La Taquería

La figura de AMLO y el porqué de sus numerosos seguidores

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La crítica a la figura de López Obrador es común. Las redes sociales se encuentran saturadas de comentarios negativos hacia su persona y hacia sus seguidores; y es común ver que no se comprenda el origen de su masiva aprobación. Muchas personas lo califican de incompetente, y de ser el reflejo de un electorado incompetente también. Sin embargo, la explicación de su respaldo por parte de los mexicanos, tiene su sustento en que AMLO es un símbolo que agrupa los intereses de diferentes sectores poblacionales; los pertenecientes a la izquierda nacional, a quienes defienden el patrimonio nacional como PEMEX y a los que se ven identificados con la lucha contra los fraudes electorales.

Uno de los grupos de interés que se forman en torno a López Obrador, es sin duda el de los seguidores la izquierda mexicana. Con la fundación del PRD en 1989, líderes sociales izquierdistas crean empatía con el sector mexicano carente de relación para con el PRI o el PAN. A partir de los movimientos estudiantiles y sindicales de protesta emergentes en los años de 1970 y 1980, la izquierda mexicana (por medio del PRD) se vuelve tanto un refugio para los afectados por las represiones priístas, como un contrapeso interesante respecto al PAN en cuanto a la oposición gubernamental. Es así que, Obrador funge como representante desde hace varias décadas, para quienes se identifican con la izquierda nacional y/o aquellos que sufrieron de represión por parte de gestiones priístas. 

Además, y de la mano con la ideología izquierdista, AMLO recolecta seguidores a partir de iniciativas para la preservación de las empresas nacionales. El ejemplo más grande y claro, es el de la búsqueda de la preservación de la soberanía nacional por medio de PEMEX. Y es así que a lo largo de su movilización en pro del petróleo para los mexicanos, él busca crear vínculos entre su propuesta y la clásica narrativa que ilustra a Lázaro Cárdenas como un héroe de la patria que nacionalizó los hidrocarburos mexicanos en la primera mitad del siglo XX. De esta manera, Obrador también ha acogido seguidores bajo una retórica que llama a los mexicanos a preservar los recursos naturales que le pertenecen al país; y esto, lo coloca a él como la figura a seguir al identificarse con la causa. 

Asimismo, Obrador también representa un reclamo a los delitos electorales. En el año de 2006, donde Calderón sube al poder tras un ejercicio electoral controversial, López Obrador se jacta de haber sido el real victorioso de las elecciones, y quien se encarga de tomar protesta de manera pública en el Zócalo de la Ciudad de México como el “presidente legítimo” del país. A pesar de que no se cuenta con evidencia sólida para aseverar que hubo un fraude en aquellas elecciones, este acontecer se convierte en una metáfora para el aborrecimiento de la manipulación electoral. Es así que, los mexicanos ahora cuentan con un actor para representación en contra de las elecciones ilegítimas, características de comicios anteriores.

Ahora, el presente no busca estar de acuerdo o en desacuerdo con el nivel de aceptación a la figura de López Obrador como actual presidente de México, sino que busca comprender el trasfondo de la unión de sus seguidores. Su popularidad es consecuencia de la búsqueda histórica de un contrapeso para la hegemonía priísta, que en el siglo pasado involucró un importante saldo de muertos y desaparecidos por disidencia política, la privatización de empresas nacionales e incluso elecciones poco confiables. Es a partir de estas causas -entre otras-, que se forma cabida para un líder que al recopilar intereses, es la cabeza de diferentes sectores de la población, y en conjunto, obtiene un nivel alto de aprobación y un gran número de seguidores.