiernos, se está creando una bola de nieve. En Panamá, donde no existe una banca central, la única salida de la crisis consiste en endeudamiento. El gobierno ha tenido que pedir préstamos al FMI, BID, Banco Mundial y otros organismos internacionales, además de utilizar en casi un 80% sus reservas de ahorros para hacer frente a la crisis y ni siquiera han alcanzado el pico de contagios. Otro importante caso es el de El Salvador donde, a pesar de que comunicativamente Bukele transmite confianza y seguridad con su firmeza y las famosas medidas sociales, es el primero del mundo que podría recibir un préstamo de $400 millones de le los $50,000 millones ofertados por el FMI como “préstamos de emergencia”.

Hay que recordar que ya hace unos meses en Ecuador y Argentina se vivieron intensas protestas por el mal manejo de las administraciones en turno para ajustar sus líneas de crédito con el FMI. En el caso argentino, los compromisos contraídos estaban calculados para ser pagaderos de aquí a los próximos cien años. Colombia recientemente anunció que renovará su línea de crédito de 11,000 millones de dólares y el gobierno de Duque, que también se enfrentó a movilizaciones en la llamada “Primavera Latinoamericana”, poco a poco cava su propia tumba.

Si las administraciones no tienen el rigor suficiente para organizarse y hacer eficientes tanto los recursos con los que cuentan como los adicionales que están solicitando, el estrés de la población por vivir en cuarentena seguramente será el peor de los males de aquí a los siguientes años.

Asegura Hacienda que economía está blindada

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Los ingresos del Gobierno federal están cubiertos por varios mecanismos y no solo por las coberturas petroleras, expuso en conferencia el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera.

En la parte de deuda pública, el funcionario recordó que ante los movimientos cambiarios, el 78 por ciento de la deuda pública está en pesos, el 100 por ciento está en tasa fija y la mayor parte en vencimientos de largo plazo.

Esto blinda a la economía frente a movimientos de la tasa de interés y del tipo de cambio“, estableció.

Además, agregó, está a línea de crédito flexible por 61 mil millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional y hay dos fondos de estabilización en las finanzas públicas.

Está el Fondo de Estabilización de los Ingresos Petroleros (FEIP), que cerró el año con 158 mil millones de pesos, y el Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas (FEIEF), que tiene alrededor de 90 mil millones de pesos.

Ambos fueron creados para amortiguar el impacto en las finanzas públicas cuando se tiene una recaudación menor a la esperada.

Y aunque los ingresos petroleros solo representan alrededor de 4 por ciento del PIB, Hacienda contrató coberturas petroleras para asegurar el precio de 49 dólares por barril establecidos en el Presupuesto, agregó Herrera.

Gabriel Yorio, subsecretario de Hacienda, reveló que dichas coberturas tuvieron un costo de mil 150 millones de dólares, por lo que cubren la totalidad de los ingresos petroleros.

Por su parte, Herrera aseguró que aunque se estaría evaluando dar apoyo a Pemex, enfatizó que el conflicto de Arabia Saudita y Rusia, -que hoy impide llegar a un acuerdo sobre la oferta mundial de crudo- es de naturaleza temporal.

Respecto al impacto de los ingresos públicos, explicó que aun cuando tiene un efecto negativo cuando caen los precios del petróleo, México es un importador neto de gasolinas.

En ese sentido, con la reducción en el precio del petróleo y de la gasolina de importación, Hacienda podría recaudar por el IEPS a gasolinas más allá de los 313 mil millones de pesos previstos para este año.

 

 

(Con información de El Norte)

Temor de brote de coronavirus desploma bolsas

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Los temores por el nuevo brote de coronavirus en Italia, Irán y Corea del Sur derrumbaron los mercados bursátiles mundiales este lunes.

El índice S&P/BMV IPC de la Bolsa Mexicana de Valores comenzó la semana con una fuerte baja de 2.20% en sintonía con los mercados internacionales, por lo que el referente nacional cerró en 43 mil 818.07 puntos, su nivel más bajo en lo que va del año.

Este lunes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que los gobiernos deben estar preparados para una potencial pandemia de coronavirus debido al preocupante incremento de casos en Italia, Corea del Sur, Irán y otros países.

Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dicho que el coronavirus se ha convertido en el mayor riesgo a enfrentar por los mercados financieros en las próximas semanas.

En Estados Unidos, el Dow Jones, el Standard & Poor’s u el Nasdaq perdieron 3.56, 3.35 y 3.71 por ciento con caídas relevantes en las aerolíneas.

En Europa, el Euro Stoxx y el DAX de Alemania cayeron 4.01% cada uno mientras que el CAC 40 de Francia lo hizo en 3.94% y el FTSE MIB de Italia en 5.43%.

En Asia, los índices más representativos mostraron caídas un tanto más moderadas, de 0.39% en el Nikkei de Japón y de 1.79% en el Hang Seng de Hong Kong.

ELECCIONES 2016: LA ONU

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Han sido casi diez años ya desde que el surcoreano Ban Ki-moon fue electo como Secretario General de las Naciones Unidas, convirtiéndose en el sucesor de Kofi Annan y quien fue reelecto de manera unánime para mantenerse en su puesto durante un segundo periodo a finales del 2011. Para el 1° de enero de 2017, las Naciones Unidas elegirán a su nuevo mandamás y, como si fuera elección presidencial en México, ya de a poco van saliendo los nombres y algunas manos temerosas se van alzando. La diferencia: las mujeres están haciendo cada vez más ruido.

Me permito dar una breve semblanza de lo que son las Naciones Unidas en opinión de un servidor. Creada en 1945 con motivo del fin de la Segunda Guerra Mundial y con la intención de dar continuidad a la idea de Woodrow Wilson y la ‘Liga de Naciones’; y con el objetivo de establecer buenas relaciones diplomáticas y de paz a nivel internacional, la ONU –podría decirse– es el máximo órgano redentor a nivel global que existe. Funciona en base a secretarías (como ‘departamentos’) y cada una de ellas se especializa en un tema. Claro está, la Secretaría General es la más importante de todas, pues coordina al resto.

Sin embargo, dentro de las Naciones Unidas existen muchas cláusulas, convenios, métodos, y otras prácticas que hoy podrían considerarse como fuera de tiempo. Por ejemplo, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, una de las secretarías más importantes del organismo, sigue contando con la presencia del ‘veto’ por parte de las delegaciones de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, China y Rusia, por lo que si llegara a haber alguna decisión que tomar (como la de elegir al nuevo Secretario General, por ejemplo), basta con que alguno de estos cinco den su voto en contra para que el proceso se deseche por completo. Haciendo un acercamiento a estos cinco miembros, podemos darnos cuenta de que todos son parte de las fuerzas que resultaron victoriosas tras la SGM.

Para el 1° de enero de 2017, las Naciones Unidas elegirán a su nuevo mandamás y, como si fuera elección presidencial en México, ya de a poco van saliendo los nombres y algunas manos temerosas se van alzando. La diferencia: las mujeres están haciendo cada vez más ruido.

Pero, sin afán de perder el punto, lo relevante es que la inquietud porque la mujer sea quien asuma el cargo para la(s) próxima(s) gestión(es)… y las candidatas ya están listas. Algunas de ellas son Irina Bokova (Directora General de la UNESCO), Vesna Pusic (ex Ministra de Relaciones Exteriores de Croacia), Natalia Gherman (ex Ministra de Relaciones Exteriores de Moldavia) y Natalia Clark (administradora del PNUD). La iniciativa ha sido impulsada por diversas naciones, pero sobre todo por la delegación Colombiana, quienes además de esto buscan también que se dé un giro al país de origen del Secretario y se consideren países de Europa del Este para ser elegidos.

Desafortunadamente, y así como previsto al inicio de este espacio, los y las candidatas tendrán que hacerle ojitos a las cinco potencias permanentes del CS, pues son ellas las que tienen el poder, de alguna forma, de quitar y poner a quien les venga en gana.

Sin el afán de sonar misógino, ¿Será acaso que la agenda de las Naciones Unidas está ad hoc para que por primera vez una mujer se convierta en Secretaria General? Recordemos que, aunque en el discurso siempre se maneja la cuestión de la paridad y la neutralidad, en la práctica nos seguimos encontrando con situaciones como estas hasta en el plano internacional, pues sólo pocas mujeres ocupan cargos de alta coyuntura, como Christine Lagarde, Directora del Fondo Monetario Internacional.

Considero importante –y muy a pesar de que la ONU ha quedado mal con el tema de los levantamientos en el Medio Oriente– que nos debemos abocar a conocer con detalle el proceso por el que tendrán que pasar los candidatos, pues aunque no participemos directamente en él, sí sufriremos las consecuencias de estar o no dentro de los primeros temas de la agenda. Desafortunadamente, y así como previsto al inicio de este espacio, los y las candidatas tendrán que hacerle ojitos a las cinco potencias permanentes del CS, pues son ellas las que tienen el poder, de alguna forma, de quitar y poner a quien les venga en gana.

Me pregunto qué pasaría Alicia Bárcena (secretaria ejecutiva de la Cepal) quedara como Secretaria General. ¡Ah, no! Se me olvidaba que nuestro principio de “no intervención” no nos deja participar en tanta cosa…

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

PRIVATIZACIÓN INEVITABLE

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“Sólo MORENA luchará contra la privatización de PEMEX”, ha pregonado Andrés Manuel López Obrador desde que inició su precampaña (anticipada, por cierto) a las elecciones de 2018 y ha promovido la idea de que el presidente Enrique Peña Nieto es un traidor a la patria por querer privatizar PEMEX con su reforma energética. Pero, ¿Realmente fue idea de Peña Nieto?

La privatización de PEMEX ciertamente no es un tema que surgió en el presente sexenio. Si bien es un tema que acaba de cobrar relevancia (ya que es una buena consigna de campaña), surgió con la presidencia de Carlos Salinas de Gortari y se concretó con la de Ernesto Zedillo Ponce de León.

La administración de Salinas de Gortari se caracterizó por su carácter neoliberal y antirrevolucionario, además del sometimiento intencional a la voluntad del Fondo Monetario Internacional y, por ende, a los dictados del gobierno estadounidense (que tiene un gran control sobre este organismo al contar con poder veto)[1]. Característico de los gobiernos neoliberales, se priorizó en México el enriquecimiento de los ricos a costa del empobrecimiento de los pobres, es decir, los ricos se hicieron más ricos y los pobres se hicieron más pobres. A su vez, la clase media trabajadora sufrió un gran golpe por parte de la globalización: la apertura a la inversión que se tradujo en desmantelamiento de la industria nacional en favor de la producción extranjera. Todo esto provocó una grave crisis económica que comenzó a finales de su sexenio y a principios del de Zedillo Ponce de León en 1994, quien se vio forzado a devaluar el peso.

La privatización de PEMEX ciertamente no es un tema que surgió en el presente sexenio. Si bien es un tema que acaba de cobrar relevancia (ya que es una buena consigna de campaña), surgió con la presidencia de Carlos Salinas de Gortari y se concretó con la de Ernesto Zedillo Ponce de León.

¿A qué se debe este breve antecedente histórico? Como consta en las fichas del Fondo Monetario Internacional [2] , en febrero de 1995 el entonces presidente Zedillo concretó las negociaciones de un préstamo por parte de Estados Unidos de 20 mil millones de dólares y otro por parte del FMI de 18 mil millones de dólares para “rescatar” a México.

Por supuesto que este “rescate” no fue gratis. Si bien es razonable y perfectamente válido que el FMI imponga condiciones económicas (intereses, por ejemplo) a los países a los que presta dinero, no es aceptable que imponga condiciones políticas [3].

Y precisamente el precio político de ese “rescate” fue, entre otras condiciones [4], la privatización de PEMEX (condiciones que fueron impuestas yendo acorde a las propuestas del Banco Mundial [5] en materia de petróleo e iniciativa privada) [6] .

Así es como, desde 1995, México está obligado internacionalmente con el FMI a privatizar PEMEX. Por eso el gobierno, en los últimos sexenios, ha realizado diversas medidas internamente para eventualmente concretar la privatización (que seguramente no pasará más de un sexenio más en que se concrete).

Pero la verdad es que no hay mucho que se pueda hacer para evitar la privatización de PEMEX. Ya es algo inevitable (y esto sí no es culpa de Peña Nieto, como muchas cosas sí lo son).

Ahora bien, ¿Podría México incumplir con esa obligación impuesta por el FMI por ir en contra de los principios de la Nación? Sí podría. ¿Conviene hacerlo? No considero que convenga: incumplir la obligación provocaría que el FMI ya no vuelva a prestarle a México (por lo menos hasta que éste cumpla). Y a como va nuestra economía, parece que necesitaremos pronto de uno.

Según el Dr. Stiglitz en su libro El malestar de la globalización, los gobiernos de los países subdesarrollados se encuentran atrapados entre las demandas y condiciones del FMI con todas sus consecuencias sociales y políticas internas, y las crecientes protestas y alborotos populares provocados por éstas… así, de repente enfrentan disturbios sociales que al llegar a cierto grado colocan a estos gobiernos entre la exigencia del FMI y las protestas [7].

Ésto que menciona Stiglitz es precisamente lo que vivimos en México desde que la reforma energética era un proyecto de ley hasta el día de hoy (aunque el problema se gestó veinte años antes y en ese entonces nadie dijo nada). Pero la verdad es que no hay mucho que se pueda hacer para evitar la privatización de PEMEX. Ya es algo inevitable (y esto sí no es culpa de Peña Nieto, como muchas cosas sí lo son).

[1] El poder de veto de Estados Unidos en el FMI no consta en papel; pero para aprobar todas las grandes resoluciones, de acuerdo a las reglas del FMI, se necesita el 85% de los votos y Estados Unidos tiene el 17% de los votos. Esto le otorga un poder de veto sin necesidad de aliarse con nadie más. Y es el único país que lo tiene.
[2] Ver ficha emitida por el FMI, aquí: http://www.imf.org/external/np/sec/pr/1995/pr9510.htm
[3] Como lo ha reiterado el Premio Nobel de Economía 2001 y ex jefe de economía del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, el FMI impone condiciones a los países que presta de carácter político, como renuncia a medidas proteccionistas para lograr una apertura rápida de sus economías a la inversión extranjera. En caso de México, la privatización de PEMEX contribuye a los intereses del FMI, manipulado por Estados Unidos que nunca ha ocultado sus deseos de que el gobierno mexicano privatice PEMEX.
[4] Se les impusieron cinco medidas que diseñó el BM a cambio del préstamo: permitir contratos de riesgo, permitir inversión extranjera en petroquímica, dividir a PEMEX en empresas separadas con distintas competencias, permitir la competencia interna e internacional frente a PEMEX y, finalmente, privatizar PEMEX.
[5] De acuerdo al programa “Oil and prosperity: Reforming México’s petroleum monopoly”, publicado en 1992 por el Banco Mundial e impulsado también por el FMI.
[6] Saxe Fernández, John. Fox y el desmantelamiento de PEMEX. Vnezuela, Revista Nueva Sociedad, 2005.
[7] Stiglitz, Joseph. El malestar en la globalización. Madrid, Editorial Taurus, 2002.

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