La Taquería

Urge un Jefe de Estado

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En forma por demás simbólica, dentro de un Palacio Nacional vacío y desalmado (¿qué guionista puede haberle sugerido un escenario tan desesperante y pesimista, un hombre pequeño y solito en medio de este Palacio silencioso?), AMLO demostró que pretende seguir manejando el país, él solito, pero no logró demostrar ser capaz de alcanzar la estatura de Jefe de Estado. Le quedó muy grande el Palacio Nacional. 

A México, le urge un Jefe de Estado que pueda ocupar el Palacio Nacional. Creí que había regresado Luis Echeverría con sus informes somníferos, y mientras esperaba el mensaje de un presidente de la República, me dormí de aburrición; el mensaje del Jefe del Estado nunca llegó. 

México tiene un problema serio. Diez segundos para evocar el “compromiso” de los empresarios de mantener empleos, cero segundos para enumerar los apoyos que se les ofrecerá. Está clara la intención hostil contra los empresarios, en particular los pequeños y medianos. Mientras se alarga la lista de negocios no esenciales, mientras se materializan las amenazas de cierre forzado de negocios por parte del Estado de Nuevo León, se acerca a toda velocidad el choque frontal de una población sin ingresos y de un levantamiento social peligrosísimo. 

Eliminar aguinaldos (violatorio de la ley laboral) no creará los 2 millones de empleos que surgirán de la nada. ¿Serán para los meseros que protestaban fuera de Palacio durante el discurso y cuyos gritos se alcanzaron a oír? Empieza Semana Santa, tiempo sagrado para los mexicanos. Aminorarán los reclamos hacía la autoridad y las protestas de los desempleados. Pero no se resolverán los problemas ni por “milagros por decreto” cómo lo sugirió Salvador Benítez en su editorial dominical. 

Tantas especulaciones acerca de una reconformación del gabinete quedaron suspendidas en el aire. ¿Se harán en Semana Santa? El Presidente no puede seguir trabajando con un equipo financiero que discrepa tanto de sus posturas. 

Tendrán que venir las rupturas. Demorarlas, no las hará menos visibles, ni menos dolorosas. ¿Se atreverá a ir a su rancho de “La Chingada” para el descanso de Pascua sin haber tomada las decisiones necesarias? ¿O preferirá anunciarlas desde “allá”? ¡Seguimos con símbolos!