Nuevo León 21: desigualdad

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La actual pandemia nos ha enseñado que los progresos en materia de justicia social e igualdad de las últimas décadas han sido insuficientes y frágiles, no solo en México sino en todo el mundo. Si bien nuestro país se ha caracterizado históricamente por ser una sociedad desigual, esta realidad ha salido a relucir todavía más con los efectos de la pandemia. 

Dado que la desigualdad hace que una sociedad no avance al mismo ritmo y, por ende, no cumpla con sus objetivos de desarrollo como quisiera, es de vital importancia que, dentro del contexto electoral en el que nos encontramos, debatamos cómo podemos lograr una sociedad neolonesa más igualitaria en términos de acceso a oportunidades de calidad, relacionadas con la salud, educación y empleo.   

Si partimos del hecho que, en el estado de Nuevo León hay más de 2 millones de personas en condiciones de vulnerabilidad por ingresos y carencias sociales (CONEVAL, 2018), creo que podemos dimensionar los impactos que la pandemia ha tenido en la sociedad neolonesa. Uno de estos impactos tiene que ver con la educación. Por ejemplo, la educación básica y pública, el ser esta a distancia es evidente que se volvió todavía más precaria y de baja calidad. 

Hace unas semanas, mi prima Yamileth, de 12 años, y yo, platicábamos sobre su experiencia tomando clases a distancia. Ella estudia en una secundaria pública de Apodaca. Hablábamos sobre las clases en la televisión y cómo estas son un complemento de lo que las y los maestros tratan de enseñar a distancia, a través de las herramientas que ya muchos y muchas conocemos como lo es ZOOM. Con la intención de saber más sobre la dinámica de tomar clases a distancia en una escuela pública, le pregunté sobre cuántos alumnos se conectaban; “solo nos conectamos 18, de los 34 alumnos que somos”, esa fue su respuesta.  

Esta respuesta me permitió entender de primera mano lo que se ha escuchado recurrentemente sobre que “estamos todos y todas en el mismo océano, pero unos en yate, otros en botes y otros sin nada, esforzándose por flotar para no ahogarse”. En este caso, me permitió entender que, si bien muchos y muchas estudiantes alrededor del mundo se encuentran en la misma situación de estudiar a distancia, unos lo hacen con computadora o tableta, otros a través de la televisión y otros simplemente tuvieron que dejar de estudiar ya que, su condición de vulnerabilidad tal vez no les permitió acceder a una computadora o a una televisión. 

Son muchos más los temas que giran en torno a la desigualdad. Por ejemplo, debemos de revisar qué está pasando con las trabajadoras neolonesas. De acuerdo con un estudio del IMCO (2020), las mujeres, al estar mayormente empleadas en el sector de servicios, no están regresando a trabajar al mismo ritmo que los hombres. Además, si son madres de familia y jefas del hogar, se ven enfrentadas a las presiones que implica estar desempleadas y volverse maestras de sus hijos, quienes ahora están tomando clases desde casa. 

Este proceso electoral nos debe permitir comenzar con la construcción de un “piso parejo” para las y los neoloneses, que nos ayude a avanzar a un mismo ritmo hacia el destino que decidamos definir en conjunto. Esta pandemia nos enseñó que, en las crisis, las desigualdades nos hacen todavía más débiles y vulnerables como sociedad. Si queremos ser resilientes y sostenibles de ahora en adelante, tenemos que lograr que Nuevo León se convierta en un estado más igualitario en derechos y oportunidades.   

 

Instagram/Twitter @toniuniversal