Un tuit y un SMS no bastan: Parte 1

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Los seres humanos seguimos los pasos siguientes para formarnos una idea propia del mundo. Primero, registramos nuestra experiencia diaria y directa con la realidad. Segundo, tomamos registro de lo que nos dicen los medios de información. Tercero, socializamos las noticias. Esto es, contrastamos lo que vivimos diariamente, lo que nos cuentan los medios y lo que nos dice la gente con la que convivimos como amigos, familia o colegas de trabajo, para confirmar o desechar la información que ya tenemos.

Contrastamos lo que vivimos diariamente, lo que nos cuentan los medios y lo que nos dice la gente con la que convivimos como amigos, familia o colegas de trabajo, para confirmar o desechar la información que ya tenemos.

La calidad de la democracia, entre muchas otras cosas, depende de la información que nos dan los medios de comunicación y de cómo la consumimos los ciudadanos. Son dos componentes que forman parte de un mismo problema.

Absolutamente todo impacta y moldea nuestra manera de ver y entender los problemas políticos, económicos y sociales. Por un lado, está la manera en la que los periódicos, los noticieros de radio, de televisión y sus correspondientes plataformas en internet, nos informan de los hechos más relevantes de México y el mundo. Por el otro, está cómo nosotros consumimos la información y qué hacemos con ella.

Lo ideal es que los medios de comunicación den información que nos ayude a los ciudadanos a ser críticos, a ser conscientes de lo que los rodea. El objetivo es tener una visión más completa y objetiva para tomar mejores decisiones.

Para hablar de estas aristas dividiré en dos partes este ensayo. En esta ocasión, sólo escribiré sobre los ciudadanos, en específico, los jóvenes. De acuerdo con el Imjuve, son personas entre 12 y 29 años y, en México, son los mayores consumidores del flujo de información que circula en internet.

38 millones 233 mil 665 de mexicanos se encuentran en este grupo de edad y prácticamente todas tienen un Smartphone. Potencialmente, estos jóvenes tienen la posibilidad de consultar información relevante en cualquier momento.

La Primer Encuesta Nacional sobre Consumo de Medios Digitales y Lectura confirma datos que intuíamos y aporta otros muy interesantes. Los jóvenes utilizan primordialmente el internet para “chatear”. La segunda actividad es el uso de las redes sociales (Facebook y Twitter, principalmente). De los 21 usos que se enlistan en esta Encuesta, informarse de las noticias ocupa el décimo lugar; conocer las opiniones de los demás, el doceavo.

Sus fuentes de noticias se reducen a tuits, memes y mensajes de SMS. ¿Qué calidad de ciudadanía podemos tener si dos quintas partes de los mexicanos reducen a esto el ejercicio de informarse?

La novedad, al menos para mí, es que los jóvenes consumen “información noticiosa” que ya fue interpretada y viralizada en mensajes breves, de lectura fácil y amigables para sus dispositivos móviles. Los jóvenes siguen un patrón: “casi nunca refieren a un medio informativo propiamente dicho como su fuente”. Estos contenidos simplificados tienden a ser “tendenciosos, con un alta carga de amarillismo y de sarcasmo”.

Lo peligroso es que se le da crédito a versiones parciales, falsas e incompletas de la realidad.

Es decir, sus fuentes de noticias se reducen a tuits, memes y mensajes de SMS. ¿Qué calidad de ciudadanía podemos tener si dos quintas partes de los mexicanos reducen a esto el ejercicio de informarse? Lo peligroso es que se le da crédito a versiones parciales, falsas e incompletas de la realidad. Dudo que la visión del mundo que tengan los jóvenes a partir de estos datos abone a una discusión seria y acertada sobre los problemas que enfrentamos como país.

Es claro que las generaciones anteriores fallaron al no habituar a los nuevos ciudadanos a leer un periódico todas las mañanas o a escuchar el noticiero. ¿Cómo se puede motivar a los jóvenes para que le dediquen tiempo a estas actividades?

Es necesario que como sociedad hagamos lo posible para que los jóvenes se interesen por la política y exijan mejores acciones de gobierno. Los medios de comunicación tienen el reto de hacer la información más atractiva para no desaparecer conforme estos mexicanos crezcan y se conviertan en el segmento poblacional mayoritario.

En la segunda parte de este ensayo hablaré sobre la responsabilidad que tienen los medios de comunicación respecto a la calidad de la información que generan.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

La democracia está desencantada de los mexicanos

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México es un país con un sistema democrático probado. Tan es así que el Bronco o Carmelita Salinas fueron electos, uno para gobernar el estado de Nuevo León y la segunda para ser diputada federal por el PRI. El Bronco se lanzó como candidato independiente, y a Carmelita Salinas le bastó ser un personaje popular para ser electos como parte de la clase gobernante.

La discusión, me parece, está en la calidad de nuestra democracia. El problema es que este sistema de gobierno no nos ha entregado los resultados que esperábamos los ciudadanos. ¿Y qué esperábamos que estamos tan decepcionados y desencantados? Confiábamos en que se solucionaran muchos problemas, entre ellos, la corrupción y la inequitativa distribución de la riqueza. Pero esto no ha sucedido, al contrario, parece que cada día se agravan más.

La democracia nos debe a los ciudadanos, sin duda. Pero ya que los ciudadanos somos parte central de este sistema de gobierno, quiero proponerles que invirtamos el argumento. ¿Qué tal que la democracia es la que está desencantada con los ciudadanos, con los mexicanos? Quiero apuntar que esta idea no es mía sino de Diego Fernández de Cevallos (lo escuché hace unas semanas en una una conferencia). Ya sé, ya sé… Es difícil darle crédito a cualquier idea que salga de la clase política, pero creo que vale la pena detenerse en esta idea.

La democracia está desencantada con los ciudadanos. ¿Por qué? Porque nosotros tampoco nos hemos portado a la altura de las circunstancias.

La democracia está desencantada con los ciudadanos. ¿Por qué? Porque nosotros tampoco nos hemos portado a la altura de las circunstancias. Los comentarios peyorativos, los insultos y las mentadas de madre a los políticos, son ejercicios válidos dentro de una democracia. La libertad de expresión, por la que tanto se ha luchado, nos permite esas licencias y los gobernantes están expuestos a eso. Pero, ¿en eso topa nuestro ejercicio como ciudadanos? ¿No nos estamos quedando cortos en nuestra forma de exigir resultados? Está probado que las manifestaciones, las movilizaciones y los insultos en redes sociales no han solucionado ningún problema.

¿No nos estamos quedando cortos en nuestra forma de exigir resultados? Está probado que las manifestaciones, las movilizaciones y los insultos en redes sociales no han solucionado ningún problema.

Nosotros exigimos respeto, tolerancia y disposición al diálogo por parte de los políticos. Sí, por supuesto, es parte de su trabajo. Pero también es parte del nuestro como ciudadanos y no estoy segura de que estemos dispuestos a eso. Y, ¡ojo!, escuchar no significa coincidir ni estar de acuerdo. Significa prestar atención a lo que el otro tiene que decir y tratar de entender sus motivaciones.

Nosotros exigimos respeto, tolerancia y disposición al diálogo por parte de los políticos. Sí, por supuesto, es parte de su trabajo. Pero también es parte del nuestro como ciudadanos y no estoy segura de que estemos dispuestos a eso.

Para empezar a cambiar las cosas y “dialogar” con la clase política tampoco hay que hacer grandes esfuerzos. La sociedad civil ya está haciendo algunas cosas para ayudarnos a los demás. Han creado el 3de3 de Transparencia Mexicana y el IMCO, El Sabueso de Animal Político o DHP (Dejémonos de hacernos pendejos), que son instrumentos que nos permiten valorar el trabajo y la trayectoria de los políticos.

Un ejercicio democrático responsable empezaría con tomarnos 20 minutos al día, a la semana o al mes para revisar esta información, que ya está ahí, al alcance de nuestra mano. Si no nos parecen los políticos que tenemos, no votemos por ellos. Puede afectarles más no ser electos que los insultos que les podamos dejar en su Facebook o Twitter.

La calidad de la democracia depende de los políticos y de los ciudadanos. Los ciudadanos tenemos que comportarnos a la altura de las circunstancias. Y eso, en estos momentos, significa estar mejor informado. Exijamos a los políticos que trabajen y se comporten con honestidad, pero en el pedir está el dar. Queremos políticos ejemplares, seamos ciudadanos ejemplares.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”