Sobre las presentadoras del clima

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Estamos tan acostumbrados al sexismo en la televisión nacional, que hasta parece inútil quejarse, pero más inútil es mirar en silencio esta explotación descarada y formar parte del ciclo vicioso. El día de hoy, quiero enfocarme en las presentadoras del clima de Monterrey y es que los argumentos que dieron las televisoras el pasado 21 de enero para el reportaje de Elena Reina en El País son un insulto a nuestra inteligencia (1).

Entre los argumentos ridículos (de los cuales está lleno el video adjunto) se encuentra el de la presentadora de Televisa Monterrey, Gabriela Lozoya. Ella declara que si ve a alguien feo en la televisión le cambia al canal porque “¿qué necesidad de estar viendo a alguien feo en la tele?” A ver, a ver, a ver… yo, como televidente, decido sintonizar el pronóstico del tiempo para saber si necesito salir de mi casa con suéter o paraguas, pero –según la lógica de esta mujer— alguien “feo” me ofendería tanto, que preferiría quedarme con la duda y cambiarle o apagarle. ¿¡Qué!?

Con la línea de pensamiento de Lozoya, supongo que la señorita no ha volteado a ver a su colega, Mauro Morales. Ese hombre no parece precisamente uno de los hermanos Hemsworth.

Esto deja bien claro lo que todos ya sabemos: el conocimiento pasa a segundo plano y lo atractivo se exige como parte del currículum solo a las mujeres. Una exigencia dictada por parámetros subjetivos —muchas veces inalcanzables y hasta racistas— que hace que el puesto venga con fecha de caducidad. Lozoya tiene la esperanza de seguir trabajando ahí en 10 años, aunque sabe que mantener el físico requerido será difícil. Una preocupación que Morales no comparte.

Morales afirma que si la mujer que presenta la sección es guapa, se traduce en un mayor impacto para el producto de los anunciantes. Pero que sea rentable no lo hace moralmente correcto y hasta va en contra de los mismos lineamientos establecidos por la empresa. De acuerdo con el código de ética de Televisa, “las personas merecen el mismo trato independientemente de su género (…) [y] el personal no deberá llevar a cabo prácticas discriminatorias de ningún tipo” (2)

Yanet García, también de Televisa Monterrey, comenta que las presentadoras se convierten en una aspiración para otras mujeres. ¿De verdad hay que aspirar a tan poco? ¿A conformarte con que se te valore durante los pocos años que la industria te considera atractiva? ¡Qué bueno que son jóvenes, hacen ejercicio y comen saludable! Pero eso no es suficiente para volverse figuras a las que aspirar. Las mujeres admirables no tienen miedo de levantar la voz y exigir que se les trate con igualdad en su campo de trabajo.

Después, Morales nos condena a un futuro de lo mismo, diciendo que el sexismo es parte de la cultura de México y que no se puede “ir en contra de la corriente.”

¡Qué bueno que este señor no vivió en la época en que la esclavitud era legal! No hubiera movido un dedo, después de todo –aunque inmoral— la práctica era bastante rentable. Sus declaraciones también empequeñecen el potencial formativo que tiene la televisión para promover un cambio de cultura en su audiencia.

La cereza del pastel se la lleva Abimael Salas, meteorólogo de Multimedios, quien sin vergüenza alguna, dice que “las mujeres tienen un toque especial para presentar el pronóstico del tiempo”. Obviamente, el señor hace alusión a un par de atributos que nada tienen que ver con talento e inteligencia, características que, sabemos, están presentes en ambos sexos.

Es lamentable que noticieros que se dicen serios contraten mujeres siguiendo las pautas de Hooters, obstaculizando las posibilidades de muchas otras con currículos fuertes. Mientras esto pasa, Morales y Salas saben perfectamente que nadie les está midiendo la cintura, que si suben o bajan de peso a nadie le interesa y que lo que importa es lo que saben. Su físico no es un impedimento para que salgan a cuadro.

Si esto no es suficiente para que se contrate a meteorólogas bajo los mismos lineamientos que a sus colegas hombres y que se les trate con respeto, entonces que las televisoras dejen de ser negligentes con el 50% de su audiencia, que escondan a sus meteorólogos detrás de cámaras y contraten presentadores que se parezcan más a mi fantasía personal: abdomen marcado, brazos enormes y una camisa a medio abrir (puntos extra si se parecen a Joe Manganiello) ¿No suena ridículo? Exacto… y así es como suenan ustedes.

Hoy en día, muchos vemos a la televisión local con la misma mórbida curiosidad que despierta un aparatoso accidente en la calle y ese tipo de atención no dura más que segundos. Un porcentaje cada vez mayor de espectadores ya exige contenido diferente y opta por plataformas en línea (3).

Pero el cambio también debe venir desde adentro, las cosas no van a cambiar mientras las mujeres se sigan sometiendo a estos tratos sin protestar. Yanet, ¿de verdad quieres convertirte en una aspiración? Aquí está tu oportunidad. Mientras tanto, yo voy a estar aquí, revisando el clima en la app de mi celular.

(1) Elena Reina, “Las ‘muñequitas’ del clima,” 21 de enero del 2016, El País, http://internacional.elpais.com/internacional/2016/01/20/mexico/1453260912_983797.html.

(2) Televisa, Código de Ética de Grupo Televisa. S.A.B. y subsidiarias, Junio 2012,
http://i2.esmas.com/documents/2014/08/28/3281/codigo-de-tica.pdf, p. 16.

(3) Jenaro Villamil, “Televisa se tambalea,” 30 de enero del 2016, Proceso, http://www.proceso.com.mx/428230/televisa-se-tambalea.

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