De la democracia electoral a la democracia participativa

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Desde que se nos ha inculcado sobre el significado de la democracia, se ha tendido a poner todo el peso de la misma en el sufragio universal. Si bien esto ha llegado a contribuir en el sentido de comprometer a la ciudadanía a ejercer su derecho de votar por sus representantes, tanto del poder ejecutivo como legislativo, a la vez ha acortado el sentido democrático a esto mismo: al simple hecho de votar cada tres años, cuando la democracia significa muchísimo más que eso.

Esto, aunado a la hegemonía que actualmente poseen los partidos políticos sobre los procesos electorales y legislativos (los cuales deberían contar con una mayor injerencia de la sociedad civil), pone en evidencia el hecho siguiente: hoy, no contamos con la democracia representativa que estipula la constitución; desde el momento en donde el pueblo mexicano, queda a merced de unos funcionarios públicos que solo ocupan de este cada cierto tiempo, para legitimarse como agrupaciones políticas (reunir el porcentaje mínimo de votos para seguir existiendo como tales), la representación queda supeditada por una evidente democracia electoral.

Dicho en otras palabras, de cumplir con lo dictado por la carta magna, referente a la representación del pueblo, se anteponen los intereses particulares de los partidos políticos, los cuales únicamente alientan a la participación de la sociedad al momento de haber procesos electorales.

Ahora bien, ¿qué puede hacerse para enfrentar tal situación? ¿Cómo se debe consolidar una auténtica democracia, en donde intervenga la mayoría, más allá del voto?

Considero que, además de luchar por eliminar los privilegios de las agrupaciones políticas, así como de los funcionarios públicos, es necesaria la creación de una democracia que supere la representación; para ello, es imperdible la conformación de una democracia de carácter participativo. Pero ¿Qué habría de entenderse por “participativa”? Pues bien, entiéndase dicho término como aquella facultad del pueblo para tener una injerencia directa, en la elección de su propio destino.

Sea en nuestro caso, con la recientemente aprobada Ley de Participación Ciudadana, se podrán varios pasos para llegar a dicha meta; con ayuda de las herramientas establecidas en este cuerpo normativo, como la revocación de mandato, el presupuesto participativo o las juntas vecinales, se contribuirá a la organización social y con ello, a la consolidación de un auténtico poder del pueblo.

Queda claro que para cumplirse la realización de este ideal, se necesitará mucho esfuerzo, y probablemente, mucho esfuerzo por parte de cada uno de nosotros. No obstante, si auténticamente queremos, de una vez por todas, construir el México que soñamos, debemos tomar las riendas por nosotros mismos, y no permitir que los grupos de siempre se apoderen de este para sus propios fines.

Es hora de crear días mejores, donde se tengan los servicios públicos necesarios, donde se tenga un gobierno que merecemos, y donde cada mexicano pueda vivir dignamente sin tener que mendigarles nada a los partidos políticos que, él mismo financia por medio de los impuestos.

Es ahora o nunca, el momento para cambiar nuestro gobierno para nuestra gente del presente, del futuro, y en conmemoración para aquellos de días pasados que precisamente entregó su vida en favor de un mañana mejor.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

Caso Medina: el trampolín presidencial del Bronco

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Ante el hartazgo del abuso y del hambre de poder de los partidos políticos, la ciudadanía de Nuevo León optó, en las elecciones del año pasado, por votar al candidato independiente Jaime Rodríguez Calderón, para la gubernatura. Apreciando a este mismo como una esperanza última que resolvería todos los problemas heredados por su antecesor (esto, como producto de hacer creerle a la población, o bien mantenerla en el error, que tenemos una democracia electoral cuando en realidad tenemos una democracia representativa), los nuevoleoneses le confiaron el cumplimiento de diversas problemáticas, entre las cuales, se encontraban promesas realizadas por el actual gobernador en campaña; casos como Monterrey VI, transporte público gratuito para estudiantes, la eliminación de la tenencia y la resolución de los escándalos de corrupción de Medina, constituyen una parte intrínseca de aquellas promesas electorales que, de una u otra manera, contribuyó a que los electores le confirieran su voto a la opción independiente.

…los nuevoleoneses le confiaron el cumplimiento de diversas problemáticas, entre las cuales, se encontraban promesas realizadas por el actual gobernador en campaña; casos como Monterrey VI, transporte público gratuito para estudiantes, la eliminación de la tenencia y la resolución de los escándalos de corrupción de Medina, constituyen una parte intrínseca de aquellas promesas electorales…

Ahora bien, remontándonos al día de hoy, habríamos de preguntarnos ¿cuántas promesas, de las dichas previamente, ha cumplido Jaime Rodríguez? En cuanto a la tenencia, por el momento se promete una eliminación “gradual” de la misma, hasta llegado el 2018, año donde se asegura, será eliminada. Por parte de Monterrey VI, la mayoría hemos presenciado la exagerada variabilidad con la que el gobernador responde: unos días asegura la cancelación del proyecto, otros asegura que dicho proyecto es la única opción, por lo que podría decirse, al igual que la tenencia, que actualmente se encuentra en espera el cumplimiento de la cancelación definitiva. Asimismo, en el caso de la gratuidad del transporte público para estudiantes, adultos mayores y personas con discapacidad, la historia no es muy distinta a lo dicho previamente, pues si bien el poder legislativo votó a favor de la mencionada gratuidad del transporte, actualmente no se ha comunicado un proyecto oficial al secretario de transporte, que explique a detalle cómo será llevada a la práctica dicha propuesta.

De las promesas que continúan (viéndolo de forma optimista) “en espera”, no puede faltar una que se encuentra, con más fuerza que las demás, en la mente de la sociedad de Nuevo León. Se trata de Medina, aquel gobernador acusado de extraer cantidades monetarias exorbitantes del erario (o mejor dicho, tu dinero y el mío que pagamos de los impuestos) y el cual continua libre y sin ser investigado de forma seria. Esto mismo, aunado al hecho de como Jaime ha mencionado en reiteradas ocasiones a través de los medios, su intención de contender a la presidencia, deja claro un aspecto: o logra llevar ante la justicia a Medina y compañía, o se despide de su sueño de fungir como candidato presidencial.

…aunado al hecho de como Jaime ha mencionado en reiteradas ocasiones a través de los medios, su intención de contender a la presidencia, deja claro un aspecto: o logra llevar ante la justicia a Medina y compañía, o se despide de su sueño de fungir como candidato presidencial.

¿Por qué se menciona esto? Porque hasta ahora no ha cumplido con alguna de las promesas que aseguraba, llevaría a cabo al ser electo, por lo que faltando dos años para las votaciones para presidente de la república, su último bastión habría de ser el encarcelar a Medina, para lograr posicionarse como un candidato “decente”, y además, para bien o para mal, no ensuciar el nombre de los candidatos independientes (esto, debido a la captación que hay hacia el como un “representante de los mismos, a raíz de ser el primer gobernador electo que no contaba con un partido político que lo respaldara). Será el tiempo el que dicte el destino de su carrera política, mas sin embargo, sería la ciudadanía la que al final deberá reclamar el poder que tienen como pueblo para exigirle al ejecutivo, que cumpla con cada compromiso que hizo en campaña, y no lo deje como un simple conjunto de palabras demagógicas a las que estamos tan acostumbradas de parte de los demás servidores públicos.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”