La segunda vuelta electoral en México: Una vieja y no tan buena idea.

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Recientemente, el Grupo Parlamentario del PAN en el Senado de la República revivió el tema de la segunda vuelta electoral para la elección del Ejecutivo Federal, por lo cual presentó una iniciativa de reforma constitucional para introducir el sistema electoral que se establece en el artículo 81 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. (http://www.senado.gob.mx/index.php?ver=sp&mn=2&sm=2&id=59336). Básicamente, lo que hacen es replantear el tema que ya desde 2012 había presentado Felipe Calderón. Parece que el PAN aún no se recupera del 0.56% de la elección de 2006.

Escribo estas palabras para presentar argumentos de por qué estimo que no se trata de una buena idea para el sistema electoral.

¿En verdad la segunda vuelta electoral es el mejor sistema para la selección de ejecutivos?, ¿es producto de la evolución histórica?, y ¿responde al acuerdo de poder de los partidos políticos?

Primero, en la iniciativa se señala que para Giovanni Sartori la segunda vuelta electoral es el mejor sistema electoral. Esto puede ser cierto, pero también lo es que para Dieter Nohlen, y creo que en esto también estaría de acuerdo el mismo Sartori, “no existe un sistema electoral óptimo. Sólo existen soluciones técnicas y políticamente más aceptables y viables que otras para países diferentes, en épocas distintas.” (Nohlen 2000, 1173-5). El mismo Nohlen nos recuerda que los sistemas electorales son el producto de la evolución histórica y que al final del camino se trata de decisiones de poder. Por ende, aunque la herida aún esté abierta para el calderonismo dentro del PAN, ¿en verdad la segunda vuelta electoral es el mejor sistema para la selección de ejecutivos?, ¿es producto de la evolución histórica?, y ¿responde al acuerdo de poder de los partidos políticos?

¿De qué sirve introducir la segunda vuelta electoral para la elección presidencial y no contemplarla para la selección de la Cámara de Diputadas y Diputados, al estilo francés?

Segundo, aducen en la Exposición de Motivos de la Iniciativa que la segunda vuelta electoral “solucionaría, en parte, este problema de gobernabilidad, pues obligaría a los candidatos a formar alianzas con distintas fuerzas políticas.” No obstante, ¿no cuenta ya el Ejecutivo con la facultad de “optar por un gobierno de coalición con uno o varios de los partidos políticos representados en el Congreso de la Unión”? (art. 89, fracción XVII de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos). Por otra parte, continuando con el apoyo de Nohlen, si los sistemas electorales “dependen de los diversos elementos que componen a los sistemas electorales y de la forma en que éstos se combinan”, ¿de qué sirve introducir la segunda vuelta electoral para la elección presidencial y no contemplarla para la selección de la Cámara de Diputadas y Diputados, al estilo francés? En otras palabras, ¿no tendremos suficientemente claro que los electores desde 1997 deseamos gobiernos divididos?

Tercero y último, se propone que entre la primera y la segunda ronda de elecciones existan aproximadamente cinco semanas. Aunque sería óptimo que entre ambas rondas existiera menos tiempo, es decir, que solo mediaran 15 días, a fin de aprovechar la participación de los electores y no aumentar el abstencionismo en la segunda ronda, lo que sí es absolutamente inoperante es que… ¡además deben haberse agotado todas las impugnaciones en contra de la primera vuelta! En otros términos, si no existe confianza en el resultado de la primera vuelta, ¿cómo se conseguirá esto cinco semanas después? No, el ballotage requiere de rapidez entre la primera y la segunda fecha de elección, pero sobre todo, necesita de altos grados de confianza y de mínima conflictividad y judialización, fundamentalmente para reducir justamente los niveles de ingobernabilidad y los costos de una segunda ronda electoral.

Antes de aventurarse en modificar un elemento del sistema electoral mexicano que parece importarle solamente a un actor político con miras al 2018, y con el fantasma del 2006 aún en su inconsciente político, sería recomendable que las legisladoras y legisladores que apoyen la iniciativa e investiguen por qué San Luis Potosí eliminó de su sistema local la segunda vuelta para Ayuntamientos.

En una palabra, la segunda vuelta electoral propuesta por el PAN en el Senado es una vieja y no tan buena idea teniendo en la mira la elección de 2018.

En una palabra, la segunda vuelta electoral propuesta por el PAN en el Senado es una vieja y no tan buena idea teniendo en la mira la elección de 2018. Representantes legislativos, particularmente del Partido Acción Nacional, recuerden el monstruo antifederalista que crearon con la reforma de 2014. Pero sobre todo, traten de responderse esta pregunta: aún contando con segunda vuelta electoral, ¿en verdad creen que López Obrador y su partido reconocerán algún día que perdieron una elección?


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