La Taquería

#EspacioWiki: La política “A la Wiki”

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Dicen por ahí que la ignorancia es la madre de todos los males. Bueno, con licencia creativa les escribo: la costumbre es la madre de todos los males y todos los “bienes” públicos.

Las actitudes individuales que con el tiempo se van enquistando como comportamientos inamovibles, terminan por marcar nuestra relación con la política y lo público.

¿Será hora de retar esas costumbres? ¿Habrá forma de irlas modificando para que nos lleven hacia mejores resultados?

Desde Wikipolítica Nuevo León pensamos que sí y nos planteamos nuevas formas de organizarnos; es decir, nuevas formas de hacer política y participar en las decisiones gubernamentales y legislativas.

 

Del “yo quiero” al “nosotros queremos”

Hacer política no se trata de lo que cada individuo quiere para sí. Hacer política se trata de un grupo de individuos que deciden buscar puntos de común acuerdo que generen beneficios totales mayores de los beneficios que pudieran generarse individualmente.

Entender este como el primer cambio de hábito es indispensable. De esta forma, conseguimos ver más allá de la basura que se acumula en la banqueta de nuestra casa o la luminaria fundida en nuestra calle. Comenzamos a ver entonces los problemas compartidos, como que quizá el servicio de recolección de basura es deficiente en esa colonia o que las luminarias de tres cuadras están también en malas condiciones.

Al cambiar este hábito de nuestra comprensión de lo público, empezamos a reconocer al otro como ser humano con los mismos derechos y persona con las mismas complicaciones que uno mismo.

Para lograrlo, debemos comenzar a hablar cara a cara y exponer nuestras opiniones con el objetivo de llegar a acuerdos, no de imponer una visión sobre otra.




Además, esto implica un primer voto de confianza. Se espera que uno sea franco y consecuente con los acuerdos alcanzados. Si no somos capaces de generar esas relaciones de confianza entre nosotros, será muy difícil lograr incidir en decisiones administrativas y legislativas.

El encontrar disposición para este primer paso en un grupo amplio de personas ya es un gran avance por sí mismo.

 

Del “líder único” a los “liderazgos fluidos”

Estamos acostumbrados a que la política necesita de liderazgos fuertes que consigan mantener a ese primer grupo de personas del que hablamos cohesionados y que logre imponer consenso. Estos liderazgos son prácticos, pero al final, terminan por debilitar al grupo en su conjunto porque dependen de una persona para conseguir sus objetivos.

La política a la wiki elige otra estrategia. Suponen un interés real de todos los miembros por colaborar con sus capacidades particulares y su tiempo.

El nuevo hábito busca generar liderazgos fluidos, los cuales son temporales y por “proyecto”. Los líderes levantan la mano o son propuestos para dirigir un proyecto con base en su capacidad y su disponibilidad de tiempo. De esta forma, los que conocen más el tema por estudios o experiencia y los que cuentan con más tiempo para invertir en coordinar ese grupo de trabajo, se convierten en líderes.

Importante destacar que estos liderazgos no suponen permanencia ni lealtad sin posibilidad de crítica. Cada responsable de proyecto es apoyado por un equipo de trabajo que puede ser tan crítico como debe serlo para asegurar el éxito del proyecto.

Este marco de nuevas actitudes también supone que cada miembro del equipo involucrado en el proyecto tiene una participación activa y cumple un rol de apoyo para el liderazgo temporal. De esta forma no se castiga la crítica, al contrario, se premia la iniciativa de cada uno de los miembros, inclusive si implica cuestionar al líder.

Sin embargo, esta forma de organizarse y hacer política cuenta con mayor capacidad para adaptarse en el tiempo. No importa si el líder actual se debe ausentar porque su disponibilidad de tiempo se modificó, cosa muy común en el trabajo de incidencia pública. Como cada miembro del proyecto está activamente involucrado y no se castiga la crítica, habrá alguien más que pueda tomar el rol de liderazgo para mantener el proyecto en marcha.

 

Del “el gobierno no sirve” al “tomemos el control”

La última costumbre que ha hecho estragos en nuestras poblaciones y con nuestra cultura política es la sentencia irremediablemente repetida “el gobierno no sirve”. Esta cuenta con variaciones como “todos son unos corruptos” y “lo público es de mala calidad”.

El convencimiento en esta última actitud parece unánime e inamovible. Sin embargo, hay un par de cosas para dejar claras. Si el gobierno no sirve, ¿nunca ha servido?, ¿nunca servirá? O mejor preguntarnos, ¿hay algo en lo que el gobierno sí sirva?

Para poder pensar bien en esto, hay que superar esa imagen de EL GOBIERNO como si fuese una hidra de mil cabezas o un Leviatán destructor. Cuando digamos gobierno, hay que saber de qué estamos hablando.

¿Será del ayuntamiento de un municipio? ¿Quizá de una secretaría de gobierno estatal? ¿Podría ser de una empresa pública, como Metrorrey, o un servicio concesionado a particulares, como rutas urbanas en Monterrey? ¿Tal vez una Comisión del Congreso Local?

Más allá de identificar el área gubernamental, legislativa o de impartición de justicia que no está funcionando, habrá que acercar mucho más la lupa y averiguar quién evita que las cosas funcionen. Justo es esta la revelación necesaria, saber que detrás de cada “el gobierno no sirve” hay un “Nombre y Apellido tal está haciendo mal su trabajo”.




Habrá muchas cosas más que aprender del funcionamiento del gobierno para conseguir apretar los botones indicados y llevar con éxito cualquier proyecto de incidencia pública desde las organizaciones comunitarias.

Sin embargo, el entender que la actividad gubernamental se organiza en instituciones específicas y que éstas son operadas por personas con nombre, apellido, capacidades e intereses personales, es un gran primer paso.

Hay algo curioso con los espacios de poder y toma de decisión. Dicen que nunca están vacíos. Alguien se levanta de la silla y en ese mismo instante, alguien más la ocupa. Hay que estar bien atentos porque si hay alguien que desde gobierno no esté haciendo su chamba, ahí es en donde metemos el pie en la puerta y conseguimos mayor capacidad de tomar el control.

Al final de cuentas, los únicos que podemos decidir si el gobierno hace bien su trabajo somos los ciudadanos que seguimos de cerca los logros y fracasos de su gestión en cada una de sus dependencias e instituciones.

Los mismos ciudadanos que buscamos organizarnos a través de liderazgos fluidos que nos den la oportunidad de adaptarnos y sostener un proyecto por suficiente tiempo para concretarlo con éxito. También, los mismos ciudadanos que sabemos que el nosotros queremos tiene mucha más capacidad de modificar la realidad que el yo quiero.




Estos son solo tres de quizá decenas de costumbres que podemos identificar e ir modificando de forma colectiva. Puedes estar de acuerdo o no con ellos, de cualquier forma, las costumbres “a la wiki” dejan abierto el tema a discusión para pensar en colectivo.

En lo que creo sí podemos estar de acuerdo es que preferible lograr que la costumbre nos dé más bienes que males. ¿O no?

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– “Todos los puntos de vista son a título personal y no representan la opinión de Altavoz México o sus miembros.”