#ElNidoDelGavilán: “La privatización y el abuso de Parque Fundidora”

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En los últimos días, la administración del Parque Fundidora anunció su cierre ante la imposibilidad de pagar sueldos de sus trabajadores y demandando al gobierno un apoyo de 10 millones de pesos al mes.

Los inicios del Parque datan de décadas atrás. El 10 de mayo de 1985 se anunció la quiebra oficial de la Fundidora de Monterrey, aquella icónica empresa que fue la primera siderúrgica de América Latina. Tiempo después, el 11 de marzo de 1988, Miguel de la Madrid cedió los terrenos al gobierno del estado a través de un decreto en el Diario Oficial de la Federación en donde se declara la utilidad pública, conservación y mejoramiento de lo que es el Parque Fundidora. 

Se concibió a Fundidora como un parque urbano para la ciudad, la nuestra que tiene un déficit histórico de áreas verdes, parque y arboledas. Sin embargo, en la acostumbrada y normalizada privatización del espacio público, poco a poco fue perdiendo la vocación. 

En 1991 se inauguró Cintermex en un costado del Parque, en 1994, se abrió un anfiteatro al aire libre para eventos denominado Auditorio Coca Cola (Transformado en 2010 en el Auditorio Citibanamex) y posteriormente para 1995 abrió el parque temático de Plaza Sésamo.

Llegó el siglo XX y la privatización no paró, eliminaron numerosas áreas verdes para la construcción de una pista de carreras profesional donde la Serie Kart tuvo 2 ediciones del “Gran Premio de Monterrey”. En 2003, TV Azteca y otros socios crearon la Arena Monterrey, la sala de conciertos más grande de la ciudad. Llegaron algunos museos, la concesión de la Nave Lewis, una pista de patinaje, la Casa de los Loros y otras plazas y restaurantes, que conocemos hoy. 

Para rematar, en los últimos años se ha dado el proceso de eliminación de áreas verdes para crear estacionamientos para los numerosos eventos que se realizan ahí como el Pal Norte, la versión regia del Vive Latino de la capital. Y en el gobierno de la 4T, el Presidente inauguró el Salón de la Fama del Beisbol en los terrenos de su límite oriente.

De acuerdo con diversos medios, al menos 70 por ciento del Parque Fundidora no tiene relación con su rol como parque y bosque. Además, 42 por ciento de las instalaciones son privadas, concesionadas o tienen costo pese a que la entrada general es “libre”.

En 2019, diversos medios reportaban que el Gobierno del Estado en un afán de hacer “autosuficiente” a Fundidora, la había dejado a su suerte y como botín de los particulares que concesionan el espacio.

La administración encabezada por Fernando Villarreal Palomo desde 2016, no solo ha privatizado el parque a particulares, sino sobreexplotado el espacio con conciertos, ferias, bodas, que le dejan 10% de las ganancias volviéndose el “saloncito de fiestas” de empresarios de Monterrey.

Villarreal, cuyo sueldo mensual ronda los 120 mil pesos, dice “que no hay dinero” porque “no hay rentas” de los concesionarios. Lo que no dice es que Reporte Índigo y otros medios han reportando las cuentas por cobrar del parque, las exenciones de servicios al Museo Papalote y demás “favores” que solo enriquecen a unos cuantos con el espacio de todos.

Este año que se iba a realizar otra edición del Pal Norte se iba a repetir la degradación de áreas verdes y la utilización de espacios no diseñados originalmente para recibir a tan alto número de personas.

Ahora salen diputados, el propio Villarreal y voces diversas a pedir “fondos” para el Parque. Sin embargo, salvar a la administración actual no es solo convalidar la sistemática privatización, sino incentivar a que concesionen el resto del parque (lo poco que queda libre). 

El parque no es un salón de fiesta, sino un pulmón urbano. Un espacio que se tiene que cuidar como tal, no es club de golf ni club campestre. El Gobierno de Nuevo León tiene que regresarle al Parque su vocación de espacio público. Es increíble que como antes mencioné, que 42% del espacio del centro sea restringido para unos cuantos o para los que pagan, cuando el espacio es de todas y todos los ciudadanos sin importar su clase social.

No a la privatización del parque y a que solo unos cuantos se enriquezcan a costa de un lugar de todos. En los próximos días, el Gobierno de Nuevo León tiene que tomar una decisión, que esperemos sea en pro de la ciudadanía.

Lo dicho, dicho está.