A los 634 mil mexicanos que firmaron la #Ley3de3…

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En semanas pasadas, organizaciones de la sociedad civil entregaron con gran orgullo al Senador Roberto Gil más de 634 mil firmas ciudadanas a favor de la iniciativa cuyo objetivo es ser una arma más para terminar con el peor de los males de este país: la corrupción.

Apodada con cariño “la #Ley3de3” este proyecto es un esfuerzo que “busca transformar la indignación social por la corrupción en un esfuerzo constructivo (…)”. Sorprendente. Esto quiere decir que hay más de medio millón de mexicanos que tienen la esperanza – por más mínima que sea -de que podemos aspirar a un mejor país, a una mayor calidad de nuestros funcionarios, y que vieron en la iniciativa una plataforma de participación en la vida democrática del país.

… “la #Ley3de3” … es un esfuerzo que “busca transformar la indignación social por la corrupción en un esfuerzo constructivo (…)”. Sorprendente. Esto quiere decir que hay más de medio millón de mexicanos que tienen la esperanza – por más mínima que sea -de que podemos aspirar a un mejor país…

Por lo tanto, quiero suponer que hay más de medio millón de mexicanos que..,

A. Están al pendiente de las noticias en este tema y conocen el estatus de la iniciativa.

B. Tienen claramente identificados a sus Senadores, quienes son los siguientes en tomar una decisión al respecto.

C. Están dispuestos a tomar cartas en el asunto (de manera pacífica, crítica y organizada), en caso de que no se apruebe.

D. Reconocen el daño que la corrupción le genera a este país; pero creen que es posible hacer y tener un cambio.

Pero, en dado caso de que no estén los 634 mil firmantes haciendo alguno de estos puntos, lo pondré muy claro: Se hará un gran daño a la vida democrática de este país.

La ausencia de vigilancia, exigencia y participación activa y propositiva en algo que explícitamente se firmó como la voluntad de +600mil personas, es un pase libre para que se sigan cayendo los sistemas durante las elecciones (por que de todos modos a nadie le importa defender su voto)…

La ausencia de vigilancia, exigencia y participación activa y propositiva en algo que explícitamente se firmó como la voluntad de +600mil personas, es un pase libre para que se sigan cayendo los sistemas durante las elecciones (por que de todos modos a nadie le importa defender su voto); continúe la impunidad y enriquecimiento ilícito de los funcionarios públicos; prevalezcan los acuerdos entre crimen y gobierno; se sigan violentando los derechos humanos y a final de cuentas, se termine haciendo la voluntad de unos cuantos.

Por que sí, la corrupción es un grave problema en nuestro país, pero peor que un país corrupto, es un país corrupto con ciudadanos desinteresados.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”

¿Por qué no tenemos políticos como Justin Trudeau?

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Justin Trudeau es prácticamente el it boy de la política… carismático, amante de los animales, comprometido con la defensa de los derechos de los indígenas, impulsor de la equidad de género… en fin, el escenario internacional se vuelca en demostraciones de aprobación, afecto y afición hacia el Primer Ministro canadiense quien desde su campaña, demostró tener un perfil muy diferente al del político convencional.

Pero, ¿por qué en México no tenemos a un político como él? O por lo menos, uno que no tenga miedo de hablar de frente sobre temas como el feminismo, cambio climático, y la mariguana. Muchos podrán ser los motivos, pero me permito enlistar algunas de las razones por las cuales considero que en nuestro país, no vemos un liderazgo que busque romper paradigmas:

1. Por que no queremos.
Así, simple y llanamente no queremos. Nos gusta pensar en que necesitamos una irrupción en el orden establecido. Nos sentimos cómodos con el estereotipo de político que ha permanecido por varias décadas en México y que, para bien o para mal, nos ha llevado hasta donde estamos actualmente.

…es muy válido no compartir la idea de que el Primer Ministro canadiense es una figura política la cual debemos aspirar tener. Más bien, el objetivo de este ejercicio es invitarlos a la reflexión de que es posible divorciarnos de la idea que impera sobre el político como un ser egoísta, corrupto y vergonzoso…

2. Porque no nos la creemos.
O bueno, tal vez sí queremos tener a alguien con el liderazgo como el de Trudeau, pero ¿cómo? si “somos muy corruptos” y “es diferente porque es Canadá”. Y muchos otros argumentos pueden surgir… sin embargo, no olvidemos que desde el lenguaje inicia la construcción del mundo que percibimos con nuestros sentidos. Mientras que no nos creamos dignos de tener algo diferente, mantendremos el resultado constante.

3. Porque desconfiamos de los demás.
Relacionado al punto anterior, no solo nos falta creer que podemos tener líderes diferentes, sino que cuando surge un perfil preparado y dispuesto a hacer las cosas bien, la envidia de quienes hacen las cosas mal y la desconfianza del público general se encarga de opacar ese acenso. Justos pagando por pecadores y así el cuento de nunca acabar… o, aprendamos a observar y analizar antes de criticar y opinar.

4. Porque nos gusta que nos digan qué hacer.
Lamentablemente, este rasgo se puede trazar desde nuestro sistema educativo. Nos enseñan a seguir órdenes y ponernos límites que muchas veces están por debajo de nuestra capacidades reales. Lo peor de todo esto es que no solo nos subestimamos, sino que tomamos una actitud pasiva y nos deslindamos de nuestras responsabilidades, ya que estamos esperando a que ese líder mesiánico nos diga qué hacer, y nosotros contestarles “Sí, Lic.” “Sí, Inge” “Sí, señor presidente”.

Nos falta agudizar nuestro sentido crítico, y entender que la participación ciudadana va más allá de ir a votar o de ningunear a un político en las redes sociales, sino de vigilar, exigir e incluso trabajar en conjunto con ellos para que salgan adelante los proyectos que apoyen al bien común.

5.Por que nuestras instituciones son débiles.
Desde las electorales hasta las de procuración de justicia y de derecho… el común denominador de las instituciones en nuestro país es que la mayoría se doblegan ante los intereses de ciertas élites. Como consecuencia, se crea un ecosistema ideal para que lleguen al poder antes y más rápido personas incapaces pero picudas, que las capaces pero rectas. Fortaleciendo nuestras instituciones podemos evitar tener malos liderazgos, o liderazgos interesados solo en su beneficio (y en el del padrino que los llevó al poder).

6. Por que nos falta madurar nuestra participación ciudadana.
Si bien, es digno de reconocerse que en los últimos años se ha visto un aumento en la participación ciudadana, esto para nada es suficiente. Nos falta agudizar nuestro sentido crítico, y entender que la participación ciudadana va más allá de ir a votar o de ningunear a un político en las redes sociales, sino de vigilar, exigir e incluso trabajar en conjunto con ellos para que salgan adelante los proyectos que apoyen al bien común.

Como mencionaba, estos no son los únicos factores que influyen en el surgimiento de una figura como Justin Trudeau. E incluso me gustaría resaltar que es muy válido no compartir la idea de que el Primer Ministro canadiense es una figura política la cual debemos aspirar tener. Más bien, el objetivo de este ejercicio es invitarlos a la reflexión que es posible divorciarnos de la idea de que impera sobre el político como un ser egoísta, corrupto y vergonzoso; y por el contrario, sí podemos tener algo diferente, alguien a quien respetar, y que nos motive a trabajar en conjunto, siempre y cuando permitamos que las condiciones se den.

Por que lo merecemos.

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”